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Aquí no hay ninguna duda, el título de esta mítica película de Lubitsch lo dice todo: esta página es un bazar, donde todo cabe y cada mes tendréis que pinchar en ella para descubrir qué sorpresa os aguarda. En esta ocasión una reflexión sobre lo que pudo ser y no es: el rodaje que revolucionó Salamanca... para casi nada.

   

 TUNO NEGRO EN SALAMANCA

Por Dolores Herráez

Mucha expectación levantó el rodaje de "Tuno negro" en Salamanca... lástima de los resultados.La  verdad es que todos los salmantinos que vimos rodar la película en el verano del 2000, y los que participamos dentro de la peli como figurantes, esperábamos algo mas que la simple, absurda y ridícula historia que los dos cineastas madrileños de nuevo cuño, Pedro L. Barbero y su compañero de fatigas, levantaron Salamanca; no era posible transitar por la calle Compañía, el interior de la catedral quedó hecho un asco después de los efectos especiales; aquellas máquinas enormes que muchos no sabíamos ni para qué servían, pero claro, ¿quién iba a quitar las botellas de agua vacías, la mierda incluso dentro de las capillas?

No, señores, no fue como cuando Ridley Scott rodó 1492, la conquista del paraíso. En aquel rodaje, todo funcionaba a la perfección y alguien se encargaba de limpiar.

Vamos a ver, mis queridos autores de Tuno  Negro: ¿dónde se ha visto en una facultad que un deán dé clase de arte, cuando los deanes, como mucho dan clase de Teología en la universidad privada? ¿Cómo nos vamos a creer que Jorge Sanz, a sus años, sea estudiante, con esas carpetas tan nuevas? ¿Desde cuándo la capilla de la catedral está abierta después de las 9 de la noche?

Por favor, si os gusta el tema de la Tuna, pasaros un curso en Salamanca y empaparos mejor de nuestra cultura.

Para nuestra colaboradora, que fue extra en el rodaje, el mayor problema de la peli radica en la falta de documentación de sus creadores.En fin, mis queridos creadores de Tuno negro, al menos, nos hemos reído, por no llorar. La próxima vez, omitid los diálogos tipo “Alguna vez me he levantado en una cama equivocada” en labios de Jorge Sanz.

O, esa sublime Silke, a los pies del coro de la catedral, con esa seguridad: “voy a hacer una tesis de esta catedral”. Querida ¿sabes consultar una bibliografía?

En fin, mis queridos amigos madrileños, creadores de sueños: la próxima vez, documentaros más.

Una salmantina.

 
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