Por
fin alguien aparca las vísceras y se olvida de los sustos, para retomar
el concepto cuya palabra se usa y abusa, pero que realmente había caído
en desgracia. Efectivamente, hablamos del término suspense, y hacerlo
implica recordar a aquel que lo dignificó (muy importante en nuestra
revista, todo hay que decirlo): Alfred Hitchcock. Éste decía lo
interesante que era mostrar en primer lugar una bomba bajo una mesa, para
luego hacer sufrir al espectador con los protagonistas alrededor de ese
lugar. Pues algo así sucede con La
habitación del pánico, a lo que hay que añadirle en lo que
concierne al maestro, unos magníficos títulos de crédito que recuerdan
a Con la muerte en los talones,
en cuanto se inscriben sobre la perspectiva de unos edificios, y la
partitura de Howard Shore, que emula la de Bernard Herrmann, del mismo
filme.
La
recién divorciada Meg Altman (Jodie Foster) y su hija enferma Sarah (Kristen
Stewart) han comprado un piso que tiene “habitación antipánico”. La
primera noche tres ladrones penetran en la casa creyendo que no hay nadie
para cometer un robo: Burnham (Forest Whitaker), Raoul (Dwight Yoakam) y
Junior (Jared Leto). En pocos minutos está planteada la situación, a
partir de aquí el filme se dedica a explotar sus posibilidades creando
una situación de suspense tras otra –mención de honor la salida de Meg
a por el teléfono en la que la práctica ausencia de audio la hace cobrar
mayor intensidad-. Como mecanismo de relajación espectatorial dos
alternativas: uno, la realización de planos imposibles para el deleite
del cinéfilo (penetrando en una cerradura, o pasando por el asa de una
cafetera, entre otros), y dos, provocar aunque sea una leve sonrisa
mediante los sarcasmos de los personajes. Hay una broma en concreto que se
inscribe dentro de la primera alternativa, convirtiéndose en un guiño al
espectador: en un momento de desesperación, intentan llamar la atención
del vecino de al lado con una linterna, al asomarse y no ver a nadie
cierra las cortinas. Éste que se desentiende de todo, que no quiere ningún
tipo de responsabilidad, no es otro que Andrew Kevin Walker, guionista de Seven.
En
cuanto al guión de David Koepp, dos momentos hacen que no esté la película
más arriba situada: una llegada masiva y forzada no muy pertinente de las
fuerzas de la ley, y la aparición sorpresa de un intercomunicador con la
habitación de marras, habiendo dejado claro previamente que la única
comunicación hacia adentro eran las videocámaras.
Una
película de intrusos. Una vieja mansión en medio de Manhattan. Un tecnológico
búnker en esa antigua casa. La habitación antipánico se convierte en la
habitación del pánico. Jodie Foster en lugar de Nicole Kidman (no pudo
hacerla al lesionarse haciendo Moulin
Rouge). Suspense clásico con planos retocados digitalmente. Nada se
le escapa a David Fincher, salvo algunos técnicos –y porque él los
despidió por desavenencias mediado el rodaje- todo lo controla, hasta el
montaje. Fincher, sigue controlando.
Israel
L. Pérez
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LA
HABITACIÓN DEL PÁNICO
Título
Original:
The panic room
País y Año:
EE.UU., 2002
Género:
THRILLER
Dirección:
David Fincher
Guión:
David Koepp
Producción:
Columbia Pictures Corporation
Fotografía:
Conrad W. Hall, Darius Khondji
Música:
Howard Shore
Intérpretes:
Jodie Foster, Kristen Stewart, Forest Whitaker, Jared Leto, Dwight Yoakam
Distribuidora:
Columbia-Tristar Pictures
Calificación:
No recomendado menores de 13 años
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