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Como cualquier
revista que se precie, la nuestra también tiene su sección dedicada a
las bandas sonoras. Habitualmente correrá a cargo de Juan Francisco Álvarez, un mozo con muy buen oído... como
podréis comprobar en cuanto se quite los cascos y atienda las llamadas
telefónicas que le piden, insistentemente, su crónica musical para este
número.
LAS
NOMINACIONES AL GOYA A LA MEJOR BANDA SONORA
Por
Juan
Francisco Álvarez
Hace
pocos días la Academia de las Ciencias y de las Artes Cinematográficas
nos hizo saber su decisión sobre las nominaciones para los Goya del 2001.
Y como siempre ocurre en estos casos, nunca llueve a gustos de todos, y
siempre faltan candidatos con trabajos memorables y también, por qué no
decirlo, sobran otros de escasa valía. Cierto es que bien difícil
resulta recoger en cuatro candidaturas los mejores trabajos del año, y más
difícil es aún tener que quedarse con uno de ellos, pero bueno, así son
las reglas y puestos a enjuiciar, veamos qué nos han deparado las
nominaciones en el apartado de mejor banda sonora este año.
Nobleza
obliga empezar por el gran Pepe Nieto, que con ésta acumula la friolera
cifra de diez nominaciones al Goya y a sus 6 estatuillas es muy posible
que se le una la séptima con este excepcional trabajo para la nueva
adaptación de la historia de Juana
la loca realizada por su gran amigo Vicente Aranda. Las colaboraciones
con Vicente Aranda se remontan a la época de El
Lute, y desde entonces ambos han trabajado juntos, dando lugar a
grandes obras, como Amantes, Los
jinetes del Alba, La pasión turca, etc. Con Juana
la loca, Nieto se reencuentra con esta historia, pues pocos años
antes interpretó la partitura que el maestro Quintero realizó para Locura de amor y así editar en compacto un clásico de estas
dimensiones. Y lo hace, sin mirar atrás, pues al fin y al cabo, la película
de Aranda poco tiene que ver con la de Juan de Orduña, aunque, eso sí,
buscando e indagando en la historia para componer unos temas
musicales
incidentalistas que acompañen al argumento. Además de estos temas históricos,
la banda sonora dispone de otros de gran belleza, no demasiado ostentosa,
pero sí contundente y con gran fuerza dramática para ilustrar al
personaje de Juana y todos los sentimientos que a ella le acompañan:
traición, locura, lucidez, engaño, pasión, celos, rebeldía,
desesperación, etc. Una magistral partitura, merecedora de todos los
elogios y premios, muy en la línea de lo que Nieto sabe hacer muy bien,
que es dejar a los espectadores clavados en sus asientos ante tal maestría.
La Orquesta de la Radio de Bratislava es una gran elección para la
ejecución de esta banda sonora, y sobre todo destacar los coros y el magnífico
órgano del auditorio de Radio Bratislava, que adquiere un papel
protagonista en esta música.
Siguiendo
un orden por méritos acumulados de los compositores nominados, nos
corresponde hablar ahora de Lucía y el sexo, una poco convencional pero muy sugerente partitura
del vasco Alberto Iglesias. De
sus cinco nominaciones hasta la fecha, ha
ganado en cuatro de ellas, y solo con Vacas
perdió ante Pepe Nieto y El maestro
de esgrima. Con esta sexta nominación, Alberto Iglesias puede acortar
distancias con Pepe Nieto. Sonidos extraños, lívidos y ausentes, unos
susurrantes teclados por aquí, y una hilarante viola por allá dan paso a
una melancólica melodía a piano. Tal vez no es la mejor composición de
Alberto Iglesias, pero está muy a tono con la historia que Medem nos
narra. De nuevo, la estrecha colaboración entre director y compositor, así
como el total entendimiento nos llevan a otro de los mejores trabajos del
año. No en vano estamos ante otro de los grandes binomios
director-compositor de nuestro cine. Cinco largos ha realizado Julio Medem
y los cinco cuentan con música de Alberto y a excepción de Vacas,
como ya hemos comentado, con las demás Alberto ha ganado la estatuilla en
todas ellas. ¿Ocurrirá lo mismo con este nuevo trabajo?
El
siguiente trabajo, corresponde a ¿un compositor? No, no es ciertamente un
compositor, ¿un músico? Tampoco. Se trata de nuestro nuevo joven
talento, como lo tildan algunos, que reconoce no tener estudios musicales,
pero que con unos teclados, unos cuantos amiguetes compositores,
orquestadores y músicos, otros amiguetes que ponen las pelas y los medios
y algunas influencias de los mejores compositores clásicos
(principalmente Herrmann) realiza trabajos funcionales, que en esta ocasión
van un poco más allá y recrean situaciones y acciones que van como
anillo al dedo a las imágenes de esta aclamada película Los
Otros. Estamos hablando ni más ni menos que de Alejandro Amenábar,
un jovencito metido a director, guionista, actor y también a compositor.
Como compositor, es su segunda nominación a los Goya, después de que no
sin polémica, fuese nominado por su trabajo para La
lengua de las mariposas, ya que inicialmente este trabajo le fue
encomendado al compositor vasco Ángel Illarramendi y posteriormente su
partitura fue sustituida por la realizada por Amenábar. El trabajo de
Amenábar aquí, es bastante discreto y sin brillantez, pero sí está por
encima de otros trabajos suyos anteriores. Tal vez por el tirón de la película,
o por la superación que este joven talento demuestra trabajo tras
trabajo, o a saber por qué razón o sinrazón (ya se sabe en esto de las
nominaciones y/o premios) se le ha nominado.
Sin
embargo, más fuera de lugar se encuentra la cuarta nominación. Aquí si
que uno no se explica cómo ha conseguido el madrileño Bernardo Bonezzi,
meterse en las nominaciones a mejor banda sonora. Cierto es que su estilo,
por cierto bastante recurrente una y otra vez al mismo tipo de temas,
instrumentos y géneros, ha mejorado bastante desde su época de la movida
madrileña con Almodóvar y McNamara hasta ahora; pero su partitura es muy
inferior a muchas de las que se han quedado fuera de las
nominaciones.
Bonezzi acumula con esta su cuarta nominación, y ya posee una estatuilla,
gracias precisamente a su elaborado trabajo para el mismo director que
ahora nos ocupa en esta nominación. Fue
Agustín Díaz Yanes con Nadie
hablará de nosotras cuando hayamos muerto el que le ofreció la
posibilidad a Bernardo Bonezzi de demostrar que además de componer la música
de las movidas de Almodóvar pre-Mujeres
al borde de un ataque de nervios y canciones facilonas, también sabe,
aunque con uso y abuso de sintetizadores, componer bandas sonoras de
discutida calidad (Morirás en Chafarinas, Boca a boca, etc.) . Aquí Agustín Díaz
Yanes repite con Bonezzi para Sin
noticias de Dios, una sobría partitura, oscura y difícil de digerir,
que tiene aún pendiente su edición en CD de la mano de Hispavox.
Por todo
ello, y haciendo balance, son discutibles estas dos últimas nominaciones,
y si bien el premio parece cantado hacía el veterano Pepe Nieto, no hay
que descartar sorpresas. Si lamentar, el que otros trabajos muy buenos
hayan quedado fuera, ya sea Roque Baños con su magnífica composición
para Buñuel y la mesa del rey Salomón;
Angel Illarramendi por su no menos que excepcional partitura para El
hijo de la novia, Carles Cases por Anita
no pierde el tren, Bingen Mendizábal por Visonarios,
Manuel Villalta por El palo,
Luis Ivars por Tiempos de Azucar,
Suso Saiz por Juego de Luna...
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