Deuda de sangre
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El héroe está cansado

Clint Eastwood vuelve a ser el héroe cansado, aunque debe pagar una deuda.Estamos ante una película de estructura clásica como corresponde a lo que se ha dado en llamar el cine del “último director clásico del cine norteamericano”. Como casi todos sus películas en ésta incide en el tema policíaco. El duro Eastwood aparece viejo y cansado. Los inocentes e ingenuos juegos de gato y ratón a los que juegan policía y asesino intentan reproducir la situación de otra película suya anterior titulada En la cuerda floja (interpretada y al parecer también dirigida por Eastwood, aunque en los créditos figurase como realizador su montador habitual). También recuerda, en sus vueltas y revueltas, a En la línea de fuego. Es la eterna lucha (metaforizada) de alguien consigo mismo. Lo metafórico encubre una trama de dobles, pero que, desde la realidad presentada, conduce al ingenuo espectador hacia un final insólito y, como mínimo increíble. Toda la parte final se alarga innecesariamente. El tratamiento es tan obvio como elemental.

Es en esa parte final cuando el filme empieza a hacer agua. Todo nos induce a pensar que no se ha conseguido llegar al punto pretendido. La película que había mantenido un buen ritmo empieza a hacerse disparatada e inacabable. Una lastima. Porque hasta ese momento, en todo lo referido a la resolución del caso, Deuda de sangre es un filme interesante, bien contado, con detalles que muestran la clase de Eastwood como realizador e intérprete. Lo peor es que la historia daba para mucho, una historia doble o triple en sus diferentes juegos de amor, enfrentamientos y odios.

La deuda de la que habla el título es la que nuestro protagonista (un agente del FBI y no un policía, como trata de aclarar la película en todo momento: ¡aun hay clases!) debe pagar a una mujer de ascendencia mejicana que le visita para pedirle que encuentre al asesino de su hermana: el corazón que se le transplantó y gracias al cual vive era de su hermana, que murió asesinada. En la búsqueda del asesino, en sus dudas, en la necesidad de cumplir la misión encomendada es donde se encuentran  los mejores Un guión poco claro, que no resiste el que nos empecemos a preguntar por los asesinatos. momentos de un filme que en otros resulta incomprensible e inaceptable al no haber sabido unir la historia “real” con la “metafórica”.

Lo peor que le puede pasar a este título es que nos empecemos a hacer preguntas sobre los asesinatos, sobre la absurda transformación del malo en el cajero automático, e incluso sobre la relación-importancia-necesidad de algunos personajes en la trama principal (el informático, el ruso ilegal...). Incluso, inconcebible en un Eastwood clásico, la presencia de algunos subrayados tan inoportunos como inútiles. Un ejemplo claro es la aproximación al cheque que acaba de colgar sobre la pared nuestro policía. Una clara e ingenua llamada de atención cómplice al espectador.

Lo mejor es el personaje de Eastwood. Su cansancio, su constante caminar inútil ante la necesidad imperiosa de descubrir al asesino de la mujer que le ha dado la vida. O el personaje de Graciela, la mujer mejicana, definida por su manera de limpiar, por ejemplo, el aparato telefónico. Ella y la mujer negra policía son dos figuras estupendamente construidas. La incongruente parte final tan sólo puede salvarse por la excelente escena de la despedida entre Eastwood y la policía negra. El plano de la mujer, su mirada hacia la “nueva vida” del viejo y cansado policía, insinúa todo un mundo perdido para ella.

Una gran secuencia de abertura, pero tan incongruente como la mayor parte del filme (¿por qué el protagonista no dispara al hombre que persigue? La única y contundente razón es que entonces la película dejaría de existir, ya que todo hubiera terminado), nos introduce en el relato desarrollado con buen ritmo y con toques cáusticos: el niño que Entre lo mejor del filme está la historia de amor entre el personaje de Eastwood y Graciela: ejemplo de saber hacer cine. espera recibir un corazón para poder vivir y que no recibirá al no ser nadie importante. Por el contrario el viejo y cansado Eastwood lo recibe inmediatamente aunque esté en la  última etapa de su vida.

Hay también una hermosa historia de amor entre Eastwood y Graciela. Unas miradas, unas manos que se unen, expresan mucho más que miles de películas de esas que se llaman de “amor”. Es ahí, en esos momentos donde brilla la dirección, en eso y en sabernos mantener el interés ante una historia que, bien mirado, carece de la más elemental de las lógicas. Habría que ver lo que el guionista hubiera hecho si hubiera dirigido la película (el oscarizado guionista de L. A. confidencial y director de la horripilante Pay back “remake” de una estupenda película de John Boorman titulada A quemarropa). Algo que suponemos conociendo su película como realizador. Por fortuna, hundir totalmente la incongruente historia, es algo que no lo hace Eastwood. Aunque tampoco consigue llegar donde desea, de forma que la narración de espejos sobre espejos queda reducida a una simple atracción por el juego  entre un malo (absurdo y presentado forzadamente) y un agente del FBI (su referente) cansado. Y mejor no hablamos de la clave empleada por el asesino, de auténtica risa: la policía es incapaz de descubrirla mientras que a la primera la intuye un niño de siete años.

Deuda de sangre se rodó -y eso sorprende- en treinta y pocos días. Todo un récord para un filme con muchos exteriores. Pero eso no redime al filme de sus numerosas trampas. Una pena porque tema había, porque pudo ser grande pero sólo se queda en visible gracias a la enorme bazofia que nos rodea: ¿Supone esta película la despedida de Eastwood de cine? ¿Es acaso su testamento fílmico? Después de tonterías como su anterior Cowboys del espacio, su forzada Ejecución inminente, su tan esforzada como inclasificable Medianoche en el jardín del bien y del mal, pensamos que también nuestro director, como su personaje, está cansado. Exige un descanso, un parón.  Sus 72 años parecen pesar sobre su obra, que aún sigue mostrando su mejor hacer con el hermoso Poder absoluto.

Mr. Arkadin

DEUDA DE SANGRE

Título Original:
Blood Work
País y Año:
EE.UU., 2002
Género:
THRILLER
Dirección:
Clint Eastwood
Guión:
Brian Helgeland
Producción:
Malpaso Productions
Fotografía:
Tom Stern
Música:
Lennie Niehaus
Montaje:
Joel Cox
Intérpretes:
Clint Eastwood, Anjelica Huston, Jeff Daniels, Wanda De Jesus, Tina Lifford, Dylan Walsh
Distribuidora:
Warner Sogefilms
Calificación:
Todos los públicos



 

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