La pizarra-3
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Una realidad que hace pensar

No es un documental, sino una reflexión sobre una realidad que nos sobrecoge.Sobre esta película iraní, diré, a titulo muy personal y subjetivo, que me ha conmocionado. Tal vez porque no esperaba ver este relato cinematográfico a primera vista tan salvaje  y porque lo preveía mucho más “civilizado”. También porque el filme me semejaba una especie de mal sueño, una pesadilla que no puede ocurrir en este mundo. Creo que por aquí empieza el primer valor de esta película: La pizarra es una ventana por la que uno puede asomarse y contemplar... una realidad que nos disgusta profundamente, nos sobrecoge y... nos hace pensar. Y esto creo que es mucho en medio del lamentable panorama del anodino cine que anda adocenando a tanto público.

Algún espectador excesivamente celoso puede atacar a esta película iraní de manipulación de la realidad, de cierta búsqueda morbosa de la estética de la pobreza y de la fealdad y de andar flirteando con ciertos simbolismos que a veces devienen fáciles y acomodaticios. El ataque es razonable. Como espectáculo ofrecido al que lo contemple puede decepcionar, pero ¿y como documento social, antropológico y político? Porque este espectador lo ha visto curiosamente como si casi fuera un documental. No es de extrañar dada el largo maridaje iraní con este tipo de género. Un documental no neutro ni objetivo, sino interesado y mediatizado. A estas alturas todos sabemos de la escasa imparcialidad de todas las grandes películas con base documental: no hay neutra imparcialidad ni seca objetividad ni siquiera en una fotografía hecha al azar. Junto a la subjetividad del agente que la hace o el paciente que la contempla está lo contemplado con sus denotaciones y connotaciones. Así, ni las últimas películas de José Luis Guerín (Innisfree, En construcción) ni aquellos primeros cortos de la Escuela de Brighton o los filmes de Flaherty (Nanook, el esquimal, Hombres de Arán) son representaciones A lo largo del metraje las pizarras serán sobre todo elementos útiles, adaptados a la necesidad de cada momento.químicamente puras de la vida tal cual es –ni falta que hace–, sino exhibición de ésta con las parciales imperfecciones (¿?) de la subjetividad y de la mirada humana.

La pizarra, pues, goza de las ventajas e inconvenientes del cine narrativo y del cine documental. En ningún momento creo que su directora deseó como primer objetivo, ofrecer un concienzudo y exacto documento antropológico del éxodo de los kurdos o del extraña manera de ejercer su profesión los maestros, sino realizar una obra narrativa e inventada para mostrarnos una dura y triste problemática, olvidada por nuestra acomodada e insolidaria sociedad occidental. Repito: aquí está su gran mérito.

Otra cosa es el acento exótico con que el filme parece haber sido tratado. Son un tanto molesto los subrayados metafóricos con los que a lo largo de la cinta se nos intenta advertir para captar las ideas y mensajes que se nos quieren lanzar. Igualmente, algunas imágenes buscan más agradar estéticamente al espectador y no logran integrarse en el relato cinematográfico. Seguramente, el que la directora de la película sea hija del gran maestro del cine iraní Moheen Makhmalbaf ha provocado un cierto manierismo. Sin duda, Cierto manierismo visual quizá se deba a la influencia de Moheen Makhmalbaf, padre de la directora.la sombra del gran cineasta que últimamente parece imitarse a sí mismo –véase Kandahar– ha sobrevolado sobre la película de su hija.

Y sin embargo hay momentos de gran fuerza visual y belleza en el filme. Momentos memorables de gran brillo que tal vez palidecen por su fuerte carga metafórica. El mismo arranque del filme con los maestros que parecen pájaros con las alas de sus pizarras a las espaldas, el que las pizarras se conviertan en todo (pared que separa, refugio para esconderse, camilla para heridos, tablilla para una pierna rota, etc.) menos para lo que debe servir: para escribir. En el fondo parece haber un fuerte discurso contra cierto despotismo ilustrado que pretende imponer la cultura llamémosla literaria o burguesa contra la auténtica cultura de los pobres que es la de la supervivencia.

José Luis Barrera

LA PIZARRA

Título Original:
Blackboards
País y Año:
Irán-Francia, 2002
Género:
DRAMA
Dirección:
Maysam Makhmalbaf
Guión:
Mohsen Makhmalbaf, Maysam Makhmalbaf
Producción:
Makhmalbaf Productions, Fabrica, Rai Cinemafiction, T-Mark
Fotografía:
Ebrahim Ghafori
Música:
Mohammad Reza Darvishi
Montaje:
Mohsen Makhmalbaf
Intérpretes:
Saïd Mohamadi, Bahman Ghobadi, Behnaz Jafari
Distribuidora:
Vértigo Films
Calificación:
Todos los públicos

 

 

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