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| SHOW BOAT (MAGNOLIA)Por Gloria Benito
Desde el punto de vista argumental se narra la historia de Magnolia Hawk (Kathryn Grayson), bella e ingenua jovencita que se enamora del jugador de cartas Goylord Ravenal (Howard Keel) y se casa con él contra la voluntad de sus padres, que son los dueños de una humilde compañía de teatro que representa números musicales y cómicos en uno de los barcos que navegan por el río Mississippi. El melodrama está servido cuando el flamante marido se endeuda y abandona a Magnolia, que vuelve con sus padres junto con la hija, fruto de su eterno amor. La intervención de una fiel y desgraciada amiga de Magnolia, Julie Laverne, interpretada por Ava Gardner, pone un final feliz a la historia como era de esperar. Este último personaje, atrapado por el alcohol y las malas compañías amorosas, podría haber aportado algo de verosimilitud a una narración blanda, cursi y plagada de tópicos.
Lo único salvable desde el punto de vista temático es el elogio del teatro como fingimiento positivo y vital que posibilita el amor y la comunicación entre las personas, como forma de acercamiento para resolver los conflictos. El río como símbolo de tiempo o espacio inmutable en el que transcurren las vidas de los hombres, sus esfuerzos y pasiones, no es tampoco demasiado original. En cuanto a las aportaciones formales, tampoco existen. Sidney construye un relato correcto y con el suficiente ritmo, empleando los recursos de siempre. Casi toda la película transcurre en espacios interiores: el barco, el teatro, el hotel de Chicago y el café Trocadero. No hay grandes canciones ni coreografías y apenas se baila. Una película sin pena ni gloria en la filmografía de un director que se movía bien en los temas románticos de capa y espada y demostró su talento y elegancia en Los tres mosqueteros. Para el cine musical nos quedamos con Minnelli y Stanley Donen.
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