¡QUÉ
NOCHE LA DE AQUEL DÍA!
Por
Luis
Tormo
2001
"En
realidad es sólo un grupo de rock que se ha
separado. No es tan importante.
Si te apetece recordar los
viejos tiempos siempre puedes
escuchar sus discos.
Siempre tendrás esa música
cojonuda." (John Lennon)
La reposición de la primera película
que protagonizaron los Beatles, 37 años después de su estreno, nos
permite ahora reflexionar sobre una parte del legado del cuarteto de
Liverpool. Desde luego, y como siempre ocurre en estos casos, estamos una
operación de mercadotecnia que se viene repitiendo, desde mediados de los
90, con el patrimonio de los Beatles; así, por Navidad, y junto a los
turrones, nos hemos ido encontrando con sucesivos lanzamientos de discos
compactos (la serie Anthology,
los discos de éxito (1963-1966,
1967-1970, One) y últimamente
se está trabajando en la recuperación de sus trabajos para el cine. Los
discos Anthology se acompañaron
de una serie de vídeos que abarcaban toda su carrera mediante imágenes,
canciones y entrevistas, con gran cantidad de material inédito. Hace dos
años se restauró digitalmente la película de dibujos animados, El submarino amarillo, y todos los productos que giraban alrededor
de ella (banda sonora, vídeo, DVD). Y algo parecido es lo que ocurre
ahora con A hard day's night.
Pero si salvamos este aspecto
marcadamente económico, nos encontramos con una obra, que dentro del género
musical, se revela sencilla, fresca, y que aguanta perfectamente el tirón
del paso del tiempo, siempre que se la sitúe dentro de su marco temporal,
pues las referencias a lo que los Beatles significaron en ese momento son
fundamentales.
1964
"La
gira de aquel año fue de locura.
No entre el grupo. Nosotros no
estábamos
locos, sino el resto del mundo"
(George Harrison)
El año de 1964 constituyó uno de
los momentos cruciales en la historia de los Beatles pues en unos meses
pasaron de ser un grupo de música de éxito en su país, a constituirse
en un fenómeno mundial debido principalmente a la conquista del mercado
americano. Brian Epstein, su agente, veía cómo los sucesivos singles
se convertían en números uno en casi todos los países europeos y sabía
que el triunfo en EE.UU. significaría el asalto definitivo del grupo de
Liverpool. Y así fue, pues este éxito se reveló como un hecho
desmesurado, tanto en el aspecto musical (valga como ejemplo que a
principios de abril de 1964 los cinco primeros lugares de la lista
americana estaban ocupados por los Beatles: Can’t
buy my love, Twist and Shout, She loves you,
I want to hold your hand y Please
Please me) como en cuanto a fenómeno sociológico, tal y como se ve
en las escenas de la beatlemanía
(persecuciones de fans, lugares asaltados por las masas allá por donde
deambulaba el grupo, etc.).
Aún hoy en día, revisando imágenes
de ese año, resulta sorprendente ver los miles de personas que esperaban
a los Beatles en el aeropuerto de Nueva York o durante el trayecto del
aeropuerto a la ciudad a la ciudad, custodiados bajo la protección de la
policía. Y todo fue así, un día tras otro, hasta su alejamiento de los
escenarios en el concierto de Candlestick Park en San Francisco, en agosto
de 1966; es decir, giras, grabaciones, presentaciones, películas, prácticamente
sin descanso.
Este frenético año fue también
el del contacto con el mundo del cine. En cierto modo era lógico, pues
otros artistas también estaban haciendo en esos momentos películas de éxito
(Elvis Presley en EE.UU., Cliff Richard en Gran Bretaña), así que los
Beatles se embarcaron en su primer proyecto cinematográfico. El cine
acompañaría al grupo de Liverpool a lo largo de toda su carrera, así
tenemos Help en 1965, Magical Mystery
Tour en 1967, el film de dibujos animados El submarino amarillo en 1968 y Let
it be en 1969, junto con una serie de películas cortas que ponían en
imágenes algunas de sus canciones y que funcionaban como promocionales y
que a la postre se convirtieron en el embrión de los posteriores
video-clips. De igual forma todos los miembros de los Beatles, en sus
carreras en solitario se acercarán al cine en diferentes facetas: John y
Yoko Ono realizarán algunos filmes de carácter experimental como Rape
o Self portrait; Paul McCartney dirigirá Give my regards to Broad Street; Ringo Starr participará como actor
en innumerables producciones; y George Harrison creará su propia
productora, Handmade Films, responsable de títulos como La
vida de Bryan, Función Privada
o Shanghai Surprise.
LA
NOCHE DE UN DÍA FATIGOSO
"Para
nuestra primera película vamos a
intentar
contratar a la Reina como primera
actriz. En Inglaterra vende".
(Paul McCartney)
Para su primera experiencia en el
mundo del cine los Beatles tuvieron la misma fortuna que en la música y
fue la de saberse rodear de un equipo de excelentes profesionales que
ayudaron a plasmar ese momento. Obviamente la contratación de la Reina no
fue posible, pero sí entraron a formar parte del proyecto Alun Owen, un
guionista natural de Liverpool, y Richard Lester, director proveniente del
mundo de la televisión y que ya había realizado un filme musical para la
cantante Helen Shapiro (It's trat,
Dad, 1962); entre ambos consiguieron recoger el ambiente que se
gestaba alrededor de los Beatles, tanto en lo referido a su música como a
todo aquello que les rodeaba.
Es por ello que A hard day's night (cuyo título original era Beatlemanía)
en lugar de convertirse en un mediocre vehículo para el lucimiento de sus
estrellas (siguiendo el modelo de las películas de Elvis Presley) adoptó
un tono diferente. El problema de estas películas viene motivado por dos
hechos: en primer lugar, el músico no suele ser un buen actor, y en
segundo lugar, los argumentos son muy endebles pues termina siendo una
mera excusa para que alguien se ponga a cantar en un momento determinado.
Pues bien, en este caso nos
encontramos que los Beatles no interpretan (sólo ocupan el rol que en
esos primeros años asumieron: Paul el sensato romántico, John el
rebelde, Ringo el gracioso, etc.) y en cuanto a la posible debilidad del
argumento, sencillamente, no hay argumento, pues el film solo quiere
testimoniar una jornada habitual de los Beatles y, a través de ese día,
asistimos a una ficción que se transforma en documental, rodado de la
misma manera en que los Beatles afrontaban sus trabajos en esos primeros años:
espontaneidad, sencillez, soltura, humor y atrevimiento. De tal forma que
el guión de Owen (que se fue unos días de gira con ellos para empaparse
del tipo de vida que disfrutaban) desarrolla un conjunto de pequeños
hechos cotidianos (coger un tren, ir al ensayo, cantar, etc.). Y a partir
de este guión, Richard Lester enlaza esos pequeños instantes de vida y
nos muestra un universo pop en imágenes: rodaje en blanco y negro, cámara
en movimiento constante, barridos y desenfoques y montaje vertiginoso,
introducción de modelos de otro tipo de géneros (el cine mudo, mientras
les persigue la policía) que transmite la vida del Londres de los 60 y la
esencia de la música de los Beatles: rebeldía, energía, aventura y
optimismo. Es por eso que la película empieza con la escena en que los
cuatro protagonistas cogen el tren perseguidos por sus fans, corriendo, y
termina con la escena en que se suben a un helicóptero que les lleva a la
última actuación de ese día, por la noche, la noche de un día
fatigoso.
Además, y es uno de los aspectos más importantes en una película
musical, los Beatles compusieron un grupo de canciones, encabezadas por la
que da título al film, que elevó el nivel artístico respecto a sus
anteriores discos. Por primera vez sus canciones (compusieron siete para
la película y el disco se completó con seis más) empezaban a ser algo más
que meras canciones pop, por primera vez empezaron a ver las posibilidades
que un estudio de grabación permitía introducir en sus temas. Por
primera vez, todo el material que compusieron era ya propio (hasta ese
momento los discos incluían versiones de otros artistas, generalmente
americanos).
Y entre medio de estas imágenes y
canciones destacar algunas escenas que aun sorprenden por su frescura (el
montaje de los Beatles saltando y jugando en el exterior mientras suena
Can't buy my love; o los títulos de crédito finales que juegan con
las fotografías de sus caras, como en la portada del disco) o incluso por
algunos contenidos de tono social, como la escena en la que Ringo recorre
los suburbios de Londres con una cámara fotográfica acercándonos a un
tipo de paisaje diferente del habitual en estas producciones.
Es curioso que A
hard day's night, casi sin pretenderlo, recogió un ese instante en
que los Beatles se convirtieron en protagonistas de su tiempo.
Posteriormente, cuando pretendieron realizar un documental que aporta
frescura y dinamismo a su música, pues ese era al fin y al cabo el
objetivo de Let it be,
fracasaron absolutamente debido a la desunión que ya imperaba en el último
tramo carrera musical.
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