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He aquí la segunda
página que dedicamos a la televisión (la otra es Malalts de tele).
Sumadas os ofrecen mucho más que un análisis de la programación
televisiva: constituyen toda una filosofía de vida.
PONER
LA CARA
Por
Ángel San Martín
No sé si el libro de estilo de esta revista permite contar los
infortunios por los que uno pasa hasta materializar estas pocas líneas.
Al menos en esta ocasión me voy a permitir una licencia. Lo primero que
se me ocurrió fue escribir sobre las navidades, ya saben: la sobredosis
publicitaria, los niños y sus regalos, los especiales que las cadenas
preparan para fechas tan señaladas y otras perlas sin cultivar por el
estilo. Sin embargo, cuando vi que TVE nos obsequiaba, con la que está
cayendo dentro y fuera de nuestros muros, con eso de “La
Navidad nos une”, pensé que lo mejor era huir. Uno no puede
recrearse, ni siquiera críticamente, con tan extemporánea consigna.
La siguiente idea que se me
ocurrió para comentar fue la campaña del euro, pues cuando ustedes
accedan a estas líneas ya estará circulando la que llaman moneda común.
Pero claro, tanta insistencia en dicha moneda me ha acabado hartando, pues
más que anuncio de lo que se nos viene encima, suena a amenaza, como si
del mismísimo “efecto 2000” se tratara. El anuncio institucional de
los Sres. García de látex está muy bien, hasta resulta gracioso, pero
lo que no soporto es a ese famosillo que para explicar la “operación de
conversión” nos dice que lleva una camisa que vale algunos euros y
20.000 pesetas o la otra que muestra sus zapatos para decirnos que le han
costado 5.000 duros y no sé cuántos euros. ¿Será que a partir de enero
ya no habrá en el mercado camisas de un par de talegos ni zapatos a
20.000 reales? En fin, tuve que desechar también esta idea porque es de
mucha cara hablar sólo para quienes pueden consumir a esos precios. Además,
quién me asegura que lo del euro no es el viejo truco de la estampita. De
momento yo sólo he visto euros en la tele y no los he palpado para saber
si tienen también dos caras.
Así que mi decisión es que el artículo de este mes no podía ser otro
que el dedicado al muy noble género televisivo de la entrevista. Me da la
impresión que si los pases de otoño marcan tendencia, se nos avecinan
tiempos en los que tanto culebrones como telebasura, serán sustituidos
por entrevistas. Las modalidades bajo las que se realizarán ya hemos
visto que pueden ser del siguiente tenor: los 4 minutos de Aznar en la
tele gringa para hablar en plan paleto, pero con aires imperiales; 4
minutos también de entrevista para la ministra Pilar del Castillo,
haciendo de esquirol en pleno telediario para ningunear a los
manifestantes universitarios en las calles de Madrid y, por último, los
60 minutos de entrevista a Carmina Ordóñez para escuchar en tono de
confesión, previo pago de exclusiva, por qué no denunció los maltratos
de su pareja, mientras en las calles cientos de ciudadanos exigían
justicia para las mujeres realmente maltratadas. Y es que si este va a ser
el tono televisivo del año nuevo, lo mejor es que les felicite a ustedes
por tal evento y desearles lo mejor, aunque esto haya de ser sin tele.
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