Como
todos los meses, una vez más os invitamos a mandarnos vuestra
correspondencia, bien con comentarios de películas, bien con
sugerencias o para preguntar aquel dato que hasta hoy no os habíais
atrevido a preguntar a nadie. Os contestarán Mr. Arkadin y el Señor
Kaplan, dos perfectos caballeros.
Pedro
Tolke
Pues
no, mira por dónde, te vas a quedar con las ganas... Hasta el próximo
número no revelaré mis secretos amores o desamores con los Torpes y
los Frondosos de turno. Paciencia, te aseguro que el próximo mes me
desquitaré ante tanta forofada tolkimanía
(instaurada, y ni falta que hacía, por los que ignoran todo de Tolkien)
y tanta harrymania (sin que
conozcan a ese otro simpático muchacho inglés, y nacido de mano
inglesa, llamado Guillermo). Cómo es posible que hayan corrido tantos ríos
de tinta por estos dos (más que discutibles) filmes y sin embargo se
ignoren auténticas grandes películas estrenadas en el fenecido 2001.
Al Cesar (o sea al dinero) lo que es del Cesar y al cine lo que es del
cine. Ahora, eso sí, para abrirte apetito respecto al articulo que
viene te diré que en el combate entre las dos filmes supertaquilleros
del año gana, y con mucha diferencia, la película de Peter Jackson.
Juanjo
Campanero
Estarás
contento con nuestra votación de mejores del 2002. El resultado lo
encontrarás en la sección “El bazar de las sorpresas”. Y, el
premio sin premio, honorífico simplemente, ha sido para El hijo de la novia. Ha sido una votación democrática y tal. Por
tanto, como buenos demócratas, hay que aceptarla. Personalmente pienso
que el filme de Capanella es uno de los grandes del año pero (para mí)
no el mejor. Amo sobre todos los del año ese monumento que es Código desconocido, al que la democracia la relegado a un honorable
octavo puesto. Película enormemente transgresora (más que La pianista) la de Haneke y no ese juego circense que representó Memento.
El hijo de la novia es una “peli” muy sólida con momentos
excelentes. Su mejor virtud: estar siempre a punto de caer en el más
furibundos de los melodramas y escapar de sus garras por un primoroso
sentido del humor. Alguien me decía que había visto la película que
no sabía si era de llorar o de reír. Mientras la había visto había
ejercitado ambas acciones. Si el filme no hubiera sido argentino estaría
ahora entre los de mayor recaudación del año. Gusta a todo (o casi) el
mundo. Se estrenó con una propaganda escasa (casi nula) y aún se
mantiene en programación en varias ciudades después de más de 11
semanas (y media) de proyección. El boca a boca, eficaz y sentido, ha
hecho su efecto. Sería un posible Oscar a la mejor película extranjera
(y motivos hay para que se lo dieran incluso, en este exacto momento, no
cinematográficos) si no contase con fuertes contrincantes (la ya
premiadísima y de pronto estreno –por cierto, no te la pierdas- En
tierra de nadie -acaba de triunfar en la entrega de los Globos de
Oro-, sin olvidar Amelie...). Una pena que no lo reciba, ya que de conseguirlo sería
un fuerte empujón para su conocimiento externo y la promoción de sus
impresionantes actores. Me parece, insisto, una excelente película que
cuenta, eso sí, con el que es (con toda probabilidad) el mejor guión
del año. Y con unos actores (Darín, Alterio, Norma Aleando) que quitan
el hipo. Son igualitos a esos vecinos o esos paseantes de mi (o tu)
ciudad.
Amada
Ángel
Pues sí,
Intimidad, es un filme polémico.
En tu “Encadenados”, que es el nuestro, ha habido sus más y sus
menos, como se expresa en este número. Es decir, a unos le gusta (y
mucho) a otros algo menos y a otros nada. Esa es la grandeza de una película
nacida (pero en otro sentido al que se encuentra en Haneke) para
provocar. Eso está bien ya que a nadie le deja indiferente. A mi (con
reservas) me ha interesado mucho. Y no creo que se parezca demasiado al
“tango” del señor Bertolucci (la historia de dos desconocidos
encontrándose para amarse no es exclusiva de aquel filme). En muchos
momentos (algo que ya no me ocurre con frecuencia en cine) me ha hecho
tilín, me ha enganchado profunda y profusamente. Nada menos que un
francés, Chéreau, hombre de teatro, haciendo una “peli” sobre
angustias vitales, aburrimiento y desarraigo. Como si proviniera
directamente de la visión de un Bergman o de un Antonioni. Tamaña
enunciación, a estas alturas de la historia del cine (donde sólo se
lleva la prisa y lo light),
resulta, al menos, digna de ser defendida. Pero hay muchas más cosas
como el senti- juego con el tiempo o el excelente movimiento (necesario)
de una cámara a mano. Ella, la “prota”, ya había velado armas con
la pesada señorita Campion (Un ángel
en mi mesa) o con el curioso señor Winterbottom (Bienvenido
a Sarajevo). Por si entonces se tenían dudas es una estupenda
actriz. Algo que consigue a base de naturalidad a partir de un rostro
cotidiano casi vulgar. Merece la pena adentrarse por los rincones del
amor que Chéreau ilustra.
Martina
Alegría
No es
extraño que El experimento (no
apta para determinadas sensibilidades) te haya recordado al cine de
Haneke (al que le ocurre ídem). Y es que su visión me hizo vislumbrar
lo que el austriaco-alemán hubiera hecho y entonces me sentí más
“violentado”. Desde luego no es una “peli” apta para cualquiera
y menos para (¿o quizás por eso debería ser de visión obligada para
ellos?) los seguidores de ese aberrante concurso de “Gran Hermano”.
Un filme estupendamente narrado a pesar incluso de sus salidas de tono
(el asunto de las gafas grabadoras, la historia de amor...), y que
demuestra lo que puede ocurrir cuando a alguien se le otorgan las
prebendas del poder, El experimento, en forma parecida, fue realizado
por una Universidad y de otras maneras (y con otros fines) fue exportado
a otros lugares. Sirvió, por ejemplo, en una escuela para demostrar a
los niños y niñas lo que es y significa el racismo. Lo que no se
cuenta es los traumas que causaron a los tiernos (y tiernas) infantes.
En muchos casos hubo que cortar la experiencia y en ningún caso se
llegaron a los resultados que la película presenta. Me quedo con su
potente narración,. La atmósfera, la idea, la definición de algunos
personajes y con su fuerza narrativa (parabienes para Oliver
Hirschbiegel, su director) impropia de los, por en general, plúmbeos
directores alemanes. La lastima es que la “peli” la hayan quitado
enseguida de los cines donde se proyectaba (incluso su estreno se fue
atrasando constantemente). Y es que la película da miedo de verdad. Es
terrible pensar dónde puede llegar el hombre cuando se lanza a...
Daniel
Caparrós
O sea
que eres de la trouppe esa que
“babea” con A mi madre le
gustan las mujeres. Seguro que eres un tragaldabas de series
televisivas o amigo de las autoras (es un decir) de este torpe engendro
donde todo está descafeinado. Los personajes son inexistentes, los
chistes eran mejores en las comedias españolas “antiguas”, el tono
rompedor es una ilusión. Como en cualquier comedia televisiva lo único
que se acumulan son situaciones extravagantes (y nada digamos de los que
deambulan por la pantalla) para llegar a un final de “viva nosotros”
que somos estupendos y hemos alcanzado la felicidad. Y vosotros,
espectadores, paganinis engañados podéis iros a... Otro engaño más
de nuestros (nuestras en este caso) directoras incapaces de transmitir
la más elemental de las lógicas narrativas.
Aitzol
(de Bilbao)
Nada
tranquilo, lo anterior no va por ti. Una persona que nos lee tiene,
naturalmente, que ser inteligente. Así que aplícate en el rodaje de
ese filme que estamos deseando ver y en el que cuentas con buenos
actores. Tratamos de buscarte
todo lo que nos pides (unas pelis de Yimou que necesitas para el
rodaje), estamos seguro (nos falta una) que cumpliremos (en gran medida)
con tu petición. Hasta estábamos dispuestos a pedir al bueno de Zhang
que vaya a visitarte, pero seguro que está rodando (aparte de que sólo
conoce el chino de China). Nuestros lectores son lo primero y se merecen
todo. Esperamos que nos avises de la premiere de tu película. Desde Valencia (a Bilbao) con amor.
Lola
Herráiz
Nos
mandas parabienes por la revista, que habías perdido en los recodos de
su primera etapa, y nos envías además de parabienes (gracias) un artículo
(más gracias) sobre El mar.
Villaronga es uno de esos directores inclasificables, que juegan a favor
de la libertad personal y creativa. Raras “avis” en la honda de los
Guerín, Ungría y... pocos más. Nos dices, desde tu querida Salamanca
(y ahora más vestida con los bellos ropajes de la Ciudad Cultural
2002), que eres una entusiasta del cine español. Nosotros sólo
sufridos sufridores, que ya es. ¿Conoces el cine español de los años
50 y 60 del, naturalmente, siglo pasado? No, pues echa, si puedes, un
vistazo a películas destacadas y medias y descubrirás que aquel cine
era más importante de lo que se dijo. Incluso, el de ahora tiene mucho
que envidiarle. Pero bueno, lo importante es que sigas viendo, y
escribiendo de cine, que apoyes el poquito cine bueno que se hace por acá
y que sigas con ese programa de cine (y bandas sonoras) que llevas en
una radio local. Recojo los recuerdos que me envías tuyos y de tu
familia. Y es que, mira por dónde, hace unos años paseando por
Salamanca con nuestro dire conocí a tu padre, Guillermo (el “Guillén”),
médico y experto conocedor de la ciudad, como me demostró en aquel
paseo. Mi director me dijo luego que conocía todo lo conocible y no
conocible de la ciudad. Así que ya lo saben: cuando vayan a Salamanca
pregunten por “el Guillén”. Si tienen suerte y dan con él, les
enseñará amigablemente la ciudad. Y es que el que quiera saber de
Salamanca, como se dijo en un articulo aparecido en un periódico de la
ciudad, que busque al Guillén. Lola, te devuelvo el saludo que hago
extensivo a los tuyos. Espero que Guillén me enseñe, al volver a
Salamanca, más cosas de esa ciudad nunca suficientemente conocida.
Patricio
Ruiz Jr.
Otra
aportación que es nueva a medias. Nada menos, que eres el hijo de uno
de los amigos de nuestro dire. Además, en este caso tu padre, como nos
hace saber Adolf,o colaboró con él en el pasado –largo y tenebroso-
en varias tareas cinematográficas, y también ha escrito en nuestra, y
tu revista, Encadenados.
Adelante Patri junior, a seguir con el regusto por el cine. Nos alegra
también que te haya entusiasmado tanto El
hijo de la novia como nuestra crítica. A seguir adelante en todo y
con todo.
Victoriano
Feito
Pues sí,
una pena de colección la lanzada a bombo y platillo por “El Mundo”
para conmemorar no sé qué de cine histórico. El lanzamiento de la
colección supone el implicar a los lectores en una “amañada”
votación donde todo estaba previsto, incluso mucho antes de sacar el
primer anuncio en prensa. O sea que el listado de todos los títulos
estaba hecho y muy hecho desde hace meses. Lo del primer título
ofertado es otra cosa. Te aseguro que este número sobre Coppola, y el
siguiente, nada tienen que ver con la aparición de El
padrino, que por cierto no es el cinematográfico pero sí de
Coppola. Me explico. Coppola realizó un montaje cronológico, pero sólo
de las dos primeras partes, destinado a su exhibición por televisión.
El presentar el montaje de forma lineal se debió, sin duda, a la
presencia (frente a la caja tonta) de públicos más comodones. Esta
versión es la ofertada en las colección de marras con lo que, por lo
demás, se ha eliminado la tercera parte, que nunca se remontó para la
televisión. O sea que el primer título de la colección de cine histórico
(?) ha ofertado a los lectores, que intenta convertirse en vidente, el
montaje televisivo, remacho que es del propio Coppola, de las dos
primeras partes en tres vídeos... Pero eso, a pesar de las apariencias,
no son los tres padrinos.
Eliseo
Sereno
Si, Ghost
world se basa en un comic (tebeo, para entendernos) de culto. El
autor es Daniel Clowes, un fiel seguidor de la escuela underground
de su dolorido país. Una América, la reflejada en sus “monigotes”,
distante de la gloriosa exaltación a la buena vida y prosperidad. Se
trata de un mundo de freaks
demostrativos de la suciedad, pobreza (de todo tipo) y estupidez de unos
seres que se encuentran en “un mundo fantasmal” por inhóspito e
increíble en su engreimiento. La “peli” a ti te ha parecido
maravillosa. A mi algo menos, pero, sin lugar a dudas, es muy superior a
cosas tan infladas como American
Beauty, aunque no creo que guste (y viceversa) a los que la aman.
Aquí no existe la moralina, ni los buenos sentimientos (a pesar de los
pesares), ni la poesía barata que endulzaba la vida de aquellos
arrogantes seres (por trascendentes, incluido el director). Los de aquí
no tienen nada de eso. Son terribles imágenes de un mundo que nada
tiene de bonito. Sentimos deseos de huir de todo lo que huela a ese
“mundo fantasma”. Ojalá todos los títulos que se denominan
“denunciatorios” tuvieran la desfachatez de este, documentaran de
forma tan preclara la decadencia de una sociedad. Por supuesto su
“desnudez” le han impedido convertirse en el éxito que supuso
aquella “bella América” (ya, ya sé que se refería a una clase de
rosas). Pero también aquella fue exitosa porque no llevaba vitriolo en
sus imágenes sino falsas apariencias de progresismo (con perfume
aburguesado). Esta pequeña e interesante “peli” de Terry Zwigoff
merecía ser descubierta por todos los amantes del cine o los que desean
conocer un poco mejor la “sociedad” (y la suciedad) norteamericana.
Probablemente sus autores no serán admitidos por los poderes fácticos
de la América profunda. Un filme, pues, que defiendo y que cuenta además
(en un papel más “real”) que una de las actrices de American
Beauty, la sorprendente Thora Birch. Cómo decirte que me parece
estupendo que te haya gustado y que lo recomiendes... Y hazlo con la
cabeza muy alta. Serían necesarias más “pelis” como ésta.
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