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Un comienzo impactante |
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Sin duda el impactante arranque de esta película es su mejor logro. La visión, casi surrealista, de unas pequeñas figuras prácticamente en silueta y cargadas con enormes pizarras, bordeando una montaña que forma parte de un paisaje agreste e inhóspito, deja al espectador clavado en su butaca. Desgraciadamente, esta primera escena crea unas expectativas que serán frustradas por una realización tosca y, sobre todo, repetitiva, siendo la boda el punto crítico a partir del cual todo resulta algo reiterativo. El
relato requiere mayor habilidad narrativa y más precisión. Una pena
porque mucho de lo que quiere contar es muy interesante y atractivo.
Destacaría el tema de las dificultades de enseñar en un entorno
especialmente hostil, el sentido de humor, frecuentemente irónico o
incluso negro, y la originalidad de las metáforas visuales. A este
respecto es notable la relación que se hace entre el llamativo aspecto de
los maestros nómadas que cargan con sus pizarras (objetos auténticamente
multiusos, como nos muestra la película) y las aves que dan vueltas
alrededor de la cima de una montaña. Montaña que a su vez será escalada
por los maestros que no se rinden ante ninguna adversidad. Poética forma A pesar de que la película resulta estimulante más por las ideas que por como se plantean, y teniendo en cuenta las tremendas dificultades de producción a las que se habrá tenido que enfrentar esta joven iraní, desde aquí la animamos a que siga experimentando y madurando. ¡Rrrrrrrrrrrrrrrrrrrreeboir! Elisa Mª Martínez |
LA PIZARRA Título
Original:
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Durante
el conflicto bélico en el Kurdistán iraní, unos maestros vagan por la
zona en busca de alumnos, cualquiera que esté dispuesto a aprender, a
cambio quizás de simplemente un poco de comida para sobrevivir.
de
sugerir que la educación permite volar más allá que los límites
impuestos por las circunstancias. Aunque la cruda realidad se encargue de
cercenar cualquier atisbo de mejora, algo que deja muy claro el amargo
final.
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