En
el último número de la edición Archivos de la Filmoteca
(número 44, Junio de 2003) se dedica un extenso dossier a repasar la
evolución de la comedia romántica durante los años noventa. Se hace
necesario mencionar dicha aportación teórica, pues será la introducción,
obra de Celestino Deleyto, previa a tal análisis, la que nos servirá
para ir glosando los pormenores de este Ejecutivo Agresivo.
En
este reciente filme de Peter Segal (My Fellow Americans) son los
esquemas de la comedia romántica los que rigen el rumbo de la trama, si
bien se ven alterados por las intercesiones de elementos adscritos a la época
contemporánea; elementos enriquecedores que permiten desempolvar los
viejos/nuevos discursos sobre el género con la finalidad de extraer una
serie de conclusiones que, cuanto menos, nos lleven al terreno de la
reflexión.
La
comedia romántica de los años 30 y 40 se encargó de vehicular una
suerte de discurso identificador del paradigma de los caracteres masculino
y femenino, así como de las relaciones entre ambos. Una ideología
patriarcal, que encaraba el destino de la mujer a la unión matrimonial
con un hombre, siempre dominador, que implicaba la ulterior creación de
una familia al uso. Comedias, por ejemplo, como His Girl Friday, en
la que Hawks pervertía el libreto de Hecht y McArthur para convertir a
Hildy (Rosalind Russell) en mujer evidenciaban, a pesar de la continua battle
of the sexes, la superioridad manifiesta del embaucador Walter Burns (Cary
Grant) sobre su ex – cónyuge (relación de sometimiento que se observa
en el plano final, en el que Walter le dice a Hildy que haga el favor de
coger la maleta por el asa, en lugar de llevarla en brazos: momento que
certifica la claudicación de la fémina, que desde entonces vivirá al
amparo de la voluntad de su locuaz compañero).
Así
pues, el desarrollo de este tipo de comedias provoca el necesario
conocimiento por parte del espectador de toda una serie de constantes genéricas
que se irán sucediendo en la pantalla. Es pues, el aura de lo previsible
aquello que rodea todas las producciones de este tipo. No obstante, Rick
Altman observa que los espectadores que se lanzan a consumir películas de
género lo hacen para experimentar el placer que les dan sus convenciones.
Así pues, la ausencia de expectativas argumentales, pues se conoce hasta
qué sucederá al final, no impide el goce del espectador.
Resulta
curioso, como dice Deleyto, que la comedia romántica no haya perdido
vigencia en la actualidad (sigue siendo el género más rentable), no
tanto por sus trazos intrínsecos como por las evoluciones contextuales,
es decir: desarrollo de movimientos feministas, crisis de la pareja,
aumento de las opciones sexuales, disolución del concepto de amor romántico,
nueva posición social de la mujer, etc.
Algunos
achacan la supervivencia del género al nacimiento de cierta ideología
neoconservadora, otros hablan de la inflexibilidad de las pautas genéricas
que permiten la constante identificación espectatorial y otros subrayan
la importancia de dos rasgos característicos de la posmodernidad, la
nostalgia y la parodia, como elementos claves a la hora de encarar viejos
asuntos. Algunos, incluso, enarbolan la teoría del triunfo del escapismo
y la superficialidad, elementos que juzgan inherentes al género.
Ejecutivo
Agresivo nos permite poner a punto y verificar toda la serie de puntos
expuestos en la página anterior. El filme de Peter Segal cuenta la
historia de Dave Buznik (Adam Sandler), ejecutivo de una marca de ropa
gatuna, que experimenta un súbito “ataque de ira” en pleno vuelo.
Dicho altercado le llevará ante un juez que lo condenará a realizar una
terapia con el doctor Buddy Rydell (Jack Nicholson), psicólogo de dudosos
métodos que pondrá a prueba los inestables nervios del tímido diseñador.
Por otro lado, existe la relación que Buznik mantiene con Linda (Marisa
Tomei), que se verá alterada con la presencia del Dr. Rydell, encargado
de vigilar 24 horas a su paciente. De este cruce de tramas nace la
historia que adscribe el filme, al menos
en parte, a la comedia romántica: pareja en crisis que tras la presencia
de un ser ajeno se rompe, huyendo la chica con el nuevo personaje que
resulta ser un mal compañero de viaje, lo cual le hará volver con su
primer amor. Jack Nicholson funcionaría, en un principio, como un wrong
partner; es decir (al saber de Steve Neale): “posible aunque
inadecuado compañero para uno de los miembros de la pareja, que
proporciona puntos de contraste con una o ambas partes de la pareja y que
a menudo representa algún aspecto negativo de la personalidad de los
protagonistas que debe ser dejado atrás para la formación de la pareja
ideal”.
No
obstante, en realidad, no todo resulta tan simple. Si bien, hasta este
punto, lo visto indica que los patrones propios de la comedia romántica
son los que vertebran buena parte del filme, será un final tan atípico
(para el género) como innecesario y acomodaticio el que se encargará de
desmontar, en parte, muchos de los puntos fuertes del lado romántico de
la película. El desenlace, en un giro de guión que se repite hoy en día
en no importa qué filme de no importa qué género, nos muestra cómo
todo el proceso terapéutico fue ideado por Linda para que Dave se
deshiciera de sus miedos (terror fundado en un tragedia infantil que le
impide besar a su novia en lugares públicos). Así pues, en realidad la
pareja jamás se deshizo, pues el doctor no fue tal wrong partner,
sino que todo fue una estrategia
¿Cuáles
son las consecuencias de este final? En primer lugar, y aún a pesar de
funcionar desde la mentira, las claves románticas están presentes pues,
para la realidad de Dave, el doctor es un usurpador ansioso por retozar
con la (aparentemente) inocente Linda; y será su mediación la que
permita al propio Dave exorcizar sus miedos. Pero, aún asumiendo la
inevitable reunión de la pareja (reglas obligan), el modo elegido para
hacerlo (la conversión de la trama en treta) desvirtúa todo lo que de
trasgresor tenía hasta entonces el filme. Como Deleyto indica a propósito
de Algo para recordar, lo importante de estos filmes, aún sabiendo
el desenlace, radica en su parte central, donde se expresan las
contradicciones propias del tiempo en que se inscriben las comedias. Así
pues, la crítica latente, lanzada a esferas que van más allá de las
conductas sexuales, se queda en apunte risible: seguridad en los
aeropuertos, esnobismo empresarial, obsesión física (Heather Graham),
tendencias de la psicología, creación de monstruos en el seno de una
sociedad (el personaje de John Turturro), infidelidad, religión, etc.
No
es tanto la inevitabilidad del final lo que pervierte la sátira como la
innecesariedad de formalizarlo de un modo inoportuno. El error estriba en
que la reunión amorosa se produce al tiempo que se desvirtúa todo tamiz
crítico, pues se entiende que aquello que se ponía en solfa no eran más
que actuaciones exageradas de gente contratada para tal operación. Opción
redundante porque se dedica a especificar los huecos de guión que surgen
al provocar un reverso en la trama, vuelta de tuerca prescindible, pues
existen mil y un métodos para unir a la pareja sin resquebrajar el
entramado crítico.
En
conclusión, si bien la pieza bebe de las fuentes de la comedia romántica
y ello le permite elaborar un discurso vitriólico sobre ciertos
comportamientos actuales, ciertamente ajenos a los roles sexuales (no hay
crítica sobre los comportamientos sexuales/relacionales tradicionales),
su tramo final fuerza a realizar una lectura altamente conservadora del
conjunto, pues todo aquello que de vituperable se ponía en la palestra,
en realidad, son meras exageraciones.
No
obstante, el hecho de tales aspectos aparezcan reflejados y (hasta aquel
embrollo final) sean criticados, permite disuadir a aquellos que tildan a
cierto tipo de comedias de superficiales, escapistas y poco amantes de
frecuentar el sustrato cotidiano.
Enric
Albero
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EJECUTIVO AGRESIVO
Título
Original: Anger Management
Género:
Comedia
Dirección:
Peter Segal.
Interpretes:
Marisa Tomei. John Turturro. Adam Sandler. Jack Nicholson. Luis Guzmán.
Kurt Fuller. Woody Harrelson. John C. Reilly. Heather Graham.
Guión:
David Dorfman.
Producción:
Jack Giarraputo . Barry Bernardi.
Música:
Teddy Castellucci.
Montaje:
Jeff Gourson.
Distribuidora:
Columbia Tristar Films de España
Calificación:
No recomendado menores de 13 años.
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