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¿Volverá
a dirigir David Mamet otra película en Hollywood? ¿Tendrá que exiliarse
en Europa? ¿O se dedicará exclusivamente al teatro? Resulta exagerado
plantearse estas preguntas, pero ciertamente surgen despues de ver State
& Mane, un filme en el que ajusta cuentas con la comunidad
hollywoodiense. Fuego cruzado de ironías y dardos envenenados entre los
miembros de un rodaje, donde la unidad brilla por su ausencia, y priman el
egoísmo y los intereses personales. El director, apoyado por un pequeño
mafioso-productor, quiere acabar su película a toda costa, sin importarle
lo más mínimo que: el cámara vaya a ser padre, el director de fotografía
esté perdiendo el juicio pensando en un plano, la actriz no quiera enseñar
los pechos o el actor sea pederasta. En medio de todas estas miserias, se
encuentra el sufrido guionista, único personaje que presenta un atisbo de
humanidad. ¿Será un análisis basado en la experiencia? No sería de
extrañar, puesto que el contenido que sugiere el título de su libro
–que desconozco- Una profesión de
putas, no debe diferir demasiado de lo visto.
Cine
dentro del cine, o metacine, como se quiera decir, y mucha mala leche;
pero no sólo es esto. A la vez estamos ante una comedia romántica en la
que las segundas oportunidades procuran la rectificación. Se trata también
de una película de opuestos, la realidad frente a la ficción y el choque
contra la influencia. La llegada de la sociedad del espectáculo colisiona
directamente con la tranquila sociedad de un pequeño pueblo; dos
universos cerrados a priori, pero que acaban influenciándose mutuamente.
El pueblo se impregna de cine y viceversa, hasta el punto de que una
habitante ayuda al guionista a reescribir escenas.
Aunque
podamos achacarle un accidente imposible, en la calle principal y los
habitantes no salen a ver lo ocurrido; que no plantee nada nuevo, en lo
que a este –digamos- género, se refiere; o que el final sea más blando
de lo esperado; no importa.
Estamos
frente a una obra de un dramaturgo, ensayista, guionista y ocasionalmente
director, es decir, un escritor en toda regla –de ahí que se salve de
la quema su alter ego en la película- y queda constancia en los diálogos,
los cuales, te envuelven, te hacen olvidar lo demás, y no queda más
remedio que disfrutarlos.
Israel
L. Pérez
Daniel Arenas
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State
& Main.
Nacionalidad:
EEUU-Francia, 2000.
Guión
y dirección: David Mamet
Fotografía:
Oliver Stapleton
Música:
Theodore Shapiro
Intérpretes:
Alec Baldwin, Charles Durning, Phillip Seymour Hoffman, William H. Macy.
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