Willard
Principal ] Arriba ] La cámara secreta ] Comandante ] Ejecutivo agresivo ] It's all about love ] La vida ] Palabras encadenadas ] Terminator 3 ] [ Willard ]

 

Hombres-rata, ratas-hombre

El debutante Glen Morgan dirigiendo "Willard".Willard es un remake de una película homónima del 1970 (que aquí se estrenó como La revolución de las ratas). Pero en contra de lo que viene siendo habitual, no ha buscado su justificación en una estrategia del “más difícil todavía”, ofreciendo en consecuencia un espectáculo fastuoso de acción y efectos especiales, sino que su propuesta transita los caminos de la autorreflexión. La cual cosa es de agradecer.

La película se construye en base a una referencia genérica asumida, haciendo constantes citas a otras películas del género, ya sea de forma específica o general. En este sentido quizás es Hitchcock el más fagocitado. El inicio del filme es una clara referencia a Psicosis (Psycho, 1960): el personaje de Willard recuerda a Norman Bates (y a muchos otros psicópatas surgidos a partir de este); y también la casa donde vive, con la voz de la madre incluida (aunque aquí la madre está viva, si bien no tiene un aspecto más saludable que el de la madre muerta de Bates). Explícitamente hitchcockianas son también la escena de la aparición de las ratas en el despacho del director de la empresa justo antes de devorarlo, a imagen de un momento de Los pájaros (The birds, 1963); y el final con Willard sonriendo sardónicamente encerrado en un manicomio, otra vez haciendo de Norman Bates.

Un protagonista con claros paralelismos con el Norman Bates de "Psicosis".Las referencias del filme también se pueden encontrar en películas más actuales. Así, puede recordarnos a títulos como el también remake de un clásico de la serie B como La tienda de los horrores (Little shop of horrors, 1986) o Babe 2 (Babe: pig in the city, 1998). A pesar de no compartir el grado de teatralidad de éstas, sí que sigue un tipo de puesta en escena basada en la irrealidad, que tiene mucho de autoparódica y metalingüística. Con la segunda parte de las aventuras del cerdito Babe, Willard comparte, además del uso de los animales (por cierto, extraordinario), una irrealidad conseguida, en parte, jugando con los anacronismos. Este hecho tiene un inconveniente, y es que la idea de un Willard convertido en la imagen de su padre suicidado y alejado de la realidad que le rodea, se disuelve en el momento que otros personajes y localizaciones comparten su misma estética. Esto desestabiliza un poco la idea principal, y hace perder interés a la historia.

La autoparodia tampoco está siempre bien conseguida. Al principio uno sigue los hechos con cierta perplejidad preguntándose si se tiene que creer aquello que le están explicando. La película parece tomarse demasiado seriamente a ella misma, a pesar de haber apuntado ya elementos como la referencia a Psicosis o el grotesco aspecto de la madre ya citados. Tal vez la interpretación del protagonista contribuye a la desorientación, ya que da la sensación de ser más excesiva que irónica. Pero poco a poco la ironía y el humor van haciendo acto de presencia y la película toma más interés. Detalles como el cartel que el jefe de Willard tiene en su despacho donde se advierte de una “suave agresión”; el juego entre los ratones de los ordenadores y las ratas de verdad (sobre todo en la escena de la muerte del malvado propietario de la empresa); la obsesión del director con su coche y su espanto después de haber tenido que ir al El problema es que pese a algunas sugestivas imágenes, la trama principal del filme no acaba de tener interés. trabajo en metro; o la escena de la muerte del gato que le regalan a Willard, son buenos momentos que hacen más agradable el visionado de la película. Como un elemento de ironía nos tenemos que tomar también el hecho que el director sea asesinado mientras mira pornografía en Internet, haciendo parodia de la moralina que solía y suele acompañar a este tipo de producciones.

Desgraciadamente estos buenos detalles no son suficiente para sostener una película cuya historia principal no acaba de tener interés. Hay partes con fuerza, como todo aquello referente a Big Ben y la venganza que preparan él y Willard contra el director de la empresa; pero los personajes no acaban de interesar, quizás por un exceso de caricaturización, y elementos como el difunto padre de Willard (el suicidio del cual se nos indica en una interesante y sugerente escena) no acaban de llegar a ninguna parte, y todo queda un poco pobre. Con todo, y tal como he dicho al principio, el propio planteamiento de la película es de agradecer, y aunque que no esté del todo conseguido, le merece una cierta credibilidad.

Jordi Codó

WILLARD

Título original: Willard.

Director: Glen Morgan.

Productores: James Wong y Glen Morgan.

Producción: Hard Eight Pictures, para New Line Cinema.

Guión: Glen Morgan, según el guión de Gilbert Ralston para la versión de 1970.

Fotografía: Robert McLachlan.

Música: Shirley Walker.

Intérpretes: Crispin Glover, Lee Ermey, Laura Elena Harring, Jackie Burroughs.

 

 

Volver al SUMARIO Página ANTERIOR Página SIGUIENTE Ir a la ÚLTIMA PÁGINA