Principal
Arriba

Filmografía
George Sidney
Sidney y el musical
Magnolia
Levando anclas
Scaramouche

CINE, TEATRO Y ESPADACHINES: UNA REFLEXIÓN SOBRE SCARAMOUCHE

Por Alex Sebastian

Su habilidad para dirigir musicales (aquí con Ann-Margret) la trasladó al cine de aventuras, dotando de un ritmo musical sus escenas de batallas.A la altura de los cincuenta años del estreno de una de las películas-modelo de un cine muy en boga en su tiempo, el de capa y espada, y que fue como un género tipo buque enseña de la productora Metro, este que escribe más bien espectador que crítico no puede dejar de manifestar por un lado su admiración por una obra como ésta y a la vez un cierto escepticismo por un tipo de cine que, pese a sus hallazgos, lo encuentra muy periclitado.

Scaramouche es un clásico, como hemos dicho, de este tipo de cine que incluso conoció una primera versión en la época del cine mudo con el protagonismo del actor Ramón Novarro, hoy para muchos un perfecto desconocido, que en su tempo era el actor tipo “latin lover” y cuya tipología después continuaría Errol Flynn. Scaramouche está basada en el texto de una popular novela de época escrita por Sabattini y fue una de las muchas películas de este género en boga por la década de los cincuenta. Fue y sigue siendo una filme modélico que en cierta manera, junto con la otra gran película de Sidney, Los tres mosqueteros, marcaron un hito en este tipo de cine de aventuras.

Se juntan en Scaramouche varios elementos que aparecen constantes en la literatura francesa de siglo XIX y cuyo autor más representativo sería Alejandro Dumas. El folletín, el melodrama, la representación del mundo de la nobleza, el ambiente prerrevolucionario y a la vez decadente de la nobleza, un cierto aliento de la “grandeur” y el chovinismo francés y la mitificación de los dueles y combates a espada, que convertían algo en sí trágico y bastante sórdido en una mitificación de la destreza y del deporte, en una suerte de saltos y desplantes ejecutados como una danza atlética como si de una película de vaqueros se tratara y donde en vez de revólveres y escopetas y cabalgadas a caballo, se manejan espadas y florines.

La mezcla de géneros con el musical alcanza sus cotas más altas en "Los tres mosqueteros", "Scaramouche" y "La reina del oeste".Como fuere, Scaramouche es un filme inolvidable por el trepidante ritmo que este tiene. La cámara que nunca se queda quieta sigue el constante devenir de sus personajes y éstos como saltimbanquis hacen también bailar a la cámara. De ahí a que el filme tenga casi un ritmo musical auspiciado por un montaje muy nervioso y sugerente.

Otra de las originalidades de Scaramouche sería su ecléctica mezcla de cine de espadachines con el mundo del teatro y de la farándula: la vida y la aventura de la vida como representación y a la vez la vida también como proceso de aprendizaje: al fin y al cabo, debajo de la máscara de Scaramouche se esconde alguien que está aprendiendo, que está preparándose para el duelo final, para cumplir una venganza, para dar sentido una vida frustrada por la muerte de un amigo. Ese mismo sentido de enmascaramiento, tan corriente en el cine de aventuras, da paso a toda una serie de ocultamientos de la verdad sobre el mismo origen, sobre el propio nacimiento y parentesco que se desvelará para dar lugar al más feliz termino de esa aventura humana: él se casará con la muchacha joven, guapa y noble, pese a sus devaneos con otra mujer, y descubrirá que también es de sangre noble.  Hoy es algo que no admitimos fácilmente y que incluso nos repugna, pero en la literatura clásica de los cuentos y leyendas es un tema que se repite constantemente: véase el final delos cuentos clásicos de Blancanieves, La Cenicienta, La Bella Durmiente, etc.

Una gran ironía e incluso unas alusiones llenas de picardía que para aquellos años eran demasiado atrevidas y que tal vez se escaparon a la censura, pintan aún de más color a este filme y que aumentan su encanto. Me refiero por ejemplo a la graciosa y pícara escena del carromato y la pelea de las sartenes entre Scaramouche y su amante de la farándula, donde después de mostrarnos cómo se pegan de sartenazos, en un plano externo al carromato vemos cómo este vibra con movimientos alta y sospechosamente eróticos. Mencionemos también la aparición de un joven Napoleón en unos de los palcos del teatro en la secuencia final del filme: un inteligente guiño para el espectador.

También "La reina virgen" fue un título destacado en su cine de aventuras, aunque aquí acudió menos a la fórmula del musical, dado el tono "solemne" del tema.A la altura de los cincuenta años que han pasado después del estreno de esta película se puede constatar por ejemplo, el cambio de gusto y estilo en el casting de los actores con respecto al cine de hoy. Scaramouche vista hoy adolece de unos actores que para el gusto actual no parecen muy apropiados: Stewart Granger parece demasiado maduro y cargante para encarnar al héroe de la película y Mel Ferrer nos parece demasiado empingorotado en su papel de villano. No así las mujeres: Janet Leigh en el papel de jovencita noble está encantadora y Eleanor Parker, una vez más encarnando el papel de mujer de bandera con fuerte carácter y cómica de la farándula está acertadísima.

Scaramouche, junto con Los tres mosqueteros, son quizá las dos películas más interesantes de Sidney y que quizá en la historia del cine hagan que su nombre no sea olvidable. Sus otras películas –que uno no se siente con fuerzas para revisitarlas- no llegaron a tal altura. Bertrand Tavernier, en su obra Cincuenta años del cine americano afirma que tal vez fuera un director de un solo género.

 

Volver al SUMARIO Página ANTERIOR Página SIGUIENTE Ir a la ÚLTIMA PÁGINA