Tanguy
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La familia unida

Otra vez la mirada distante y socarrona del director posada sobre los burgueses parisinos.Cada vez que asistimos al estreno de una nueva película de E. Chatiliez es ineludible recordar el buen sabor de boca que dejó la ya lejana La vida es un largo río tranquilo, una lúcida disección de la burguesía francesa y sus difíciles relaciones con el estamento más popular, todo ello bajo la forma de una comedia repleta de acidez. Una y otra vez el autor ha retomado este género, pero siempre nos quedamos esperando que alcance el nivel que allí nos sedujo. Eso mismo ocurre con esta Tanguy recién llegada a nuestras pantallas, y que viene cosechando importantes éxitos de público en el país vecino.

Una mirada generosa sobre esta película es capaz de descubrir la distante y socarrona mirada del director posada de nuevo sobre los adinerados burgueses parisinos. Lo que ocurre es que en este caso tal visión adolece de una falta evidente de sutileza. Tomando como excusa argumental la resistencia de un hijo de 28 años a abandonar el hogar paterno, a pesar de las ansias de sus progenitores en que así lo haga, el director fija su cámara en la hipocresía de una sociedad consagrada a la conservación de la apariencia que vela un trasfondo mucho más vulgar. Escenas como la aceptación naturalizada de las relaciones sexuales del hijo, con desayuno familiar incluido (ahí planea la sombra del mayo del 68), figuran entre las más logradas de la película.

Aunque el guión ofrece algunas ideas ingeniosas, su plasmación fílmica acaba resultando monótona.Sin embargo todo ello, más allá de unos cuantos detalles sueltos, queda falto de la continuidad y coherencia que serían deseables, y que en otras ocasiones nos ha mostrado el autor. El guión es capaz de ofrecernos algunas ingeniosas ideas, sin embargo su plasmación fílmica acaba convirtiéndose en una acumulación casi monótona de situaciones, monotonía que resulta acentuada por una planificación que recurre de forma sistemática a largos planos secuencia que no acaban de tener una justificación o una funcionalidad internas, quedándose en meros artificios huecos. Y mientras la película se limita a plantear la trama, aún sostiene mínimamente el tipo, pero en la segunda parte, cuando el argumento ha de adoptar un giro que haga avanzar la acción, el interés decae de forma alarmante. En cierta forma la comedia abandona su voluntad de sutileza para adoptar un tono grueso que en nada la favorece.

Como en gran parte del cine actual, el problema es que la idea daba para un mediometraje, pero no para un largo.Los actores están a un nivel aceptable, aunque echemos de menos una evolución de los personajes que los dote de carne y vísceras, alejados del cartón piedra que en determinados momentos han de asumir. Concretamente Sabine Azema merecería un producto más acorde a las posibilidades que en esta película apunta. En la obra que citábamos al inicio de esta crónica sí que existía esa evolución (que era en realidad una degradación) enriquecedora de los tipos, pero aquí es más voluntariosa que real. En cierto modo, ya desde el principio están trazadas las claves de lo que será, sin mucho margen a la creación o enriquecimiento de lo que estamos viendo.

Al final uno se queda con la idea de que podría haber asistido a un muy interesante corto, mediometraje quizá, pero que en ningún caso está justificada la rutina en la que acaba convirtiéndose esta tentativa, de nuevo fallida, de E. Chatiliez.

Marcial Moreno

TANGUY

Título Original:
Tanguy
País y Año:
Francia, 2001
Género:
COMEDIA
Dirección:
Étienne Chatiliez
Guión:
Étienne Chatiliez, Laurent Chouchan
Producción:
Les Productions du Champ Poirier, TF1 Films Productions
Fotografía:
Philippe Welt
Música:
Pascal Andreacchio
Montaje:
Charles Gassot
Intérpretes:
Sabine Azéma, André Dussollier, Eric Berger, Hélène Duc, Aurore Clément
Distribuidora:
Vértigo Films
Calificación:
No recomendado menores de 7 años

 

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