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Space Cowboys
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Sin embargo en este film, lo que pesan son los años. Cinco grandes
actores desarrollan y exprimen, unos personajes que se reducirían al
estereotipo si otros se hubieran encargado de ellos. Su presencia lo es
todo, la sonrisa surge por el actor y no por el personaje, ya que los
elementos humorísticos son los tópicos cinematográficos de sujetos de
avanzada edad. La ilusión por vivir y cumplir los sueños no tiene nada
que ver con los años; este es el mensaje que se deja entrever en la
historia, como también lo puede ser en la vida de los intérpretes. Da lo
mismo viajar al espacio, hacer una película o viajar a Benidorm, la
cuestión son las ganas por seguir adelante. La comparación de Space Cowboys con otros films de su género, es inevitable. La sobriedad de la dirección, que resta emoción a algunas secuencias, es una verdadera lección para los jóvenes directores “armagedónicos”. No hay nada más que ver, las salida de los astronautas hacia el lanzamiento: no hay cámaras lentas, no ondean enormes banderas al fondo, ni se dan lacrimógenos besos de despedida; sólo vemos planos de los que se van, y contraplanos con los que se quedan, pero las miradas nos lo dicen todo. Es un enfrentamiento generacional, plasmado también en pantalla con el entrenamiento de los dos grupos (jóvenes y viejos), luchando por una plaza en la nave y haciéndose la puñeta. Como se dice: sabe más el diablo por viejo... Israel
L. Pérez |
Space Cowboys EE.UU.
2000 Director: Clint Eastwood. Guión: Ken Kauffman y Howard Klausner. Fotografia: Jack N. Green. Música: Lennie Niehaus. Intérpretes:
Clint Eastwood, Donald Sutherland, Tommy Lee Jones, James Garner, James Cromwell |
Clint
Eastwood no se rinde, y cambia de género sorprendiendo al público con
una película etiquetable como comedia espacial. Los primeros noventa
minutos cuentan, en clave de humor, el entrenamiento de cuatro pilotos ya
jubilados, para enviarlos a reparar un satélite ruso. El resto, es la
odisea espacial. Los efectos de los dardos envenenados que suele repartir
Eastwood desde su filmografía –en este podrían ser: la sustitución de
los pilotos por una mona en el proyecto inicial o la existencia de un alto
cargo anteriormente espía enemigo; entre otros- quedan atenuados por el
exhibicionismo casi publicitario de las instalaciones de la NASA, o por el
ya clásico mal hacer de los rusos.
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