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En
la medida en que una persona al escribir un guión original, consciente o
inconscientemente, recurre a otros textos que hayan pasado ante si, el
espectador sin darse cuenta o a conciencia, reconoce o atribuye un lugar
de procedencia a ideas, momentos o situaciones. Que el niño sea el
primero en presenciar los sucesos paranormales, y sobre todo el gélido
ambiente de inquietud que le rodea en su habitación parecen tener un
sexto sentido. Los niños, resultan un elemento recurrente en el cine de
terror o ciencia-ficción, y emparejarlos al final de un pasillo provoca
cierto resplandor; y si esos niños son fantasmas que se mueven en la
oscuridad, no los podemos considerar los mismos, han de ser los otros.
Además son siete los infantes necesarios para esta historia que se
desarrolla en el mismo numero de días que pecados capitales existen. Pero
la sorpresa llega cuando acabamos dándonos cuenta con el sello de la casa
(lo que podríamos llamar el plano epilepsia, que fuerza la inquietud
mediante temblequeantes imágenes de personas) que asistimos a una
estructura que ya conocemos, pero de cuyo nombre no podemos acordarnos,
porque no lo tenía (carácter sectario, explicaciones esclarecedoras cara
al final, lo sobrenatural, una familia que sufre, y un traidor en su
seno).
Jaume
Balagueró consiguió sorprender con su primer filme, creando ilusión
para seguir su filmografía. Ilusiones decaídas por el simple hecho de
dirigir un producto como OT, la película, y desaparecidas con la
primera media hora de Darkness. Una constante en el cine suele ser
que así como una buena película, con unos planteamientos interesantes y
bien desarrollada, se destroza con un mal final (no hay mas que ver las últimas
de Brian De Palma), raramente un buen desenlace arregla una mediocridad
baja. Un comienzo que no engancha, carente de ritmo y que cuando se coge
es demasiado tarde; el hecho de que el armazón nos resulte familiar,
convierte los acontecimientos previsibles. No por ello deja de entretener
al alcanzar el clímax de tensión en las situaciones que nos llevan a ese
bello final. Una conclusión que se desarrolla gracias a una magnífica
idea que se desboca demasiado tarde: que la oscuridad (personaje más
desarrollado en Darkness) pueda tener vida propia, y engañe para
conseguir sus fines.
Una
familia norteamericana, que había vivido aquí anteriormente, vuelve a
España. Si no lo mencionan somos incapaces de reconocer nuestro país,
salvo que estemos atentos a la aparición de un policía nacional. Es una
historia de aquí o de allí, puede ubicarse en cualquier lugar; está
totalmente descontextualizada para cruzar fronteras y venderse fuera de
España. Viene apoyado por un reparto de actores internacionales que
rodaron en ingles, y como resultado de esta experiencia un doblaje que
cuanto menos le causa cierta perdida de verismo. Quizás debiera hacer un
ejercicio de autocrítica una propuesta tan interesante como la Fantastic
Factory cuidando más sus proyectos (lo que le llevaría realmente a su
propósito), y no pensar tanto en hacer caja. Y no me refiero con cuidar,
a que una vez acabado el guión traigan a un “corrector” de guiones
norteamericano para rectificar lo que crea conveniente.
Así
es como los anónimos ya han sido bautizados (OT es su pseudónimo, y son
demasiado terroríficos para nombrarlos) se llaman oscuridad. Paco Plaza,
codirector de OT, les busca un segundo nombre. Solamente deseamos
que no sigan con todos los datos personales, ni con el libro de familia.
Id hacia la luz, que los anónimos nos gustan más.
Israel L. Pérez
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DARKNESS
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