Disculpe
mi insolencia de dirigirme a usted de esta forma. Pero le/te he perdido el
respeto. Tú que fuiste Reina, y ahora eres Senadora, estás cometiendo el
error más grande de tu vida. Ese chico que te gusta no es bueno para ti.
Me da que te traerá problemas. Creo que su futuro es un tanto oscuro,
vamos, que lo tiene negro. ¿Cómo puedes creerte a alguien sin matices,
que pasa de ángel a diablo sin ningún término medio? Tan prepotente y
arrogante en sus arrebatos, y tan niño que si en otro tiempo viviera
quemaría papeleras y haría botellón cuando no estuviera viendo con su
familia Operación Triunfo.
¡Que
podría decir del universo donde vives que todavía no se haya dicho! ¡Cuánto
sabe ese Dios que guía vuestras vidas! El destino ha deparado que el
“simpático” de Jar Jar Binks quede relegado a dos pequeñas imágenes
y no estropee nada, tomándole el relevo cómico los verdaderos maestros:
los androides R2D2 y C3PO. Otro gran acierto: desaturar los amarillo del
desierto para aproximarnos visualmente a la primera trilogía –muchos
otros detalles van atando cabos-, y auditivamente mediante la primera
aparición de la marcha imperial. Aunque lo más de agradecer, es la épica
batalla de jedis, pero sobre todo esa grandiosa y agotadora lección
del maestro Yoda.
La
pena es que no todo resulta novedoso (y no pongo en cuestión su
originalidad), muchas cosas recuerdan descaradamente a otras hazañas.
Como si de hipervínculos se tratara, podemos enlazar visualmente con
otros lugares. Los alienígenas encargados de crear un ejercito de
soldados clonados nos llevarían a la secuencia final de Inteligencia
Artificial, mientras que las tres monstruosidades asesinas del circo
romano (faltaba Russell Crowe) evocan descaradamente a los arácnidos de Starship
Troopers, al camaleónico villano de Monstruos S.A., y el
tercero al típico bicho, formato lagartija gigante con cuerno, de las
primeras películas de dinosaurios que se hicieron. Más chocante resulta
el vampírico castillo donde se esconde Christopher Lee, y su posterior mágica
pelea, similar a la de El señor de los anillos (en la que él
mismo interviene); o la espectacular persecución interurbana que ya habíamos
visto en El quinto elemento. Al margen de los parecidos razonables,
el “homenajear” un clásico ya se ha convertido en un hábito. Si en La
amenaza fantasma fue Ben-Hur, en El ataque de los clones
le ha tocado a Centauros del desierto. Las reacciones de los dos
personajes de la película de John Ford que buscan a Natalie Wood se
funden en Anakin cuando encuentra a su madre. En ese conjunto de chozas
tan similar a las tiendas de los indios, al caer el sol -en la de Ford al
amanecer- entra a hurtadillas en una de ellas y asistimos a una Piedad en
toda regla (como la del que encuentra a Natalie Wood); y el posterior
ataque de ira es... el del personaje de John Wayne.
Pensando
mal ¿Por qué el sujeto elegido para clonar y crear un ejercito debe
tener la piel tostada?¿Si les falta presupuesto viajarán en pateras
interestelares? Además, se trata de un ejercito que se cubre con máscaras
blancas para servir al poder, mientras que sin ellas son un peligro. Y en
un futuro servirán al mal, dominados por un villano de raza blanca que se
oculta en traje y máscara negra. Necesitaría todo esto un análisis
exhaustivo, ¿o no?. Lo que sí es cierto, es que este entretenimiento,
reitero, este divertido espectáculo, queda ligeramente entrecortado por
su montaje paralelo, marca de la casa, que consta de dos historias muy
descompensadas. No interesa tanto el lado romántico de los jóvenes; el
exceso de almíbar, lo convierte en una ñoñería sensiblera sin sentido
que no tienen nada que hacer frente a las investigaciones llevadas a cabo
por Obi-Wan Kenobi. El incesante ritmo se frena, algo evitable, pues el
posible romance planteado es sabido por todos que va a consumarse.
Volviendo
contigo, querida Senadora, perdón por hablar más de la cuenta, te
recomiendo que busques un hombre de verdad, como Obi-Wan (o como yo) y olvídate
de Ani, ese niño que, como Marco, va todo el día buscando a su madre.
Pero mientras lo piensas ten cuidado, porque si sigues mostrando de esa
manera la espalda, o te queda tan bien el traje que en un futuro llevará
tu hija Leia, y además eres capaz de que se te rompa con esa clase y
perfección para exhibir sensualmente el ombligo; muchos serán los que
quieran enseñarte la espada láser y llevarte al lado oscuro.
Israel L. Pérez
|
STAR
WARS: EPISODIO II: EL ATAQUE DE LOS CLONES
Título
Original:
Star Wars: Episode II - Attack of the Clones
País y Año:
EE.UU., 2002
Género:
CIENCIA-FICCIÓN
Dirección:
George Lucas
Guión:
George Lucas, Jonathan Hales
Producción:
Lucas Film
Fotografía:
David Tattersall
Música:
John Williams
Montaje:
Ben Burtt
Intérpretes:
Ewan McGregor, Natalie Portman, Hayden Christensen, Ian McDiarmid, Samuel
L. Jackson
Distribuidora:
Hispano Fox Films
Calificación:
Todos los públicos
|