|  El
      proyecto de Punto de mira (One
      of the Hollywood Ten, 2000), que tiene su origen precisamente aquí en
      España, e involucra a capital inglés a través de una coproducción,
      pretende recrear la historia de Herbert Biberman (Jeff Goldblum), uno de
      los “diez de Hollywood”, que vieron arruinadas sus carreras y sus
      vidas durante el periodo de la caza de brujas, vergonzante episodio que
      constituyó otro eslabón más de lo que fue la guerra fría y que supuso
      la intromisión del estado en la vida de todos los ciudadanos bajo el
      supuesto de la defensa común ante el enemigo (el comunismo).
 La
      película es muy clara en sus intenciones, mostrando las circunstancias
      dramáticas por las que pasaron todos aquellos que mantuvieron una postura
      independiente frente a los delatores que fueron surgiendo en torno a las
      listas que se iban elaborando. La figura de Biberman es significativa pues
      va unida al rodaje en 1954 de La sal
      de la tierra, filme que se convirtió en símbolo de esa oposición al
      sistema y que aunaba tanto en tema (la lucha de unos mineros en huelga)
      como en producción (absolutamente al margen de la industria) haciendo
      realidad el deseo de poder rodar una película como su autor deseaba.
      
       Pero
      el problema de Punto de mira es
      que se queda en las intenciones, pues Karl Francis se limita a relatar los
      hechos que acontecen sin profundizar en las raíces del problema y sin que
      se sienta la angustia y la tensión a la que fueron sometidos las víctimas
      de la Comisión de Actividades Antiamericanas. Esta falta de reflexión
      viene motivada por dos aspectos, el primero es la necesidad de contar un
      gran número de acontecimientos ya que la película relata desde la época
      inicial de éxito de la pareja protagonista (el director y su mujer, la
      actriz Gale Sondergaard en la ceremonia de los Oscars) hasta el acoso de
      la polícia, la Comisión, el desfile de personajes de la industria (Jack
      Warner, Michael Wilson, Edward Dmitryk, etc.), su paso por la cárcel, la
      asfixia económica y la necesidad de rodar una película fuera del sistema
      de estudios; y el segundo aspecto es que estas pinceladas rápidas están
      trazadas con un lenguaje cinematográfico muy cercano a la estética de telefilm
      (el medio del que procede Karl Francis), desaprovechando lo mejor que
      tiene la película que es el peso de los actores (sobre todo Jeff Goldblum,
      Greta Scacchi y el pequeño papel de Angela Molina). Un ejemplo de este
      compendio de circunstancias se ve en la segunda parte del filme donde el
      espacio dedicado al rodaje de La sal
      de la tierra tiene muy poco peso, está explicado con cuatro planos y
      se narra en clave de filme de aventuras rompiendo el tono general del
      filme (tiroteos, persecuciones, buenos y malos, etc.) y donde parece que
      al final todo es optimismo.
      
        Tan
      sólo en la parte final, justo antes de los títulos de crédito se
      consigue un tono adecuado cuando vemos el discurso de la actriz Rosaura
      Revueltas (Angela Molina) en La sal
      de la tierra y se enlaza con unas imágenes en blanco y negro de
      Biberman acudiendo a declarar a la Comisión, mientras van apareciendo
      unos títulos en pantalla que nos devuelven a la pesimista realidad de lo
      que verdaderamente aconteció: la película tuvo repercusión
      internacional, pero su estreno en EEUU fue boicoteado por la industria, no
      tuvo difusión, y la carrera de Biberman y la de su mujer ya no volvió a
      tener continuidad dentro de la industria.
 Quizá
      sea este final y el aviso sobre lo cerca que determinadas actitudes
      fascistas pueden prender y manifestarse ante unas determinadas
      circunstancias históricas, lo que resulte más interesante de la película.
      Y lo estamos viendo en este momento histórico (¿o histérico?) tras los
      atentados del 11 de septiembre, pues la industria de Hollywood y el
      gobierno americano ya cierran filas en torno a como se debe reflejar estos
      momentos en las pantallas de la manera más adecuada y políticamente
      correcta (comienzan a aparecer noticias de rodajes que no se llevan
      adelante, escenas retocadas, censura de imágenes en filmes ya incluso
      rodados, etc.).
      
      
       Luis Tormo
     | PUNTO
      DE MIRA Título
      Original:One of the Hollywood Ten
 País y Año:
 EE.UU. 2000
 Género:
 DRAMA
 Dirección:
 Baz Luhrmann
 Guión:
 Baz Luhrmann, Craig Pearce
 Producción:
 Bazmark Prod.
 Fotografía:
 Donald M. McAlpine
 Música:
 Craig Amstrong
 Montaje:
 Jill Bilcock
 Intérpretes:
 Nicole Kidman, Ewan McGregor, John Leguizamo,
      Jim Broadbent, Garry McDonald, Kylie Minogue
 Distribuidora:
 20th Century Fox
 Calificación:
 No recomendado menores de 13 años
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