Scooby Doo
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Alarma: catástrofe

La peor película del verano, sin ninguna duda.Aunque quizá no haya sido su inventor, lo cierto es que desde En busca del arca perdida un hombre ha sido fiel cada verano a su cita con el gran público. Cuenta con muchos detractores, pero la presencia de Steven Spielberg ha permitido ver la luz a muchos proyectos probablemente inviables sin su apoyo, sobre todo en el mundo de las nuevas tecnologías, que han mejorado notablemente gracias a las necesidades de cada nueva producción suya, tanto si la dirigía (pensemos en el diseño de dinosaurios para Parque jurásico o en el tratamiento de la imagen en Salvar al soldado Ryan) como si se limitaba a producirla (Poltergeist, Hombres de negro), contando para ello con la colaboración inestimable de su amigo George Lucas y su empresa líder en el campo de los diseños digitales: la Industrial Light & Magic.

Aunque la mayor parte de sus filmes veraniegos están basados en la mezcla de personajes reales y digitales y están dirigidos a un público infantil (El secreto de la pirámide, Casper, Los picapiedra, Men in black), cuando han contado con un buen guión y un director competente los resultados han sido notables no sólo en el terreno de los efectos especiales, sino también en el resultado global de la película (Gremlins, Pequeños guerreros). Quizá el mejor ejemplo de esta combinación sigue siendo ¿Quién engañó a Roger Rabbit?, dirigida en los años ochenta por un entonces primerizo Robert Zemeckis y coproducida por los estudios Walt Disney. En aquel caso no sólo el desfile de personajes animados resultaba entrañable, sino que la historia funcionaba a la perfección, sobre todo porque mantenía un juego irónico y utilizaba los dobles sentidos con maestría, algo que permitió a la película funcionar también entre el público adulto.

Todas estas enseñanzas han ido olvidándose con el tiempo. Hoy, una película como Scooby Doo ofrece exactamente lo contrario: nada de ironías o dobles sentidos, todo plano; nada de lenguaje adulto, todo infantil, mejor dicho, infantiloide; nada de un guión elaborado, ni siquiera existe una trama que emocione, y mucho menos las subtramas que la rodean, absolutamente anodinas; diálogos a la altura de los que puede escribir un niño La imagen que resume la película: un concurso de pedos y eruptos entre el perro y su dueño. ¿Cine infantil?de diez años; y los efectos digitales, en fin, simplemente lamentables, ni siquiera esto se salva.

¿Y el director? Como era previsible, alguien acorde con el refrito anteriormente citado: Raja Gosnell, un excolaborador de Chris Columbus (para el que fue montador de títulos como Solo en casa, Sra. Doubtfire o Nueve meses), que llegó a la dirección precisamente bajo su padrinazgo (Solo en casa 3) y que luego ha dirigido otras dos presuntas comedias: Nunca me han besado y Esta abuela es un peligro. Suponemos que fue el relativo éxito comercial de ésta última la que animó a los productores a proponerle este Scooby Doo en el que está mal hasta Rowan Atkinson (¿quién no recuerda con cierta sonrisa su televisivo personaje Mr. Bean?).

Año tras año podemos constatar que cada nueva adaptación de los viejos seriales televisivos al cine es ya una simple cuestión de comercialidad. Bajo el reclamo de la nostalgia, las nuevas tecnologías o, simplemente, qué-bonita-fue-mi-infancia se nos ofrecen versiones “nuevas” de las viejas andanzas. Hay un esfuerzo notable de caracterización (particularmente inútil en este ¿filme? que nos ocupa en el caso de Freddie Prinze jr. teñido de rubio: una imagen que atenta al buen gusto… su interpretación acaba de redondear la amenaza latente de su aspecto), pero ahí suele acabar todo. El resto es faena para los chicos de los efectos especiales, que deben cobrar normalmente mucho más que los guionistas, porque éstos demuestran muy pocas ganas de trabajar. Como ejemplo de lo dicho se podría tomar Los Picapiedra, que ya en su día nos pareció en trabajo mediocre… aunque comparándolo con este Scooby Doo casi casi se podría considerar un prodigio de originalidad y gracia: aquí no sólo deberían devolver el salario los guionistas, también los actores (¡pero si la única que está bien es Pamela Anderson y sus tetas-de-silicona en un pequeño cameo!), el director y, por supuesto, los responsables de estos efectos tan especiales. Como muestra del nivel Lo más significativo del reparto es que el mejor actor es... Scooby Doo, y eso que la animación es de tercera división.alcanzado por este filme, baste citar que el colmo de la gracia y originalidad se encuentra en un concurso de pedos y eructos entre el dichoso perro y uno de sus compañeros: una escena que define a la perfección las aspiraciones del producto.

Si el cine “de verano” que nos espera en los próximos años tiene en este bochornoso espectáculo su punto de referencia, más nos vale que nos dediquemos a revisar viejas pelis en el vídeo o a tomar el sol (y sombra) en la playa: al menos allí el desfile de cuerpos no ofende a la vista, como sucede en esta insoportable mezcla de colores chillones, actores de tercera división y efectos especiales de vergüenza. 

Mr. Kaplan 

SCOOBY DOO

Título Original:
Scooby-Doo
País y Año:
Estados Unidos, 2002
Género:
AVENTURAS
Dirección:
Raja Gosnell
Guión:
James Gunn, Craig Titley
Producción:
Atlas Entertainment
Fotografía:
David Eggby
Música:
Chris Ballew
Montaje:
Kent Beyda
Intérpretes:
Matthew Lillard, Freddie Prinze Jr., Sarah Michelle Gellar, Linda Cardellini, Rowan Atkinson
Distribuidora:
Warner Sogefilms
Calificación:
Todos los públicos

 

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