Como
todos los meses, una vez más os invitamos a mandarnos vuestra
correspondencia, bien con comentarios de películas, bien con
sugerencias o para preguntar aquel dato que hasta hoy no os habíais
atrevido a preguntar a nadie. Os contestarán Mr. Arkadin y el Señor
Kaplan. Este mes todas las cartas las responde Arkadin, el otro espía
sigue sin dar señales de vida.
Elpidio
Máñez
Tu
también caíste en la trampa de las (ocultas) bondades de
Las razones de mis
amigos... No has sido el único hasta han tenido que padecerla en
una sección no oficial del festival de Berlín. La mano de Herrero (y
de sus amigos) es grande, se extiende de forma impredecible. Nadie duda
que es un buen productor. Lo que casi todo el mundo –menos algunos de
sus amigos que parecen, más que amigos, buscar oscuros favores-tiene
claro es de su nulidad como realizador. Cine viejo, socialmente (y metafórico)
caduco, irritante ante su falsa progresía, torpe hasta la saciedad. Por
supuesto que habrá muchas películas peores que la Herrero realizadas
en el año 2000, pero esta la señalaríamos como aventajada entre ellas
por su desfachatez, engaño y falsedad. Por, en definitiva, querer
convertir en bueno y discursivo un recitado torpe e inconsecuente. Y
algunos decían que el cine de Juan Antonio Bardem era risible. A todo hay quien gane.
Carlos
Arozamena
Claro
que M. Night, muy puesto en el papel de indio, es uno de esos grandes
“fiascos” que nos meten de vez en cuando entre unos y otros. Es
decir, entre los que manejan los negocios cinematográficos y algunos críticos
presurosos. Puedes hacer un listado de los últimos años y comprobar
cuanto (falso) buen –o prometedor- realizador ha existido. Veras que
la mayoría son flor de un día. El señor Night, de profesión sus
camelos mentirosos, es uno de ellos. Detrás de la petulante
El sexto sentido, no existía nada más que un pretendido aire de
originalidad. A fuerza, por supuesto, de lo que sea. Vista desde su
final no había nada realmente válido. Se trataba de un guión forzado
escrito de acuerdo a lo que el director pretendía pero nunca siguiendo
una lógica narrativa. Se planteaban unas reglas que luego, cuando se
creía oportuno, se alteraban. Su nuevo filme, El
protegido, es un relato mucho más cojo e improcedente. Risible e
inconsecuente en su total vaciedad narrativa. Creo que ahora no podrá
engañar a nadie. El caso de este realizador es idéntico al de tantos
otros genios momentáneos, aunque algunos sean muy superiores al señor
Night. Recuerdo al cacareado, y funesto, Tarantino o al gratuitamente
brillante Ridley Scott, del que todavía trato de descubrir la grandeza
atesorada en Blade Runner. También se podía hablar del que más
irregular David Lynch. o del juguetón realizador de la circense Memento.
Libertad
Pinal
Pues sí,
que quieres que te diga, Abajo el telón me pone los pelos de punta en ese final del que
debiera aprender el Loach de Tierra
y libertad. Lastima que Tim Robbins se empeñe en trocear el filme
en personajes mil, siendo cada de uno de ellos digno de una única película.
Y es que la puesta en escena de la obra de teatro dirigida por Orson
Welles ya era, en sí, suficientemente rica. Sorprende gratamente tal
ejercicio libertario en el hoy, tal sentido de obra a contracorriente
proclamadora de luchas libertarias. Un recuerdo del ayer convertido en
un cine de ayer para espectadores soñadores de libertades e ideales
tragados por el sentido globalizador del capital alienante. Debía ser
una película obligatoria en institutos y centros de trabajo. No importa
que no sea, como cine, extraordinario (a pesar de contar momentos
excelentes), ya que su sentido procede de un documento sobre seres que
luchan por la cultura y la libertad en un mundo que se hunde. Nunca
entenderé, de todas formas, como Robbins ha fraccionado, incluso, la
representación final permitiendo viajes al “carnaval” dirigente. No
creo que se debe interrumpir el acto revolucionario y envolvente que
supone la representación. Apunta entre los logros (olvidemos sus
notables fallos) el impresionante comienzo donde por medio de un
movimiento de cámara se unen personajes e “ideas”. Bella obra sobre
el compromiso, un algo que parece formar (desgraciadamente) parte de
viejos recuerdos. El filme está dedicado, en recuerdo, a varias
personas. Una de ellas es Samuel Fuller, y es que Tim Robbins produjo
hace años (antes de que muriese Fuller) un documental sobre su obra.
Antonio
Zapatero
Me
encanta comprobar que te has dado cuenta del (pretendido y ¿inconsciente?)
homenaje de Zemeckis a Hitchcock en Naufrago: el comienzo se parece demasiado al comienzo de la
secuencia de Gary Grant en Con la muerte en los talones,
esperando a alguien en un sitio solitario (luego sería “perseguido”
por una avioneta). Parece ser que la influencia clara del maestro del
suspense presente en Lo que la
verdad esconde (rodada entre ambas partes –gordura y delgadez de
Hanks- de este naufrago) ha ido más allá de ese título. Y es que la
sombra de don Alfredo es muy alargada. De todas formas en Naufrago
(un curioso título para una película en la que no hay realmente
ningún naufrago) la idea es muy otra, aquí, en ese comienzo, se trata
de inculcar al espectador el sentido de soledad que luego aparecerá en
la segunda mitad del filme (toda la larga estancia del protagonista en
la islita de marras). ¿Que te parece excesivamente larga? Lo es, aunque
tiene ese sentido de la imagen que, cuando quiere, sabe dar Zemeckis. Es
lo que hace soportable una película que se podía haber contado en
mucho menos tiempo. Si tuviera que quedarme con algo, destacaría ese
plano en que la ex-novia de Hanks recibe por teléfono la noticia de que
se encuentra sano y salvo. El resto, incluso la idea, de la
supervivencia o el tomarse las cosas con calma, resulta bastante simple.
Y no digamos nada de ese final (unión con el principio) en el que se
supone una nueva vida (en otro desierto) para el renacido personaje.
Claudia
Simón
Me
preguntas sobre mi quiniela para los Oscar... La verdad es que poco
tengo que decir. No ha sido un año demasiado bueno para el cine
norteamericano. El ejemplo lo tienes en que la vulgar Gladiador este nominada para no se cuantos Oscar. Veremos si el
“gato” se lo lleva –tiene dos películas nominadas en varios
apartados- finalmente Soderbergh. ¿Hanks oscarizado? Pienso que tres Oscar
son demasiado para este actor de no demasiado fuste, pero cualquier cosa
puede ocurrir. Sería divertido, pero es imposible, que Tigre
y dragón, obtuviera el premio a la mejor película y a la mejor película
extranjera. Pero cualquier cosa se puede esperar del aprovechado de Ang
Lee, siempre jugando a la doble carta de su ir de un sitio a otro. Su
película es curiosa pero... no deja de ser un cuentecito con algunas
incomprensibles chapuzas en su desarrollo (un increíble y forzado
flashback, por ejemplo). Lo mejor de su filme son las luchas. Para mi lo
que tendría duda es el premio a la mejor película extranjera. Debería
ser para Kar-wai por ese insólito y bello In
the mood for love. Por cierto a este director el segundo canal de la
televisión valenciana le ha dedicado un ciclo. Se proyectaban sus
sorprendentes películas los viernes a las once de la noche. Curioso que
un canal de televisión (y tan minoritario como es Punt 2) dedique un
ciclo a una obra tan sorprendente como esa. Como también lo es que la
filmoteca Valenciana haya organizado un ciclo casi completo del
grandioso Bergman conjuntamente (todo un lujo) con uno de Mizoguchi.
Lastima que el pase de las películas del maestro sueco (casi 50 películas)
se centre en el corto espacio de tiempo de dos meses y algo. Difícil
poder sacar en tan poco tiempo todo el jugo necesario (por su
profundidad) a una obra tan intensa como esa. Pero bienvenido sea todo
ello si eso supone que el espectador va, con ello, exigiendo –y
necesitando- unas películas cada vez mejores.
Moncho
Zubiela
¿Te ha
gustado más El camino a casa que
Ni uno menos? Natural. El primero es mucho más comercial, más
facilón (lo cual no es un descrédito) y, quizás, más bello (en
cuanto estética), pero eso no implica que sea peor. Hay muchos
elementos parecidos entre ambos títulos como la imperiosidad de la enseñanza.
La poética del primero da lugar, en el segundo, a un planteamiento
realista. Es sorprendente como Yimou es capaz de plantear sus películas
de forma distinta, adaptando (perfectamente) la forma al tema que trata.
La lastima es que todos los que vieron el primer filme (que era, en
realización, el segundo) no hayan visto el segundo (que era el
primero). Otra película que debía ser, en ciertos colectivos, de visión
obligatoria. En este caso para profesores cabizbajos ante tanta
frustración “escolantil”. La necesidad de adaptar la educación a
los intereses del alumnado emerge en esta inolvidable historia de
desbordada humanidad.
Giovanna
Tendillo
¿Que
has llorado en Billy Elliot?
Preferible que llorar en otras películas o seriales tontorrones. Aunque
hay muchas formar de llorar en el cine (y en la vida), cada vez es más
difícil encontrar una película en la que se pueden derramar lágrimas
ante la emoción que destilan las imágenes (¡que bonito me ha
salido!). Una cercana es la citada más arriba, y por otras causas
(rabia, incluida), es Abajo el telón,
sin olvidar, claro está, El
camino a casa.. Cada vez está más lejano un cine de buenos
sentimientos o de personajes sufridores hasta la muerte y que puede
englobar obras como Lo que el
viento se llevó, ¡Qué verde era mi valle! o, incluso, ¡Qué
bello es vivir!... El filme inglés del niño que quería bailar es
bello, hermoso y educativo. Está, si se quiere, lleno de trampas,
repleto de personajes y tramas para que captar la atención de cada uno.
Con todas ellas, sinceramente, lo prefiero a muchos filmes ingleses de
ahora incluido Full Monty, y,
por supuesto, cosas tan menores como Tocando
al viento. En la (primera) película de Stephen Daldry (un buen
director de teatro inglés) hay un sentido de lo que es y significa el
cine. Destacaría dos o tres cosas: el montaje, la interpretación y el
cine “musical” que encierra sus imágenes. También se podía hablar
de la definición de algunos personajes (la maestra de baile) o de
instantes casi mágicos saboreados en su desarrollo. Algo que hace
olvidar sus desequilibrios y un inadecuado final que rompe el preciso y
potente primer final: el niño marchando en autobús mientras su padre y
hermano –como siempre, pero ahora además fracasados- se “hunden”
en el pozo.
Juan
Potaro
Otro
director chino que parece cambiar (como Yimou) de registro en cada película
es Ang Lee. Es encomiable como cada una de sus películas se adapta a
una determinada forma de hacer. Su último filme, Tigre
y dragón, con sus fallos (la fatal inclusión del flashback
explicativo del encuentro en el desierto entre el bandido y la hija del
gobernador) es un hermoso cuento épico, que puede recordar en su
estructura tanto a los relatos fantásticos de princesas, héroes,
brujas... (en resumen la lucha entre el reino de la luz y el de la
oscuridad) como a los clásicos relatos de aventuras (desde los mitológicos
hasta los relatados por los western pasando por los de la Edad
Medía). Las luchas que acontecen (y la estética) en el filme son
inolvidables, sobre todo aquella que tiene lugar sobre... un rama.
Viendo esta película (inocente en apariencia) no sentimos trasladados
al mundo de la infancia. Todo es posible en esta historia de
iniciaciones, mentiras, traiciones y cansancio. Hasta asistir a una
hermosa (y otra contrapuesta) historia de amor. Esta “fuerza” que
acompaña a los personajes de Tigre
y dragón me resulta más sugerente que la de las películas galácticas
de Lucas. No me dices nada de Matrix
pero si la viste tendrán que reconocer que no hay color entre aquel estúpido
(y cacareado filme) y esta hermosa película. Me agrada que, de ella,
valores también sus colores (composición cromática acorde con la
acuarela china), aunque la verdad es que echo en falta la intensidad
dramática (o irónica) de otras películas de Ang Lee
Elisabet
Grande
¿Molesta
con los Goya? Adivino que querías que hubieran concedido el gran premio
a La comunidad. Eso, el no habérselo
dado, ha sido del agrado de la mayor parte de nuestra revista. Ya habrás
leído qué nos parece tal desmadre de cortometraje alargado... No hay
que confundir ideas (que pueden ser tan buenas como otras) con
resultados. Quizás el Goya concedido a El
bola pueda resultar demasiado grande. Pero realmente ha sido un año
bastante mediocre por lo que se refiere al cine español. Y por eso
mismo, puede sorprender que en el listado final no aparezca un título
tan admirable como La espalda del
mundo, quizás resulte demasiado duro para nuestro académicos... De
los otros títulos presentes poco, que no haya o hayamos dicho, puedo añadir.
Pienso que, apartado el mediocre filme de Alex de la Iglesia, los otros
tres tenían suficientes méritos para recibir premios en una u otra de
las candidaturas. El bola, influencias y balbuceos aparte, es una obra admirable y con
momentos muy logrados, Leo en
una tan buena como insólita película, mientras que You’re the one se caracteriza por su gran profesionalidad. Mañas,
Borau y Garci demuestran que nuestro cine es algo más que especulares
juegos de artificio. Y, desde luego, no son los únicos productos
aconsejables de nuestro cine. Acude, si no lo has hecho, a ver Aunque
tú no sepas y comprobarás, por ejemplo, como con un tema con
cierta semejanza al que utiliza Lecchi en Nueces
para el amor, obtiene Córdoba mejores resultados. Al menos no se le
nota tanto la idea como dominante en la historia.
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