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Filmografía
George Sidney
Sidney y el musical
Magnolia
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Scaramouche

SHOW BOAT (MAGNOLIA)

Por Gloria Benito

Un producto de éxito asegurado en una época en que los musicales tenían mucha demanda.En 1951, la MGM produce esta película bajo la dirección de George Sidney y guión de John Lee Mahin. Se trata de un remake de un clásico de Broadway, del año 1929, y del que ya existía una versión anterior de James Whale (1936). Todo hace pensar que se trata de un producto comercial con el éxito asegurado, en una época en que las grandes producciones y los musicales tenían una gran demanda.

Desde el punto de vista argumental se narra la historia de Magnolia Hawk (Kathryn Grayson), bella e ingenua jovencita que se enamora del jugador de cartas Goylord Ravenal (Howard Keel) y se casa con él contra la voluntad de sus padres, que son los dueños de una humilde compañía de teatro que representa números musicales y cómicos en uno de los barcos que navegan por el río Mississippi. El melodrama está servido cuando el flamante marido se endeuda y abandona a Magnolia, que vuelve con sus padres junto con la hija, fruto de su eterno amor. La intervención de una fiel y desgraciada amiga de Magnolia, Julie Laverne, interpretada por Ava Gardner, pone un final feliz a la historia como era de esperar. Este último personaje, atrapado por el alcohol y las malas compañías amorosas, podría haber aportado algo de verosimilitud a una narración blanda, cursi y plagada de tópicos.

El elogio del teatro como fingimiento positivo que posibilita el amor, no de los hallazgos temáticos del filme.Ava Gardner encarna al personaje “maldito” y romántico que se sacrifica por su amiga en aras de la generosidad y lealtad que la profesa. El hecho de que represente a una mujer mulata y despreciada por ello no aporta más que una levísima denuncia del racismo, que queda escondida en el tono dulzón y lagrimoso del argumento. Sidney no aporta nada a la historia original ni modifica el tratamiento de los personajes, cuyos conflictos quedan trivializados en una obra cuya finalidad es entretener y ensalzar los valores más conservadores de la sociedad americana. Se moraliza sobre los efectos perversos del alcohol y del juego frente a los valores de la familia, la fidelidad y el matrimonio. Todos son personajes planos sin matices ni vacíos. El simpático señor Hawk es el típico padre que desea la felicidad de su hija y cree en el verdadero amor, frente a su amargada y malhumorada esposa, que representa las convenciones matrimoniales y las buenas costumbres. El contraste entre ambos aporta un tono cómico y gracioso perfectamente previsible, como contrapunto habitual en cualquier comedia o melodrama.

Lo único salvable desde el punto de vista temático es el elogio del teatro como fingimiento positivo y vital que posibilita el amor y la comunicación entre las personas, como forma de acercamiento para resolver los conflictos. El río como símbolo de tiempo o espacio inmutable en el que transcurren las vidas de los hombres, sus esfuerzos y pasiones, no es tampoco demasiado original.

En cuanto a las aportaciones formales, tampoco existen. Sidney construye un relato correcto y con el suficiente ritmo, empleando los recursos de siempre. Casi toda la película transcurre en espacios interiores: el barco, el teatro, el hotel de Chicago y el café Trocadero. No hay grandes canciones ni coreografías y apenas se baila. Una película sin pena ni gloria en la filmografía de un director que se movía bien en los temas románticos de capa y espada y demostró su talento y elegancia en Los tres mosqueteros. Para el cine musical nos quedamos con Minnelli y Stanley Donen.

 

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