Aunque la mayoría de
los socios fundadores de EN CADENA DOS vivimos a orillas del
Mediterráneo, en Valencia, tenemos un colaborador cuyo domicilio se
encuentra a orillas... ¡del Guadalquivir!, pero su espíritu es tan
mediterráneo como el nuestro. Cada mes os invita a acompañarle en el
análisis de un tema cinematográfico de actualidad.
LITERATURA, CINE E
INFANCIA
Por
Juan
de Pablos Pons
Las
relaciones entre la literatura y el cine siempre han sido evidentes y en
realidad imprescindibles, pero también a menudo complicadas, y en cierto
sentido conflictivas. Si a este binomio agregamos la faceta infantil, la
situación a analizar se torna aún más compleja si cabe. En estas fechas
navideñas en las que escribo estas páginas, si consultamos la cartelera
internacional, observamos la presencia de dos películas de gran éxito de
público y bien acogidas por la crítica, que están basadas en obras
literarias, orientadas a los lectores infantiles.
Se
trata de El señor de los anillos (http://www.elsenordelosanillos.aurum.es/)
dirigida por el neozelandés Peter Jackson; y de Harry Potter y la
piedra filosofal del director Chris Columbus (http://harrypotter.es,warnerbros.com/)
. Dos producciones americanas de gran presupuesto, estrenadas en fechas
prenavideñas.
Como
es sobradamente conocido, la primera de las películas citadas toma como
base un texto ya clásico escrito por J. R. R. Tolkien, cuya primera parte
apareció como libro en el año 1954. La edición en castellano no se
publicó hasta finales de 1977 en Minotauro, la pequeña editorial del
argentino Francisco Porrúa. La aparición de dos volúmenes más, tras
doce años de trabajo (entre 1937 y 1949), además de textos
complementarios que describen el universo habitado por hobbits, trolls,
elfos, orcos y magos, ha generado una auténtica mitología sobre una obra
que aunque contemporánea, recupera la épica y la fantasía como
elementos literarios de primer orden.
Tolkien
se dedicó a la enseñanza universitaria en Inglaterra desde 1925 hasta su
jubilación en 1959, persona muy sedentaria, apenas viajó, aunque
circunstancialmente nació en Bloemfontein (Sudáfrica) en 1892. Falleció
en Oxford, el 28 de agosto de 1973 a la edad de 81 años. Parece que
Tolkien fabuló las historias que están en el origen de esta saga, para
acompañar y ayudar a dormir a sus cuatro hijos.
Al
explicar la génesis de la trilogía La Comunidad del Anillo, Las dos
torres y El Regreso del Rey, el mismo Tolkien ha dicho: “Historias
semejantes no nacen de la observación de las hojas de los árboles, ni de
la botánica o la ciencia del suelo; crecen como semillas en la oscuridad,
alimentándose del humus de la mente, de todo lo que se ha visto, pensado
o leído y que fue olvidado hace tiempo.” (J. R. R.
Tolkien. Una
biografía. Humphrey Carpenter. Minotauro, 2001).
La
aparición en el año 1997 de Harry Potter y la piedra filosofal
(en castellano dos años después, editada por Emecé), supuso otro fenómeno
literario y por lo tanto un gran éxito para su autora, la también británica
(al igual que Tolkien) J. K. Rowling, primeriza en las lides literarias.
En este caso también estamos hablando de una obra incardinada en la
fantasía infantil, cuyo protagonista tiene que afrontar situaciones
incomprensibles, la presencia de magos y destinos amenazadores. En este
caso, el mundo fantástico poblado de dragones, unicornios y
gnomos convive con una realidad mucho más cercana para el lector,
que transcurre en una familia, todos ellos muggles, es decir
personas no magas, y en un colegio (aunque sea para magos), donde conviven
los niños y niñas con matones de patio de colegio y profesores
amenazadores.
La
biografía de J. K. Rowling, al menos la autorizada, parece también
vinculada al mundo de la fantasía. Se crió en Escocia, estudió francés
y literatura clásica en la universidad de Exeter. Se fue a Portugal por
amor y al año siguiente regresó a Escocia con una hija... pero sin
marido. Sin trabajo, sobreviviendo gracias al seguro de desempleo, Joanne
Rowling escribió el primer libro de la serie Harry Potter en las mesas de
los cafés de Edimburgo, aprovechando el sueño de su hija en el cochecito
de paseo. Cuando un agente literario la descubrió, Harry Potter y la
piedra filosofal tuvo un éxito extraordinario, tanto de público como
de crítica.
En
el caso de la obra de J. K. Rowling también estamos hablando de una saga.
Además del primer texto citado, ya se han publicado tres libros más: Harry
Potter y la cámara secreta, Harry Potter y el prisionero de Azcabán y
Harry Potter y el cáliz de fuego.
Con
su segunda novela Rowling alcanzó el primer lugar de ventas en EE.UU. e
Inglaterra. Con más de treinta millones de libros vendidos en el mundo y
un contrato con Warner Bros., Harry Potter va camino de transformarse en
un clásico contemporáneo. De hecho, tanto El señor de los anillos
como la serie de Harry Potter son obras de culto para sus
seguidores, que además han sabido llegar al gran público.
Desde
el punto de vista cinematográfico, estamos hablando de unas adaptaciones
complejas, ya que se trata de universos fabulosos, de proporciones épicas,
cuyos mundos visuales han sido minuciosamente descritos por sus padres
literarios. A lo que hay que añadir la dimensión temporal de las
historias. En el caso de los filmes estamos hablando de unos metrajes muy
amplios: 152 minutos en el caso de Harry Potter y la piedra
filosofal, y de 165 minutos en el caso de El señor de los Anillos.
Y sin duda una de las mayores dificultades a sortear ha sido, también en
ambos casos, la de superar el respeto y la admiración intransigente de
los millones de lectores de los libros.
Asimismo,
los dos filmes han cuidado en su producción y resolución el lado
tenebroso que en las dos sagas a las que estamos haciendo referencia,
tiene un componente relevante. La Tierra Media, Rivendel, Moria y la muy
oscura Mordor resultan convincentes escenarios para las aventuras de Frodo
y sus compañeros. En el caso de Harry Potter,
la proyección, siempre implícita, del asesinato de sus padres hace
sospechar que vendrán nuevos problemas para el niño que vence al malvado
Voldemort.
En
cualquier caso, parece que el rigor y la fidelidad a la obra literaria
original, ha sido un aspecto prioritario en las dos producciones
cinematográficas, tan exitosas a nivel mundial en estos momentos, a las
que estamos haciendo referencia. Y posiblemente, haber optado por esta vía,
que para muchos cinéfilos podría parecer fútil, ha apoyado un resultado
coherente, digno y hasta brillante, además de respetuoso con sus orígenes
literarios.
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