El
Dogma sigue ofreciendo sus frutos, aunque parece evidente que el gancho
publicitario que supuso su surgimiento ha perdido fuelle. Si en sus
inicios pertenecer al movimiento era una garantía para la masiva difusión
de la película, ahora muchas de ellas pasan desapercibidas, y sabemos de
su existencia únicamente por la noticia que dan los certificados de las
que se estrenan aquí. Un hombre de
verdad es el Dogma número 18, y si consideramos que no han llegado a
nuestras pantallas más de media docena, nos podemos hacer una idea de la
crisis de interés que el decálogo de Lars von Trier está sufriendo.
Esta
obra danesa, con director sueco, es un cuento moral. Una niña de seis años
crea en su imaginación a un hermano mayor que no llegó a nacer porque
sus padres decidieron abortar para que no interfiriera en su ajetreada
vida laboral. Este producto de la fantasía infantil se materializa en un
momento dado ocupando el lugar de la hermana, y, desde su ingenuidad,
sirve como hilo conductor para enfrentarnos a las miserias
y contradicciones de la sociedad danesa.
Tanto
a los aspectos sociales y políticos como a los personales y privados
alcanza la mirada crítica del autor. Sin embargo tal mirada carece de la
finura que sería deseable, está hecha con un trazo grueso que la acerca
demasiado a la moralina. Junto a escenas logradas como la de la piscina,
la destrucción del piso por los burgueses ociosos, o la del regalo del
reloj al emigrante que no sabe utilizarlo, encontramos otras mucho peor
resueltas o superfluas, como las protagonizadas por el dueño y la
empleada de la zapatería, o como la deficiente conexión entre las dos
partes (campo de refugiados-piso) que constituyen la película.
Hay
sin embargo un aspecto que sí posee la sutileza que echamos en falta en
muchos momentos. Sería algo así como la reflexión en torno a la
perversión de la mirada, la maldad que se proyecta desde el que mira
hacia la neutralidad del objeto contemplado. Este es el mecanismo que
subyace a la acusación de pedofilia, y sin duda sería susceptible
de un tratamiento mucho más pausado y profundo que el que se nos ofrece,
lo cual enriquecería la obra abriéndola a una complejidad de la que
carece.
La
felicidad con la que se cierra la película (cuesta mucho encontrar
atisbos de ironía que la cuestionen) no parece concordar bien con las
pretensiones críticas que hasta ese momento se nos han ofrecido, y parece
poseer más bien un tono edificante difícil de digerir.
De
todos modos, con sus insuficiencias, es una película que se deja ver con
agrado, que en algunos momentos hace gala de cierto sentido del humor, y
que, enmarcada en el desierto veraniego, puede resultar hasta interesante.
Marcial
Moreno
|
UN HOMBRE DE VERDAD
Título
Original:
Et Rigtigt menneske
País y Año:
Dinamarca, 2001
Género:
DRAMA
Dirección:
Åke Sandgren
Guión:
Åke Sandgren
Producción:
Sandrew Metronome, Zentropa Entertainments
Fotografía:
Dirk Brüel
Música:
Mikkel Groos
Montaje:
Kasper Leick
Intérpretes:
Nikolaj Lie kaas, Peter Mygind, Susan A.
Olsen, Clara Nepper Winther, Line Kruse
Distribuidora:
Golem
Calificación:
Todos los públicos
|