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Como cualquier revista que se precie, la nuestra también tiene su sección dedicada a las bandas sonoras. Habitualmente correrá a cargo de Juan Francisco Álvarez, un mozo con muy buen oído... como podréis comprobar en cuanto se quite los cascos y atienda las llamadas telefónicas que le piden, insistentemente, su crónica musical para este número. 

LA MÚSICA DE WILLIAMS: "INTELIGENCIA ARTIFICIAL" 

Por Juan Francisco Álvarez

El último trabajo de Williams aporta innovaciones en su carrera, como el uso de música minimalista¿Qué hubiese sucedido con la música de Inteligencia Artificial de haber estado dirigida por Stanley Kubrick en vez de por Steven Spielberg? Es difícil dar una respuesta  acertada a esta pregunta, pero a buen seguro que John Williams no hubiese participado en el proyecto de no ser por la total implicación en el mismo de Steven. La película aunque con sus guiños, incluso musicales, a la forma de hacer de Kubrick lleva la innegable factura de Spielberg  y por ello quien mejor que John Williams para poner música a este cuento-fábula a medio camino entre Pinocho y El mago de Oz. Por ello es estéril rebelarse tanto cinematográfica como musicalmente en la estética y producción del film. Dicho esto hay que analizar cómo Williams se ha desenvuelto en la recreación musical de esta historia. En una primera audición de su música sin conocer todavía las imágenes del film, ya se pueden diferenciar dos grandes temas muy distintos entre si. El primero resulta muy artificial, frió y minimalista –algo nuevo para John Williams, que cumple maestramente demostrando una vez más su gran versatilidad musical-, mientras que el segundo tema más humano, más cálido, rebosante de lirismo, lo ejecuta bien con un solo de piano, bien con toda la orquesta y coros, sobrecogiendo por su ternura y  amor.

Después de ver el film, damos la razón al propio Spielberg que nos dice en el libreto del compacto que realmente con la música de Williams –y no sólo en este film sino en muchas de sus películas- no necesitamos de las imágenes para saber de qué va la historia, sino que ya sólo con su música nos está contando el film. Williams compone un tema más moderno, futurista, minimalista para el mundo de lo “mecha”, de lo mecánico y artificial de los robots y más concretamente del mundo de David, un “mecha” fabricado para dar y recibir amor a y de la familia en la que conviva. Por ello no repara en introducir sonoridades novedosas que le imprimen un cierto toque modernista al tema. El corte que abandera esta música es Hide and seek, y su construcción musical calza perfectamente con el juego del escondite, primero inaceptado y después cariñoso, que se produce entre David y su madre “orga”, Mónica. Otros momentos brillantes son el inicio del film dentro de Cybertronics o cuando se nos muestra el autentico mundo “mecha”.

Este enfoque minimalista y de sonoridades un tanto desconcertantes, también está presente en la música de otros temas musicales del film en los que se ven envueltos David y otros “mecha”. Esta música con ciertos toques barrocos y oscuros (la oscuridad de esos bosques poblados de huidizos “mecha”) acompaña a David y su súper juguete Teddy cuando son abandonados a su suerte en el bosque por Mónica, o cuando David y Gigolo Joe escapan entre la confusión de la feria de la carne. En otras ocasiones la música se vuelve de lo más variopinta y así lo requiere la visita a Rouge City, una especie de Las Vegas del amor y la pasión, donde también se encuentra el doctor Know, o incluso raya en el más puro estilo heavy cuando se produce la caza de “mechas” a la voz de alarma de que la luna está subiendo y en los espectáculos de la Feria de la carne.

En cambio, el tema más humano, melancólico y cálido se corresponde con el nombre de Tema de Mónica, aunque no solo está presente cuando ella está presente, sino cuando se la evoca o cuando David aspira a su amor con el deseo y búsqueda de conseguir llegar a ser un humano más. Por lo tanto es el tema o la música del mundo de los “orga” y sus sonoridades son propias de lo mejor del Williams de estos últimos años. Su lirismo y belleza son inconmensurables, ya sea a piano solo, con la orquesta o a modo de canción. Más de una lágrima conseguirá sacar John Williams al espectador con este tema tan humano, tan directo al corazón, que sólo en algunos momentos peca en el montaje del film de un uso y abuso de este tema, pudiendo llegar a convertirse en demasiado empalagoso en aquellas personas que no gusten de esta bucólica sensación.

David dirigirá todos sus esfuerzos a la búsqueda de ese hada azul del cuento de Pinocho, ese hada en la que cree que podrá convertirle en un humano para que así pueda volver a su casa con Mónica. David la encontrará en un Manhatan inundado (torres gemelas inclusive) por las aguas del deshielo de los casquetes polares debidas al efecto invernadero; en un parque temático de atracciones dedicado a los cuentos, y  bajo las aguas y con un celestial cántico como si de una bella sirena proviniese a modo de epifanía o anunciación, David pedirá, rogará y suplicará su deseo. Williams subraya con este hermoso canto celestial ese toque religioso presente en todos los filmes de Spielberg, y supone junto con los otros dos temas anteriormente mencionados, los momentos más impactantes, musicalmente hablando, del film. Los solos de voz humana corresponden a Barbara Bonney, acompañada de los Coros de la Orquesta de Los Angeles.

Diecisiete películas han realizado juntos Williams y Spielberg: todo un lujo para el buen aficionado... a la música de cineAmbos temas o ambas músicas, la del mundo “orga” y la del “mecha” se reunirán, se fundirán en una al final de la película, en un mundo compartido por ambos, en un explosión musical de júbilo y alegría y con la canción de los títulos de crédito con título de moraleja: For always.

Una canción excelente con una brillante interprete Lara Fabian. Canción que aparece en el compacto como regalo de lujo interpretada nuevamente por Lara Fabian a dúo con Josh Groban. Y al respecto de su edición discográfica, no está de más decir que en este caso la banda sonora del film aparece editada no solo en Compact Disc sino también en DVD Audio, siendo así una de las primeras en realizar este esfuerzo de acercar nuevos medios al aficionado y de vaciar sus bolsillos.

Pero también hay que reprochar que no toda la música que suena en el film esté presente entre los setenta minutos que dura el compacto.

Se trata de la decimoséptima colaboración entre Spielberg y Williams, y este compenetrado binomio ha dado sus frutos. No solo de oscars vive el compositor de cine, sino de la calidad de sus trabajos, del buen hacer de un artesano que mejora y acompaña al producto que en definitiva quiere vender, y de la madurez y maestría que se adquiere, en definitiva, del saber del deber bien hecho.

Sigue así Williams, que los años no pasen para ti y que puedas seguir demostrándonos tu maestría con nuevas obras maestras.

 

 
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