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AVANTIPor Elisa Mª Martínez
*** La historia se desarrolla durante el verano, en Ischia, una pequeña isla cerca de Nápoles y la luz mediterránea es captada a la perfección mediante una paleta de colores alegres, vivos. Tienen especial protagonismo el azul brillante, inspirado por el refrescante mar Mediterráneo y, notablemente, el amarillo dorado, que remite a un sol cálido y vital. Estos dos colores se complementan y se potencian a lo largo del relato de manera que aunque la mayoría de las escenas tienen lugar en interiores, todo está impregnado por la atmósfera luminosa del exterior, es decir, del auténtico espíritu de un lugar paradisíaco que palpita con alegría de vivir. Así, abundan los tejidos y las flores de color amarillo, los adornos dorados y al descorrer cortinas o abrir ventanas las estancias se inundan de una luz casi mágica. El azul, a modo de contrapunto que refuerza las sensaciones vitalistas producidas por el amarillo luminoso, está presente en vestidos, elementos de puesta en escena y, por supuesto, en las cristalinas aguas del mar, así como en cielos que son la envidia de cualquier fotógrafo. El juego establecido entre estos dos colores tiene además una función alegórica; sugiere numerosas relaciones entre lo celestial y lo terrenal, ligado al tema vida-muerte que explora el relato. La fotografía colorista característica de la película nos invita a pasear, a disfrutar del clima, del paisaje, del ambiente bucólico, pero, eso sí, sin prisas, a fin de cuentas uno de los reclamos principales de la isla es su tradición de balneoterapia. La topografía es ondulante, las carreteras serpenteantes, y esta peculiar geografía física también deja su huella en el modo de vivir de los habitantes de Ischia y, a su vez, obligará a la pareja protagonista a realizar una exploración más psíquica que física; tendrá menos que ver con el lugar que con una serie de valores morales. Billy Wilder, como en otras ocasiones, envía a un norteamericano a Europa en un viaje de peregrinaje personal y emocional. El personaje de Wendell Armbruster (interpretado por Jack Lemmon) acude a Ischia para recoger el cadáver de su padre multimillonario que murió allí durante unas vacaciones. Sin embargo, para horror y desesperación del protagonista, lo que normalmente sería un proceso burocrático corriente, se convierte en una especie de carrera de obstáculos que se va desarrollando a ritmo de adagio, demasiado exasperante para un estresado hombre de negocios.
De hecho, la finalidad del viaje iniciático que ambos protagonistas emprenden es la liberación. Mediante el continuo bombardeo de estímulos a sus sentidos, la sensualidad que palpita en la isla les conquistará y se transformarán, aunque, eso sí, dentro de unos límites impuestos por la ironía de Wilder. El ritmo de vida tranquilo, característicamente mediterráneo que tan bien capta el relato a lo largo de su desarrollo, es un tempo pausado, marcado por un clima cálido y por la naturaleza de las gentes que habitan Ischia. La vegetación, indudablemente de aromas embriagadores, florece; el límpido mar azul susurra invitaciones a darse un baño; las conversaciones son generosas, nunca demasiado escuetas, ni ariscas y tampoco verbosas, los brillantes diálogos así lo atestiguan. Ciertamente, todo en la isla es un auténtico festín para los sentidos. A este respecto, la comida tiene gran importancia. Además de marcar unas pautas que interrumpen y ralentizan el proceso burocrático de la repatriación de los cadáveres, también es la obsesión de Pamela, que sigue un regimen imposiblemente estricto y frugal para perder peso pero que descubrirá que alcanza mejor sus objetivos cuando se entrega por completo a las tentaciones gastronómicas. Será a través de una cena-ritual que los protagonistas conseguirán su liberación, y de manera especialmente notable el personaje de Wendell que, al abandonarse al mundo sensual que le rodea, y a instancias de Pamela, descubre un potencial para la vida que jamás sospechó existiera. No obstante, en ese tributo que rinden a sus difuntos padres se encuentra la mayor y más significativa ironía: su liberación está restringida; llevan a cabo una imitación ritual de la vida de sus progenitores ya que son incapaces de encontrar sus propias soluciones y con la regularidad de la rutina que caracteriza la vida de Wendell, heredan el romance de sus padres.
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