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Aunque la mayoría de los socios fundadores de EN CADENA DOS vivimos a orillas del Mediterráneo, en Valencia, tenemos un colaborador cuyo domicilio se encuentra a orillas... ¡del Guadalquivir!, pero su espíritu es tan mediterráneo como el nuestro. Cada mes os invita a acompañarle en el análisis de un tema cinematográfico de actualidad.

EL CINE Y LA PINTURA

 Por Juan de Pablos Pons

José Luis Borau ha sido siempre un director muy preocupado por la luz en su cine, como ejemplo "Río abajo".Los posibles elementos de influencia del cine sobre diferentes manifestaciones plásticas, y en concreto sobre la pintura, son rastreables a partir del análisis comparado entre pintores y cineastas. Temas, tratamientos, estilos, encuadres o maneras de iluminar han influido en distintos creadores a lo largo del siglo XX. Este paralelismo es más evidente si se busca en pintores realistas preocupados por temáticas que el cine ha abordado. Es el caso del pintor estadounidense Edward Hopper (1882-1967) cuya visión de la América contemporánea reflejada en una cotidianidad urbana o rural donde los personajes representados hacen partícipes al espectador de sus estados de ánimo. Aunque es evidente que la influencia de la pintura sobre el cine también es una realidad. Esta cotidianidad presente en la obra de cineastas como Robert Altman en cuya filmografía la influencia estética de Hopper parece hacerse visible. Un ejemplo concreto puede ser el film Vidas cruzadas (Short Cuts), basado en varios relatos de Raymond Carver, donde la cotidianidad es el punto de partida para relatar cómo la vida de unas personas corrientes se entrecruza, compartiendo ilusiones y tragedias.

El director de fotografía Néstor Almendros mencionaba en sus memorias (Días de una cámara) la utilidad que tiene para su trabajo estudiar el manejo de la luz en pintores como Vermeer, La Tour, Rembrandt, Caravaggio, Manet o Gaugin.

El director de cine José Luis Borau además de aportar grandes películas al cine español, como Furtivos, ha desarrollado una interesante aportación teórica y didáctica en relación con el cine. Este cineasta aragonés ha analizado la influencia del cine en la pintura del siglo XX, a la que ayudó en "su afán de reflejar el movimiento" y en "la búsqueda de nuevos encuadres". Para Borau son tres las características del cine "trasvasadas" a la pintura: "el manejo artificial de la luz, el encuadre y la posibilidad de reflejar el movimiento". El nuevo académico señala que desde que el cine dispuso de una gramática visual propia y renunció a expresarse únicamente en planos fijos y generales, "aprendió a descomponer la acción en imágenes parciales". "La cámara fragmenta la supuesta realidad, la disecciona". Lo que le lleva a afirmar que "el cine ha contribuido a reencuadrar la pintura moderna" (1). Uno de los artistas que mejor ha reflejado el peso del cine en la pintura ha sido, según Borau, Francis Bacon, admirador de Eisenstein y Buñuel, que ha utilizado en el lienzo el plano-contraplano típico del cine e intenta reflejar el movimiento. Aunque, el máximo exponente del afán de la pintura por captar el movimiento que sí se da en el cine fue el movimiento futurista de Marinetti y Boccioni.

José Luis Borau afirma que “el cine lleva un siglo estimulando el conocimiento, la imaginación y hasta el espíritu artístico de gran número de creadores, pese a que algunos de ellos lo hayan negado, quizá por no ser siquiera conscientes del hecho”. Y esa influencia puede calibrarse “por la frecuencia e intensidad con que [la pintura] adopta formas o maneras características de la pantalla, no por la presencia de objetos y personajes propios de la misma o de lo que podríamos llamar a su parafernalia”. "Nadie puede negar que el Séptimo Arte ha contribuido a reencuadrar la pintura moderna". Para el cineasta aragonés, el cine "aparte de enriquecer con perspectivas y proporciones inéditas, así como con nuevos criterios luminosos, ha aproximado un poco más la pintura al movimiento, su eterna aspiración".

Respecto al uso artificial de la luz, Borau explica que "buena parte de los artistas barrocos o románticos manipularon la luz", y construyeron "auténticas escenografías luminosas", como Rembrant, Turner o Caravaggio. También encontramos esta situación en los artistas actuales como Hockney "quintaesencia del technicolor". En cuanto al desenfoque de las pinturas, Borau explica que si bien pueden confundirse con "incertidumbres post-impresionistas", ello "no descarta una influencia cinematográfica simultánea".

La influencia del cine también se ha hecho patente en otras manifestaciones plásticas del siglo XX como el cómic o las historietas dibujadas. Esta relación ha sido estudiada por autores como Román Gubern, Luis Gasca o Javier Coma. Un ejemplo muy evidente es el del dibujante norteamericano Will Eisner en cuya serie The Spirit, realizada a partir de los años cuarenta, la planificación y la manera de encuadrar las viñetas es inequívocamente cinematográfica.

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(1) Discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando titulado "El cine en la pintura". (Leído el 21 de abril de 2002).

 

 

 

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