Atrápame si puedes
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La familia, otra vez

Otra vez un análisis de la familia entendida como padres e hijos, sin que la pareja tenga ninguna importancia.En este último filme, Steven Spielberg vuelve a tratar un tema recurrente en su última filmografía. Se trata de la familia entendida como relación padres-hijos y donde la relación de pareja no le interesa para nada. Los personajes de sus últimas películas comparten un sentimiento de orfandad, de pérdida, que determina su personalidad, de forma que su “historia” se explica siempre en función de esa carencia, de esa ausencia.

En mi opinión, esto se ha convertido últimamente en una obsesión y los argumentos de sus películas en última instancia quedan reducidos a eso. En Amistad, por ejemplo, el punto de vista que adoptaba Spielberg para abordar el problema de la trata de esclavos en la América de la primera mitad del siglo XIX era el de la pérdida de su familia (que ha quedado en África) por uno de los esclavos que iban en el barco negrero naufragado.

El problema es que este enfoque reduccionista invalida la denuncia y el análisis de un problema tan grave. Algo parecido se podría decir de La lista de Schindler, que se puede ver también desde esta óptica, la de un “padre” que lucha por sus hijos y los defiende de sus enemigos.

También en la película anterior a este Atrápame si puedes, Minority Report, el problema del protagonista era precisamente la obsesión del protagonista por la pérdida de la mujer y del hijo asesinados.

No estamos ante una comedia, sino ante el drama de un hombre que no ha sabido superar el divorcio de sus padres.Pues bien, Spielberg, en la película que comentamos vuelve a “su” tema. En contra de lo que la publicidad del filme nos ha querido vender no se trata de una comedia, más bien de todo lo contrario, del drama de un personaje, al que el divorcio de sus padres le “empuja” a hacer lo que su padre (no otra persona) le ha enseñado: que cuenta más lo que aparentes que lo que seas. A partir de ahí lo que parecía un cierto homenaje a determinado cine de los años sesenta (no es casualidad que el argumento se sitúe en esos años), y a los referentes visuales que nos quedan de aquella época, de las películas de James Bond (con Sean Connery de protagonista) a la serie televisiva Perry Mason (que también son utilizados por el protagonista para sus juegos de apariencias/realidades), todo queda reducido al conflicto interior del intento de recuperar algo perdido (la recuperación de su familia, que sus padres vuelvan a vivir juntos).

Y aquí aparece, un segundo personaje, el agente del FBI, interpretado por Tom Hanks, que al modo del obsesivo policía de otra serie de televisión de los años 60 (El fugitivo), intenta capturar por todos los medios al escurridizo estafador de cheques, que interpreta Leonardo di Caprio. Pero en lugar de desarrollar la trama por este camino, el agente acabará realizando las funciones del padre, o del hermano mayor que no tuvo el protagonista. Así, ese “padre/hermano mayor” consigue recomponer a su manera la “familia” del personaje principal, y com tal padre castiga/premia según el comportamiento de su hijo.

Como en los mejores cuentos de Disney, los protagonistas de los últimos filmes de Spielberg son huérfanos.De esta forma, el relato adopta también el esquema del cuento, otra de las constantes, en mi opinión, de la filmografía de Spielberg, cual Walt Disney resucitado (el lector se habrá dado cuenta de que desde La lista de Schindler a esta parte los protagonistas de sus películas son huérfanos, como en todas (o casi todas) las películas de la Disney). Los temas más trascendentes (la esclavitud, el nazismo, la guerra, etc.) quedan reducidos a una especie de cuentos en donde los huérfanos intentan buscar/encontrar la familia que no tienen, por lo que las películas se hacen esquemáticas, con personajes carentes de fuerza dramática, porque responden más a arquetipos (la mayoría provenientes de los géneros cinematográficos, en este caso el cine de espías y la comedia de los sesenta) que de la propia realidad.

Para Spielberg, el cine sigue siendo un “juguete” maravilloso para contar cuentos edificantes que hablan poco de la realidad y mucho de los referentes narrativos y visuales del cine mismo.

Por último, señalar la excesiva duración de la película, que tiene que ver con la forma de narrar que está adoptando últimamente Spielberg: la morosidad, el “amneramiento”, la repetición (véase la secuencia del aeropuerto de Los Ángeles, antológica en cuanto a cómo tardar un cuarto de hora en contar algo que se podría haber narrado en cinco minutos).

Parece como si Spielberg hubiera olvidado la lección de los clásicos: la fuerza dramática de lo que se sugiere y no se muestra.

Ángel Esparcia

ATRÁPAME SI PUEDES

Título Original:
Catch Me If You Can
País y Año:
EE.UU., 2003
Género:
Acción
Dirección:
Steven Spielberg
Guión:
Jeff Nathanson
Producción:
Bungalow 78 Productions
Fotografía:
Janusz Kaminski
Música:
John Williams
Montaje:
Michael Kahn
Intérpretes:
Nathalie Baye, Jennifer Garner, Martin Sheen, Leonardo DiCaprio, Christopher Walken, Amy Adams, Tom Hanks
Distribuidora:
United International Pictures
Calificación:
Todos los públicos



 

 

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