La
película narra la década entre 1964-1974 en la vida de Cassius Clay,
desde que consigue el título de campeón del mundo de los pesos pesados
hasta el combate con George Foreman que tiene lugar en el Zaire. En este
periodo asistimos a su conversión al Islam, su cambio de nombre, su
relación con Malcom X y su negativa a ser reclutado para ir a Vietnam.
Al
igual que hizo en su anterior película, El
Dilema (The Insider), Michael Mann se sirve de un estilo inspirado en el
documental para ahondar en la historia reciente de Estados Unidos. Si en El
Dilema trataba el tema del poder de las multinacionales del tabaco,
aquí se centra en la influencia política y social que ha tenido la
figura de Mohammad Ali en la lucha para la defensa de los derechos de los
afroamericanos. Podemos decir que en ambas películas se encuentra
planteado el mismo tema: un individuo que se enfrenta al poder del
Sistema.
Ali
es un buen exponente del estilo pseudodocumentalista utilizado por algunos
directores actuales para narrar hechos a los que se pretende dotar de un
mayor realismo. El uso de la cámara en mano, la textura granulada de la
fotografía, los juegos de enfoque-desenfoque, la aparente falta de puesta
en escena y el aspecto espontáneo de la iluminación, son algunos de los
elementos de los que se sirve Mann para narrar. Queda patente su gran
destreza en el uso de estos recursos y, sobre todo, en la impecable fusión
entre música e imagen. Ya en el brillante arranque de la película, a
modo de obertura, se muestra en paralelo un concierto de Sam Cooke e
instantáneas de la vida del púgil, con el entrenamiento de éste como
hilo conductor.
Otro
aspecto tan interesante como poco frecuente en las biografías, es que se
trasciende lo meramente anecdótico y se abandona lo simplista para
aportar una visión de mayor complejidad y cierto grado de sugerencia, que
a veces, incluso, roza lo poético.
Y,
a estas alturas de la crítica os estaréis preguntando ¿Qué tal Will
Smith? Bueno, pues debo confesar que ¡sorprendente! Aparte de la evidente
transformación física, se nota un verdadero empeño en la interpretación.
Tarea nada fácil si tenemos en cuenta la energía y carisma de la figura
que representa y las obvias limitaciones del actor. Aquí tengo que
apuntar además la habilidad con que el director ha sabido aprovechar al máximo
los ángulos desde dónde se ha rodado un plano o la composición de éste,
junto con las demás herramientas del lenguaje cinematográfico para
convencernos de la transformación del Príncipe de Bel Air en Mohammad
Ali. En cuanto a los demás actores, están estupendos: construyen un espléndido
retrato coral alrededor del protagonista, ayudan a tejer el contexto que
rodea al personaje principal. Resaltaría la relación tan especial, llena
de química, que se establece entre Ali y el periodista interpretado por
Jon Voight (genial la interpretación de éste).
Ah,
si, casi se me olvida, una advertencia: la película es larga, muy larga,
y de verdad que creo que le sobra un cuarto de hora o veinte minutos de la
parte final. De todas formas es una película muy recomendable. No os
equivoquéis, no es sólo una película de boxeo.
He
flew like a butterfly and stung like a bee: The Greatest, Mohammad Ali.
Elisa
Mª Martínez
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ALI
Título
Original:
Ali
País y Año:
EE.UU., 2001
Género:
BIOGRÁFICA
Dirección:
Michael Mann
Guión:
Stephen J. Rivele, Christopher Wilkinson,
Gregory Allen Howard, Eric Roth
Producción:
Columbia Pictures
Fotografía:
Emmanuel Lubezki
Música:
Pieter Bourke, Peter Bork
Montaje:
William Goldenberg, Lynzee Klingman, Stuart
Waks
Intérpretes:
Will Smith, Michael Bentt, Giancarlo
Esposito, Jamie Foxx, Jada Pinkett
Distribuidora:
Manga Films
Calificación:
No recomendado menores de 7 años
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