“¿Qué
posibilidad hay de encontrar el amor en una ciudad de ocho millones de
habitantes?” (predica el eslogan de la película). Puede que la misma
posibilidad de que un avión se estrelle contra un rascacielos y lo derrumbe, o
sea, dos. Fuera de bromas macabras (aunque sí viene al caso, pues fue
retrasado el estreno de esta película por los sucesos del 11 de
septiembre, suponemos que para eliminar algunas otras escenas donde
aparecieran las torres gemelas), ese amor podría estar a la vuelta de la
esquina, pero no necesariamente en Nueva York, sino en cualquier lugar del
mundo. Cierto optimismo deja entrever Edward Burns, con respecto al amor.
Donde menos lo imagines llegará o lo buscarás: en una cafetería, en el
trabajo, o en las aceras de tu ciudad.
Pero
nadie ha dicho que sea fácil: desenamorarse, ser infiel, caer en la
rutina, o ser abandonado, forman también parte del eterno juego. Burns
muestra las relaciones personales de siete personajes durante unos días y
la opinión que les merece el juego del amor. Estructura sus relaciones de
forma que la vida de uno se cruce con la del siguiente: Tommy y Maria,
Maria y Ben, Ben y Ashley, etc. no mezclando mucho más las historias,
hasta cerrar el circulo, volviendo a Tommy. Cinco son las veces que se
repite este bucle, cuyas divisiones y a la vez constantes interrupciones,
vienen dadas por entrevistas a los personajes. A través de estas
declaraciones a cámara obtenemos información adicional acerca de sus
vidas. Produce cierto efecto realista tomando elementos del documental,
profundizando en sus formas de pensar (declaraciones a cámara con planos
fijos en sus lugares habituales) a la vez que nos muestra narrativamente
la forma en que actúan, cómo aplican esas ideas en sus vidas
(seguimiento de los personajes con cámara en mano).
Las
aceras de Nueva York
(o de donde se quiera) son las carreteras por donde circulan nuestras
vidas. Donde se atascan, se aceleran o sufren accidentes. Son el lugar por
donde hemos pasado, pasamos y/o pasaremos de una forma u otra, solos o
acompañados. Su director (guionista e intérprete) nos ofrece una porción
de la realidad, o algo muy parecido, por supuesto sin olvidarse del humor
que ya había mostrado en sus anteriores filmes (no hay más que ver el
personaje de Stanley Tucci, que es “infiel porque tiene una perspectiva
europea”), pero agridulce como la vida misma. Y también, como esta
vida, la única constante son los altibajos, la película no podía ser
menos.
Israel
L. Pérez
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LAS
ACERAS DE NUEVA YORK
Título
Original:
Sidewalks of New York
País y Año:
EE.UU, 2001
Género:
MELODRAMA
Dirección:
Edward Burns
Guión:
Edward Burns
Producción:
Artists Production Group, Marlboro Road Gang, Newmarket Capital Group
Fotografía:
Frank Prinzi
Montaje:
David Greenwald
Intérpretes:
Heather Graham, Stanley Tucci, Rosario Dawson, Brittany Murphy, Nadia
Dajani, David Krumholtz
Distribuidora:
Vértigo Films
Calificación:
No recomendado menores de 13 años
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