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He aquí la segunda
página que dedicamos a la televisión (la otra es Malalts de tele).
Sumadas os ofrecen mucho más que un análisis de la programación
televisiva: constituyen toda una filosofía de vida.
A
LA SOMBRA DE LA TELE
Por
Ángel San Martín
Antes,
hace mucho tiempo, cuando la tele era gris y nadie se sorprendía de ver
por la calle a “grises” tras manifestantes, la llegada del verano la
anunciaba únicamente el hombre del tiempo (lo he visto estas semanas en
los documentales sobre la manida transición). Ahora, sin embargo, el
technicolor de la programación televisiva niega las huelgas (v.g. 20-J)
para convertirse en un anuncio permanente del cambio de estación. No se
sabe si llega el verano porque en la tele se hacen programas “de
refresco” o éstos aparecen como consecuencia de los calores estivales.
Pero no se conforman con despedirse y felicitarnos el verano, hacen resúmenes
de lo más llamativo de la temporada. Vamos, nos obsequian con una especie
de “rebajas catódicas”. El detalle se les agradece, pero resulta
bastante desconsiderado hacia la audiencia. Entre otras razones porque
resumir aquello de lo que se habla todos los días es, sencillamente,
despreciar el componente intelectual que se le supone a los
telespectadores. Si encima lo que se hace es repetir sin más, para
aprovechar el tirón como en el caso de Cuéntame
(TVE 1), entonces el hecho no tiene calificativo.
Pero
nada de esto sería digno, por obvio, de comentario alguno en estas páginas.
Y si lo es, es porque, en efecto, a la sombra de tanta bazofia programada
en la tele, se están produciendo importantes movimientos en la industria
televisiva. ¿No es inquietante que ninguna cadena haya hecho un especial
sobre el emergente panorama televisivo español y/o europeo? Según los
observadores la reciente fusión de las dos plataformas digitales, aparte
del peaje político, podría estar
orientada a que el grupo Prisa convierta Canal + en una televisión
en abierto. Si las pérdidas de Telefónica siguen aumentando puede forzar
a que Admira se desprenda de Antena 3, cadena que ni con el mundial
levanta pasiones entre la sufrida audiencia. ¿Por qué se le consiente a
la industria televisiva bordear los límites de la legalidad vigente? Uno
entiende que a las televisiones autonómicas se les prohíba emitir
interconectadas un mismo programa, pues, además de competencia desleal,
su estatuto define el espacio de emisión. Lo que ya no se entiende es que
la “mosca” Localia (de Prisa) aparezca en televisiones locales, de
dudosa legalidad, emitiendo en cadena programas hechos por esa firma. En
fin, la bolsa no está como para hacer respetar la legalidad, y si no que
se lo pregunten a Vivendi, Kirch, Admira o a Quiero TV que, sin más, ha
dejado de emitir.
A
la sombra, pues, de la tele crecieron unos monstruos empresariales que
ahora se desmoronan. Tanto se preocuparon de las plusvalías que no les
quedó tiempo para cuidar un poco los contenidos de la programación,
convirtiéndola en un auténtico cajón de basura audiovisual, quizá
necesaria para hacer más boyantes sus negocios. No contentos con ello,
tutelaron estos tinglados los “señores de la tele”, tipos tan ávidos
para los negocios como obtusos con las ideas. Ahí está ese alto
ejecutivo de la Radio Televisión Catalana culpando a las parabólicas de
la escasa integración de los inmigrantes residentes en Cataluña. ¿No
habrán sido esos mismos artilugios los culpables del engaño con el que
llegan estos ciudadanos al “primer mundo”?
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