Callas forever
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Zeffirelli, calla... forever

Muy guapa Fanny Ardant, aunque como actriz ha conocido tiempos mejores.Los últimos años de María Callas fueron un misterio. Como tantos dioses del Olimpo del Arte, la famosa cantante de ópera, que estuvo en la más alta cúspide, no supo aceptar su natural decadencia y se entregó a un exilio interior, retirada en su piso de París. Onassis la abandono y se casó posteriormente con Jackeline Kennedy. El transcurso de este periodo son los años en que se sitúa la acción de esta película.

Callas forever es un mirada superficial y superflua que intenta bucear, sin mojarse siquiera los pies, en la vida y en el misterio de la prodigiosa voz de la Callas. Comienza la película con la llegada al aeropuerto de Orly del manager de un grupo musical “heavy” que otrora lo fuera de María Callas. Les une aún una gran amistad. Las noticias de una periodista también muy unida a la cantante, sobre ésta, su encierro y el consumo desmesurado de pastillas, le alertan y le hacen idear un plan para hacer retornar a la fama a la diva. Sería grabar para el cine y la televisión con las técnicas del playback la ópera Carmen. La Callas pondría su imagen actual y la voz sería una grabación de su mejor época. El engaño al público estaría servido. El grueso de la película nos cuenta el rodaje de este producto tecnológico. El filme acaba con el rechazo de esta propuesta por parte de una Callas llena de honestidad.

Es Callas forever un intento de hacer cine histórico sin pisar la biografía, mezclando más un argumento inventado y casi fantasioso con la rendida pleitesía de la adoración de los ídolos que a veces cae en el papanatismo más recalcitrante, como ocurre en este filme. Adereza el director además esta historia con algunos temas transversales que no vienen a cuento y coloca encima un montón de guiños de corte homosexual que aún la hacen más estúpida. Para colmo, la refinada y empalagosa sensiblería de Franco Zeffirelli reducen el proyecto de la película a cenizas. También sus manías y tendencias: la historia de amor gay, aunque contada con discreción, es innecesaria en la película. ¿Quién fue María Callas?, ¿qué fue de los últimos años de su vida?, ¿cual era el secreto Si de verdad quieren disfrutar de la Callas... escuchen uno de sus discos. de su portentosa voz? Son preguntas que esta cinta decepcionante no se sabe plantear pese a sus intenciones.

Y eso que Franco Zeffirelli conoció a la Callas desde prácticamente sus comienzos, pues fue ayudante de dirección de Luchino Visconti en la Scala de Milán, donde la famosa soprano cosechó grandes éxitos y después él mismo la dirigió en el Covent Garden de Londres. Dicen que Zeffirelli montó en cólera cuando la Oficina Católica Internacional de Cine (OCIC) dejó fuera de la lista de las diez mejores películas religiosas de la historia del cine a su Jesús de Nazaret. Cuánta razón tuvo la OCIC. Zeffirelli a veces puede ser deslumbrante, pero la mayoría de veces sólo despunta en amaneramiento. Aquí ocurre con esta Callas decepcionante. Ni los actores dan el tono. La maravillosa musa de François Truffaut, Fanny Ardant, recuerda vagamente a la diva Callas y Jeremy Irons no levanta cabeza en este filme, como está ocurriendo en sus últimas películas. Lo único que gusta de la película es escuchar el milagro de su voz. Pero para eso ya están sus discos.

Alex Sebastian

CALLAS FOREVER

 

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