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En
esta página haremos un pequeño análisis de algún libro o cualquier otra publicación vinculada con el mundo del
cine que, por sus especiales características, nos anime a recomendarla a
todos vosotros... aunque no todo lo que se publica es igualmente
recomendable.
NADIE
ES PERFECTO
Título:
Nadie es perfecto
Autor:
Billy Wilder (con Helmuth Karasek)
Primera
edición: 470 páginas.
Editorial:
Grijalbo, 1993.
Los
libros de memorias escritos por los grandes maestros del cine suelen ser
en la mayoría de los casos más interesantes por los comentarios casi al
margen que por los análisis que puedan contener sobre su obra. En
cualquier caso, si el “narrador” está en buena forma, el resultado
suele ser más interesante que la mayor parte de biografías oficiales o
análisis de su obra escritos por sesudos críticos.
(Sobre
su época de bailarín de alquiler, en 1926)
"Es
un trabajo difícil, sobre todo los sábados por la noche, cuando el
bailarín de alquiler pierde un par de kilos de peso al bailar con
aquel calor. Wilder recuerda:
-No,
no es fácil llevar a señoras con exceso de peso y que tienen un
sentido del ritmo propio de un hipopótamo. Era una lucha constante.
Yo bailaba foxtrot, ella polka. Pero el baile de moda era el
charlestón."
Billy
Wilder es un gran narrador. Cuando conversó con Helmuth Karasek mantenía
intacta esa cualidad, por algo es uno de los grandes guionistas de la
historia del cine, por lo que, pese a no poder dirigir cine (cosas de los
seguros, ya se sabe quién manda en Hollywood) sí es capaz de inventar
historias.
Y
decimos “inventar” sin ánimo de entrar en debate sobre si lo que
Billy recuerda es real o imaginario, se ajusta estrictamente a lo sucedido
o es sólo una representación de la misma, debidamente estructurada por
ese incansable contador que fue Billy.
"Wilder
inmediatamente aprendió de Lubitsch, de modo magistral, cuál es el truco
para acercar lo frívolo (que descubre los abismos y las mentiras de la
sociedad de una manera cómica) al público, sin resultar escandaloso: a
través de la complicidad del espectador.
La
comicidad se basa en que el espectador sepa más que los propios
afectados (...). Pero es igualmente importante que el espectador sólo
sea introducido parcialmente en los trucos del director, y no los
conozca todos. El espectador, ciertamente, está más enterado que los
héroes de la pantalla, pero es menos listo que el director, que
siempre sabe un poco más que todos los demás y que constantemente
tiene a punto la sorpesa."
Anécdotas,
chistes, breves historias, comentarios sin desperdicio… todo se puede
encontrar en este envidiable libro de memorias, con una horrorosa portada
(que fue mejorada en su segunda edición) pero nada más pasarla uno
comprende que no podrá abandonarlo hasta finalizar la última página.
Por
sus páginas desfilan nombres y títulos de sobra conocidos. Desde su época
inicial en Alemania (con Robert Siodmak, Edgar G. Ullmer o Fred Zinnemann,
entre otros), pasando por su huida a Francia durante la segunda guerra
mundial (junto a Peter Lorre o Franz Waxman), hasta llegar a Hollywood,
con un desfile inagotable de personajes de sobra conocidos.
"Wilder
cuenta la historia de cómo William Wyler llega al cielo y cómo Pedro lo
saluda con extremada amabilidad, incluso esperanzado:
-Te
estábamos esperando, tienes que rodar aquí una película, la mejor
que puedas imaginarte. Ya tenemos el equipo preparado para ti. La Duse
para el papel principal, Mozart escribirá la banda sonora,
Shakespeare el guión, Miguel Ángel pintará la decoración, el
productor es Creso. Por supuesto, puedes disponer de quien quieras de
los últimos cuatro mil años y puedes empezar mañana mismo. Sólo
hay un pequeño problema, el jefe conoce a una joven principiante
guapa y con talento que..."
Algunas
de sus anécdotas, como no podía ser menos, rezuman mala leche, otras son
simplemente chascarrillos, ocurrencias que seguramente guardaba en su caja
de zapatos (lugar donde comenzaba a fabricar frases e ideas para guiones)
en espera de ser recuperadas, otras tienen toda la pinta de haber sido
retocadas por su juguetona memoria.
¡Qué
más da! El libro se lee de un tirón. En sus páginas hay aprendizajes
para los que quieran hacer cine. Hay cotilleos para los que esperan pequeños
escándalos. Hay historia viva. Como dice el propio Billy en una de las
introducciones de sus capítulos:
SAMUEL
GOLDWYN: ¿En qué está usted trabajando actualmente?
BILLY
WILDER: En mi autobiografía.
SAMUEL
GOLDWYN: ¿Y de qué trata?
Ahora
que empieza a editarse su filmografía en DVD (con extras tan interesantes
como los que prometen la nueva edición de Con faldas y a lo loco o La
tentación vive arriba: documentales sobre el rodaje con materiales inéditos),
el mejor homenaje que se puede hacer a Billy (y que se puede hacer uno
mismo en las jornadas de ocio) es leer “Nadie
es perfecto”. Podréis comprobar que el título es cierto… pero
algunos estuvieron muy cerca de serlo.
"Doctor,
¡tiene que ayudarme! Estoy tan absolutamente descontento con la vida
y con el mundo, me siento tan desconsolado que sólo sé una cosa.
Estoy a punto de suicidarme.
El
psicoanalista habla con él durante un rato y le describe cosas
hermosas, la cara brillante de la vida (...). El médico interrumpe su
optimista descripción y le pregunta al paciente:
-¿Sabe
usted quién está en estos momentos en Zurich? Grock, ¡el famoso
payaso Grock! Con toda seguridad él lo entretendrá y divertirá.
Grock es la persona más divertida del mundo. Así que prométame que
se comprará una entrada y que esta misma noche asistirá a la
representación. ¡Se partirá de risa! Conocerá la vida desde su
lado divertid y por lo tanto, su lado más hermoso. Sus depresiones
desaparecerán como si se las hubiera llevado el viento.
Entonces
el hombre lo mira con tristeza y dice:
-¡Yo
soy Grock!".
Mister
Kaplan
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