|
SALVAR AMÉRICA:UN POCO DE CINE E HISTORIAPor Luis Tormo
Las
películas históricas, en el sentido estricto del término, son aquellas que
tienen por objeto el estudio de un determinado periodo de tiempo o hecho, y son
mejores cuanto más fidelidad guarden en la descripción de esos acontecimientos
(veracidad en los datos, en las fechas, en los decorados, etc.). Pero esta visión
positivista de la historia en el cine tiene también su complemento con aquella
otra corriente que opina que las películas -al margen del periodo histórico
que estudien- sirven también para hacer historia del momento en que se han
hecho, revelándonos conocimientos sobre las personas y la sociedad que lo han
producido. La
lista de Schindler (1993) y Salvar al
soldado Ryan (1998) constituyen dos visiones complementarias sobre el tema
de nazismo y la lucha de EEUU en la II Guerra Mundial, son dos frescos sobre la
reciente historia contemporánea donde en la primera película se muestra el
horror del holocausto y en la segunda la lucha para acabar con el dominio nazi
(el desembarco de Normandía fue el segundo frente de los aliados tras la campaña
de Italia, para liberar Europa occidental); es decir, ambas se complementan en
el sentido de que son causa y efecto, la visión del totalitarismo (La lista de Schindler) hace necesario el esfuerzo de EEUU en la
lucha contra el nazismo (Salvar al soldado
Ryan). Spielberg
tuvo siempre interés en rodar la historia de La
lista de Schindler pues compró los derechos de la novela manteniéndolos
durante años hasta que pudo realizar el proyecto (por encima de otros
directores también interesados como Scorsese). Concienciado sobre su condición
de judío el director americano emprende el que hasta ese momento es su proyecto
más ambicioso, una producción sobre el holocausto judío, basada en una novela
de Thomas Keneally, sobre la figura real de Oskar Schlinder, un empresario alemán
que salvó a 1.100 judíos de ir a los campos de concentración empleándolos en
sus fábricas. De igual forma Salvar al
soldado Ryan, mezclando acontecimientos históricos y ficción, describe de
una manera realista el desembarco de Normandía y algunos episodios de la lucha
contra los alemanes. Y
es esta manera realista la que Spielberg utiliza para su
acercamiento histórico mediante el uso de los siguientes recursos: a)
Reproducción al detalle de los hechos históricos. El
director americano, perfeccionista en los detalles, se obsesionó en reproducir
de una manera concienzuda todos los aspectos que aparecen en estos filmes
(datos, cifras, decorados, etc.) para ser fiel al rigor histórico de los hechos
acontecidos. En ambos títulos encontramos al principio del film una escena
importante, tanto por su duración como por su contenido temático y que en
contra de lo habitual supone el momento cumbre o culminante en cuanto a fuerza
dramática (hablaremos de esto en el apartado de simbolismo de propaganda). En La
lista de Schindler tenemos la escena del asalto al gheto de Cracovia, a los
45 minutos del inicio, y que define rápidamente la posición de Spielberg
frente a los hechos. En Salvar al soldado
Ryan, también es toda la secuencia inicial de la playa Omaha. Ambas, a
pesar de no estar rodadas en los mismos sitios donde ocurrieron, sí muestran
realmente lo que ocurrió; Spielberg, para La
lista de Schindler contrató un director de fotografía polaco, Janusz
Kaminski, e intentó rodar en Auschwitz (aunque no se lo permitieron, por lo que
reprodujo el campo de concentración
de una manera idéntica). En
ese camino de acercar la ficción a la realidad hay también un elemento que
Spielberg introduce de una forma novedosa en su cine y es el uso de la
violencia. Nunca como en estas dos películas se ve en la pantalla las dosis de
violencia que tenemos en estas dos películas, violencia no sólo física
(asesinatos, disparos, sangre que salta) sino también psicológica (véase la
escena de la ducha al llegar al campo de concentración en La
lista de Schindler). b)
Empleo de técnicas del documental. Spielberg,
uno de los pocos cineastas que puede imponer su criterio en grandes
producciones, decide jugar con la fotografía y el movimiento de cámara como
elección estética para conseguir ese tono de realidad que estamos
acostumbrados a ver en los documentales. Así tenemos una fotografía en blanco
y negro para La lista de Schindler y un color muy apagado para Salvar
al soldado Ryan (en el bloque de la II Guerra Mundial), combinado con
movimientos de cámara en aquellas escenas realistas (asaltos, batallas, etc.) y
que remiten mucho al planteamiento que realizó Kubrick en las escenas bélicas
de La chaqueta metálica. Hasta
aquí todo perfecto, buen cine histórico según la primera acepción que hemos
definido más arriba. Pero Spielberg apunta más alto y junto a lo anterior
también encontramos otros aspectos comunes en los dos filmes y que podemos
resumir en: c)
Uso del simbolismo propio de filmes de propaganda.
El
porqué de esta toma de postura de Spielberg nos la facilita esa segunda visión
que comentábamos al principio de este artículo y que decía que los filmes
históricos también reflejan de igual forma la ideología y el momento en que
se hacen (y quien lo hace). En realidad la lección de historia que estamos
aprendiendo es que para el director de Inteligencia
artificial así es cómo se explican los acontecimientos, no hay reflexión
sobre el porqué, no hay una gama de grises, todo es blanco o negro. Esto
es más difícil de entender en La lista
de Schindler porque el hecho del holocausto es un genocidio tan monstruoso
que posibilita pocas opciones a la reflexión, pero aún así contiene dos
errores graves, uno el identificar al personaje de Ralph Fiennes con un psicópata
que lo hace más malo a los ojos del
espectador cuando la reflexión más ajustada a la realidad sería presentarlo
de una manera normal y preguntarse cómo fue posible tal grado de crueldad en un
pueblo, el alemán, considerado uno de los más cultos de Europa; es decir, cómo
un país se pudo embarcar en un proceso de genocidio tan brutal; y cómo EEUU
permaneció agazapada hasta su entrada en la guerra (Pearl Harbour) mientras
toda Europa caía. El
segundo error emana del epílogo donde los judíos de la lista rinden homenaje a
Schindler trayendo la memoria del holocausto a la actualidad mientras en esos
mismos momentos se comenten asesinatos (en nombre de la patria, la religión e
incluso la raza) contra el pueblo palestino. En Salvar
al soldado Ryan, esto se acrecienta pues es mucho menos sutil que La
Lista de Schinler, es mucho más descarada mostrando ese mundo que para
Spielberg, y la creencia general americana, está dividido en buenos y malos. La
falta de reflexión y el considerar al enemigo como un mero objeto es lo que
favorece la aparición de fenómenos que no deberían repetirse; y no hace falta
poner ejemplos de atropellos a la humanidad, con EEUU a la cabeza (véase el
lanzamiento de las bombas atómicas, Vietnam, bloqueos a países, guerras en
Oriente Medio, etc.).
|