Toda la verdad
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Todo es mentira

Pues sí, dirige Carl Franklin... aunque poco se puede decir en favor de él tras ver este anodino thriller.Un nuevo thriller sobre abogados, esta vez en el ejército. Decimos “nuevo” porque acaba de estrenarse, pero en realidad acaba siendo tan viejo como los modelos de los que toma prestadas la mayor parte de sus ideas.

A saber: de Durmiendo con su enemigo (no, no es que ésta fuera original, pero vale como referencia) toma el marido ideal que esconde un secreto y la abnegada esposa que lucha por/contra él. De Algunos hombres buenos toma el juicio en el ejército sabiendo que, como muy bien subraya Morgan Freeman: “la justicia militar es a la justicia como la música militar es a la música”. Parte de la trama nace de Reglas de compromiso y, por encima de todo, Toda la verdad es un refrito poco disimulado de Al filo de la sospecha, aquel sorprendente título de los ochenta en el que tras arduos juicios para demostrar la inocencia de su cliente, nuestra abogada protagonista (Glenn Close) descubría que, efectivamente, su cliente era un Franklin y Freeman, un dúo del que se esperaba más que esta rutinaria adaptación de una novela ya olvidada... como la propia película. psicópata asesino, por lo que éste se veía obligado a ajustarle las cuentas para que mantuviera la boca cerrada.

Lo único bueno es el esfuerzo de Carl Franklin por ofrecer algunos planos inquietantes (como esa mirada de Jim Caviezel tras asaltar su casa unos jóvenes delincuentes: una mirada que delata que ese marido esconde algo), por hallar algunas soluciones visuales (las imágenes de lo sucedido en 1988 en El Salvador, grabadas en vídeo y volcadas con un grano más que evidente) o por crear un cierto ambiente de tensión (la escena de las dos prostitutas y Morgan Freeman con el único personaje superviviente que sabe lo que realmente pasó).

Pero todo ello es muy poco ante la avalancha de tópicos que nos inunda desde la pantalla. Nada sorprende. La película gira y gira, intentando sorprender a un espectador que ya está de vuelta y que sabe, con absoluta certeza, que después del último giro siempre habrá uno más que nos desvelará un secretos a voces: el marido, efectivamente, es culpable, como todos ya sabíamos desde los mismos títulos de crédito. Al lado de los giros de la trama, esperar algún gesto de crítica o análisis de la situación del ejército, más en los tiempos patrióticos que vivimos, se nos antoja un imposible en esta Ashley Judd y Morgan Freeman ya coincidieron en "El coleccionista de amantes": no es que haya que ponerle reparos a su trabajo... pero tampoco el resultado final es como para lanzar cohetes. producción tan políticamente correcta que hasta los marines del tío Sam son, en el fondo, buenos chicos.

Carl Franklin (que en su día gozó de cierta reputación por El demonio vestido de azul, aunque más tarde ya asimiló sin rubor los esquemas más tradicionales del cine comercial con Cosas que importan) dirige la función casi con la misma gracia que cualquier otro asalariado y, en medio de todo el embrollo, sólo se salva Morgan Freeman, que durante gran parte del metraje es el único aporta pone un poco de interés para evitar los ronquidos del respetable.

Mr. Kaplan

TODA LA VERDAD

Título Original:
High Crimes
País y Año:
Estados Unidos, 2002
Género:
THRILLER
Dirección:
Carl Franklin
Guión:
Yuri Zeltser, Grace Cary Bickley
Producción:
New Regency Pictures, Monarch Pictures, Manifest Film Company
Fotografía:
Theo van de Sande
Música:
Graeme Revell
Montaje:
Carole Kravetz
Intérpretes:
Ashley Judd, Morgan Freeman, Jim Caviezel, Adam Scott, Amanda Peet, Bruce Davison
Distribuidora:
Hispano Fox Films
Calificación:
No recomendado menores de 13 años

 

 

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