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SALVAR AL SOLDADO SPIELBERGPor Israel L. Pérez
El
Capitán Zemeckis, el Sargento Dante y los soldados De Bont, Hooper y Landis
(entre otros) salieron ilesos y se fueron En
busca del arca perdida (o como se le conoce comúnmente, Rey Midas). El
soldado Spielberg ya era conocido en el mundo entero por dirigir grandes hazañas,
pero este escuadrón ansiaba encontrarlo para que sus objetivos tuvieran un
productor ejecutivo. Muchas
fueron las monstruosidades que vieron en su aventura, y buena nota tomaron de
ello para proponérselas al rescatado salvador. Gremlins
(Joe Dante, 1984), Gremlins 2: la nueva
generación (Joe Dante, 1990), Men in
black (Barry Sonnenfeld, 1997), Evolution
(Ivan Reitman, 2001) o Parque Jurásico
III (Joe Johnston, 2001) fueron la artillería que prosiguió a la bomba
extraterrestre del aventajado. El cual, también se encargó de plasmar la
barbarie de un modo serio y realista con La
lista de Schindler, y produciendo una serie de documentales:
Survivors of the holocaust (1996), The
last days (1998), Eyes of the
holocaust (2000) o Shooting war
(2000). En medio de esta lógica de, todo(s) para mí y yo para todos, evidencia el tamaño de su ego apareciendo en documentales como “él mismo”, hablando de Stanley Kubrick, Chuck Jones, Clint Eastwood y, sobre todo, de él y su obra.
Cubriendo
todos estos flancos sólo falta por atacar uno para una estrategia completa de
aquel que fue soldado. Y así lo hace; abriendo fuego, acribillando, cosiendo a
dibujos animados el cine y la televisión. Series como “Family dog” (1993) o
“Animaniacs” (1993), esta última derivada en varios largometrajes para
televisión, y películas como Balto
(1995), las de Fievel, las del valle encantado, y Shrek (2001), son
algunos de los muchos títulos. Dudábamos
de nuestra conducta ante semejante bombardeo a todos los públicos, hemos tomado
la determinación de atrincherarnos y esperar que pase el aluvión. Nos
preguntamos dónde está la personalidad (¿o es que acaso es ésta?), el terror
y la angustia creados por un escualo, y la calidad cinematográfica de un
desembarco. ¿Estará adormecido con morfina, como el resto de ese bélico
relato? ¿Qué hay de apoyar proyectos tan personales como Yume/Los
sueños de Akira Kurosawa (Akira Kurosawa, 1990)? Todos buscan al soldado
Spielberg. Nadie parece encontrarlo. Ha
habido un alto el fuego, estamos en
época de tregua por la muerte del General Kubrick, Spielberg ha tomado el mando
de su proyecto más ambicioso. Anteriormente cogió prestado algo de él: la
secuencia del francotirador. Esta vez va en serio. El rango que ha cogido podría
ser demasiado grande, el consejo de guerra sería inminente.
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