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Quizá
deberíamos proponer un subgénero cinematográfico que se llamase algo así
como cine étnico, y en el cual incluiríamos todas aquellas películas
que se centran en culturas más o menos ajenas a la occidental estándar,
principalmente zíngaros y gitanos, y que poseen una clara voluntad de
mostrar las particularidades más propias de estos grupos étnicos. El
gran pope de este subgénero sería sin duda E. Kusturica, y tras él
vendría una pléyade de directores que han surgido últimamente y entre
los que se encuentra el autor de Luna
papa, película que se desarrolla en la república exsoviética de
Tayikistán.
Las
relaciones entre los personajes, su carácter acelerado e histriónico,
los poblados, los vestidos, todo ello constituye la columna vertebral de
esta historia, que de historia tiene poco más. Es difícil mantener hora
y media larga de proyección con estas bases, y se necesita una
creatividad arrolladora como la que ha demostrado Kusturica en alguna de
sus películas para mantener la tensión y el interés del espectador. En
este caso no se logra. La acumulación de gags es repetitiva y falsa, y el
sentido del humor tan repetitivo y previsible que no pasa de endeble.
El
director se ha empecinado en sus declaraciones en situar su película
dentro del realismo fantástico, traslación al cine del realismo mágico
surgido en las letras sudamericanas. Pero flaco favor le hace al
movimiento literario este empeño, pues ignora que la magia del realismo
no es una vulneración de la realidad, sino un ahondamiento en ella. Lo mágico
al servicio de lo real; un medio de conocer aquello que permanece ignoto
en esa realidad, la única vía que queda para hacerlo. Nada que ver por
lo tanto con las imágenes brillantes y huecas que en muchos momentos nos
propone esta película.
Justo
es reconocer, sin embargo, la consistencia de su final, por otra parte muy
emparentado con el cine del ya mencionado Kusturica. La manada de caballos
salvajes con la que se abre y cierra la película evoca la libertad
buscada y finalmente recobrada en esa especie de avión impulsado por
ventiladores que la destrucción del mal desde la inocencia hace posible.
De
todos modos una idea difícilmente puede justificar una película. Marcial
Moreno
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Luna
papa.
Nacionalidad:
Austria, Alemania, Rusia, Suiza, Francia, 1999.
Director:
Bajtiar Judoynazarov.
Guión:
Irakli Kuirikadze.
Intérpretes:
Chulpan Jamatova, Moritz Bleibtreu, Ato Mujamedshanov, Merab Ninidze,
Nikolai Fomenko.
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