El
último trabajo de Tornatore que ha llegado a nuestras pantallas continua
escarbando en el mundo de la adolescencia, centrado en ese tránsito en el
que se pasa de la inocencia de la niñez a la realidad del adulto, teñido
de la pátina nostálgica que supone volver a los recuerdos pasados. El
esquema sigue el camino trazado en Cinema
Paradiso intercambiando el papel que el cine desempeñaba allí
por el deseo y el amor hacia una mujer, Malena (Monica Bellucci).
Malena
como una diosa, Malena como una mujer inalcanzable, Malena objeto de deseo
de los hombres de un pequeño pueblo de Sicilia, y sobre todo, Malena
vista a través de los ojos del personaje
de Renato (Giuseppe Sulfaro). Esa visión de Malena durante la primera
parte de la película es la mejor aportación de Tornatore pues ella
aparece como una imagen casi irreal para ese niño que está creciendo (es
una figura muda), la vemos bajo su mirada en esos paseos por el pueblo, en
ese ejercicio de voyeur a través de las ventanas de su casa o encarnándose en
fotogramas de cine (Tarzán, La Diligencia, etc.). Malena significa para ese niño que está
creciendo un objetivo, una meta a conseguir, algo que lo eleva por encima
de esa época histórica que le toca vivir (la entrada en el conflicto bélico
de la II Guerra Mundial), de tal forma que mientras la realidad muestra
los efectos de la guerra, Renato vive en su mundo particular (se acuerda
del día que Italia entró en guerra porque fue el día que le regalaron
su bicicleta); sus problemas y su máxima aspiración son el seguir a la
muchacha, los juegos con sus amigos, experimentar su sexualidad...
Mientras la historia se mueve en estos registros, durante la primera parte
de la película, todo funciona de una manera adecuada utilizando esos
modelos de referencia que desarrollaron Fellini o De Sica (es imposible no
acordarse del episodio "La Rifa", del film
Boccaccio 70, producción
italiana de 1962, donde una Sofia Loren espectacular impresionaba a toda
la población masculina de un pequeño pueblo).
Sin
embargo, a partir de la segunda parte, conforme la historia se desarrolla
y la realidad se hace presente en el relato de Renato (la muerte de
personas del pueblo en la guerra, el bombardeo) y la imagen de Malena
se trasforma fruto de las circunstancias y maquinaciones de los
hombres, el mecanismo comienza a chirriar pues lo que se quiere contar que
es la perdida de inocencia, tanto de Malena como de Renato, no termina de
engarzarse recurriéndose a golpes de guión innecesarios, que afectan
tanto a los personajes (no se comprenden determinadas actitudes de Malena)
como de situaciones (por ejemplo, la aparición del marido, que estaba
dado por muerto, para justificar el retorno de Malena al pueblo).
De igual
forma, Malena también nos
muestra cierta tendencia que se está produciendo actualmente en el cine
europeo y es el uso indiscriminado de presupuestos que no aparecen
justificados en la historia se narra, es decir, la inyección de capital
americano en la producción permite al director italiano rodar con gran
cantidad de medios (por ejemplo la escena del bombardeo) pero que no son
necesarios, y de hecho no aportan gran cosa, para una historia intimista
como Malena; algo parecido a lo
que ocurre con Enemigo a las puertas
de Jean-Jacques Annaud, publicitada como la producción más cara del cine
europeo y que, para lo que nos está contando, quizá no haría falta esa
cantidad de dinero.
Luis
Tormo
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Malèna
Nacionalidad:
Italia-USA.2000.
Director:
Giuseppe Tornatore.
Guión:
Giuseppe Tornatore y Luciano Vincenzoni.
Música: Ennio Morricone
Intérpretes:
Monica Bellucci (Malena), Giuseppe Sulfaro (Renato).
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