Escribe Ángel San Martín Alonso
La escritora Almudena Grandes, aludiendo a varios acontecimientos de actualidad (el adiós de los argentinos a Alfonsín, el juicio a Fujimori -quien gobernó Perú a golpe de TV como ahora lo hace Chávez en Venezuela, entre otros- y a la reunión en Londres del G-20), afirma que algunas imágenes "valen más que un billón de palabras" (El País, 6-4-2009). No obstante, concluye la columna diciendo que la foto "de familia" de los 20 mandatarios en Londres la comentaría con una sola palabra. Entonces, ¿en qué quedamos?

A tenor de lo que vemos y oímos en la tele, las imágenes no adquieren toda su carga semántica si no se interpretan junto a la palabra, oral o escrita, que las acompaña. Igualmente, la palabra adquiere todo su potencial ofensivo al leerla/escucharla junto a las imágenes. Y los pasados días festivos están plagados de ejemplos que ilustran la propiedad asociativa del algoritmo imagen + verbo.
El problema, a mi modesto entender, es que la fórmula secreta, amoral en su aplicación, es propiedad de la derecha más recalcitrante, que la maneja a su antojo en la lucha por conservar el poder. Primero siembran confusión y desconcierto, luego señalan con palabras e imágenes a sus representantes en la Tierra como los únicos redentores.
Durante los días pasados hemos visto y oído en los informativos de las distintas cadenas un mismo corte en el que Rajoy presenta su plan para salir de la crisis como "alternativa a la nada". Para inhabilitar a la recién nombrada Ministra de Economía, dice que su trayectoria es una "página en blanco". Al personaje en cuestión se le ve en plano corto, serio y encorbatado profiriendo un verbo envenenado. Estas imágenes alcanzan todo su efecto cuando observamos que los presentadores de los informativos las incorporan como argumento de su propio relato. Sólo en La Sexta le añadieron un comentario jocoso. Si esos cortes los proporciona el gabinete de prensa del partido, ¿no sería mejor suprimir los informativos?
Otra joya verbal proviene del vergonzoso comadreo que monta Parlem clar (Canal 9). Para uno de ellos, el nombramiento de la nueva Ministra de Cultura no era más que un premio al "sindicato de la subvención", mientras que para otra de las tertulianas es el gesto agradecido de Zapatero hacia los "izquierdistas de la ceja". Descalificaciones que pronunciaban en el plató de una televisión pública sin inmutarse, como si este tipo de comentarios fueran una contribución a la formación de la opinión pública. El programa terminó sin que sus dardos alcanzaran a los trajes del Presidente Camps ni al recién nombrado Síndic de Greuges de la Comunitat por su pertenencia al Movimiento, tampoco comentaron las fiestas privadas con dinero público del director general de RTVV, quizá por no disponer de imágenes (en Telemadrid por lo menos hacen huelga y la apagan, ¡que cunda el ejemplo!).

Sobre la maestría como la derecha entrelaza palabras e imágenes pudimos cotejarlo en la última edición de Tengo una pregunta para usted (TVE) en la que el Sr. Rajoy dejó compuesto y sin respuesta al corredor de seguros cuando le preguntó por qué no reconocer la responsabilidad política en el caso Yak-42. Sin temblarle una pestaña el jefe de la oposición lanzó un laudatorio sobre la inteligencia de la pregunta pero ni una explicación de por qué protege al entonces ministro de Defensa Federico Trillo. Pero a este ciudadano, curtido por la disciplina opusdeista y ajeno a su responsabilidad por el siniestro, lo sacan en los informativos para denigrar al juez Garzón y aullar hasta batir al cazador cazado, Sr. Bermejo. He ahí la diferencia: Bermejo por cazar sin papeles dimite y Trillo, con lo que se oye en el juicio sobre el Yak-42, sigue en cargos públicos.

Frente a la actitud de esta clase política recalcitrante que encapsula lo propio hasta hacerlo desaparecer y dinamita lo ajeno, los estrategas de la izquierda no saben qué hacer. Es inconcebible las horas de procesiones emitidas por TVE, pese a que este año los cirios llevaban un lazo blanco con mensaje político contra una iniciativa legislativa del Gobierno. ¿Tanta audiencia reportan este tipo retransmisiones? Si es así, ¿cómo es que La Sexta no ha comprado los derechos como hace con el fútbol o la Fórmula 1? Aunque la regulación del aborto cuenta con el aval de un buen número de científicos, teólogos y cristianos de base, según consta en los manifiestos que circulan por Internet, TVE pone imágenes y voz a unos actos políticos y confesionales del catolicismo.
Menos mal que, toda una ironía, mientras en La 1 se hablaba de la abnegación de cofrades y costaleros (aquí no ha lugar al femenino), en Canal Arte de La 2 podíamos ver cómo se las gastan los chamanes y sacerdotes de otras muchas religiones que se practican en el mundo. Desde luego que no es ningún consuelo, pero reconforta el comprobar que la irracionalidad más primaria no es patrimonio exclusivo de las grandes religiones.
Ninguna imagen vale una oración, pero cada una de ellas nos hará más libres si las rodeamos de palabras, de una o de un billón.
