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TODOS SOMOS CULPABLES(La querida ambigüedad) Por Adolfo Bellido
No, el cine de Hitch
habla de egoísmos, de culpas, de responsabilidades, de un mundo brutal donde
cada uno va a lo suyo, sin importarle demasiado que los otros sean aplastados.
Uno de los mayores homenajes a su cine aparece, curiosamente, en un filme de
Scorsese, Jo, que noche, al presentar
a un personaje (casi un alter ego del Cary Grant de Con la muerte en los talones) que “pasa” de los demás
(estupenda la secuencia de apertura en la que la “cámara” nos dice que el
protagonista no se interesa por el problema que trata de comunicarle un compañero
de oficina), y que posteriormente comprobará (como el falso señor Kaplan) que
nadie le “hace caso”: una justa correspondencia a su actuación anterior. Lógicamente, por ello,
en el cine del mago del (mal llamado) “suspense” no existen malos ni buenos
sino seres humanos con sus maldades y sus bondades. Personas que quieren ser
buenos pero que no son más que malos a ultranzas o menos malos, gente que trata
de ocultar sus miserias, sus culpas sin que, en definitiva, pueda hacer más que
aparentar una dignidad frente a lo que se les viene encima. Si nos fijamos en
algunas de sus películas comprobaremos esa A Claude Rains (Sebastian) no sólo le toca, en la farsa y para la galería, cumplimentar el papel oficial de malo en esta hermosa y cruel historia que es Encadenados. No, también es el perdedor, el cornudo, el ejecutado, el enamorado sin esperanza.... mientras que para el bueno sinvergüenza (Cary Grant) le espera la gloria y el amor. Sé dice bien que un personaje como éste (el del buen espía) pueda ser catalogado de bueno. No es mejor que Sebastián. Bien mirado es más obtuso, mas envolvente, capaz incluso de sacrificar a quien ama y de llevarla a la muerte para obtener una determinada confesión. Malos y malos, sinvergüenzas en pequeña escala y en gran escala, esos son los oscuros personajes de Hitch que siempre juegan terroríficas partidas de ajedrez sobre el gran tablero que dibujan los suelos de sus grandes salones como refleja el de la película que estamos señalando. No hay piedad, realmente, para unos ni otros. Al fin y al cabo todos son culpables como demuestra de forma irónica ese divertido calidoscopio humano que dibuja Pero ¿quién mató a Harry?, donde los tranquilos habitantes de un pueblecito tratan de ocultar un cadáver para que nadie les pueda acusar del delito de su muerto. Todos ellos, en mayor o menor medida, se sienten culpables del hecho. Cualquiera puede haber sido el asesino. Cualquier apacible habitante del lugar. Lo de menos (gran ironía del realizador) es que el asesinado –un intruso en un espacio- lo haya sido por un personal “corte” funcional: un ataque al corazón. Lo de más el sentido general de creerse autores materiales del hecho. Un filme en el que se refleja el sentido de maldad colectiva, de egoísmo tendente a perseverar un estado de bienestar, que rodea y se cierne sobre toda la maravillosa obra de un gran realizador perseguido también por la culpabilidad. Los personajes de Hitch hasta cierto punto parecen emerger, sin salvación posible, desde el sentido del doble, algo que también, muy probablemente viviera el director en su realidad. Otro caso elocuente es el que enfrenta (como muestra el final) al asesino y su amigo (al que se acusa de los asesinatos) en Frenesí. ¿Existen realmente en ese filme dos personajes¿ ¿Se trata de uno sólo pero escindido en dos? Preguntas importantes para clarificar la rica obra de unos de los mejores directores que ha dado el cine de todos los tiempos.
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