Sensaciones catódicas (febrero 2009)

  04 Febrero 2009

Escribe Ángel San Martín Alonso

tengo_una_pregunta.jpgHace unos días leía, no recuerdo bien dónde, la afirmación de un sociólogo según la cual hoy los medios de comunicación y en particular la televisión, ya no informan. En vez de dar cuenta de la realidad, se dedican a transmitir sensaciones, “visiones” verosímiles sobre el mundo a partir de historias personales.

En las actuales circunstancias, los medios y mayormente la televisión, se vuelcan con regocijo sobre las “noticias” más dramáticas de nuestra convivencia. No sé qué secreto placer encuentran en restregarnos a diario las tenebrosas perspectivas socioeconómicas que nos esperan. ¿Por qué querrán amargarnos de esta manera si además no facilitan la comprensión de lo que nos cuentan?

Sin recato se adentran en los bajos fondos con reportajes a pie de calle, cámara oculta y documentales sin la más mínima piedad. Es el hilo argumental que encontramos en las piezas de Informe Semanal, Comando actualidad, Crónicas (La 1 de TVE), Callejeros o Ajuste de cuentas (Cuatro), por citar algunos ejemplos, te revuelven las entrañas viendo el desamparo que rodea a algunos seres humanos.

obama.jpgLo volvemos a encontrar cuando la pequeña pantalla nos “informa” que obispos, jueces, rectores (mientras se gestó lo de Bolonia), controladores aéreos, pilotos y especuladores financieros están en huelga de celo. O sea, una élite de privilegiados con el poder suficiente para poner un país patas arriba. Sin embargo, las imágenes del ejército israelí masacrando a la población civil palestina ante la pasividad del resto del mundo, se comentan telefónicamente debido al “apagón informativo” –¡antes se llamaba censura!– impuesto en la zona.

Al margen de las diferencias en las líneas editoriales y, por tanto, en la valoración sobre el futuro del nuevo inquilino de la Casa Blanca, todas las televisiones hicieron ese día un despliegue sin precedentes para cubrir la noticia. En esos momentos, más que nunca, uno se daba cuenta de las asimetrías en las que se sustenta esto que llamamos globalización. Los programadores de las distintas cadenas aprovecharon el tirón del 20-E para programar películas (en La 2 pudimos ver el apresurado W de Oliver Stone) y documentales sobre los antecesores de Obama, resaltando la lucha por los derechos civiles de la población negra. Varios resúmenes nocturnos de esa velada, suporponían la imagen de la muchedumbre que seguía en directo la toma de posesión de Obama con la que hace tres décadas escuchaba a Luther King. De acuerdo que entre los dos momentos históricos y los personajes puede que haya pocos elementos en común, pero en la narrativa de televisión quedan unidos haciendo toda una operación de “bricolaje simbólico” que dirían los antropólogos.

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De nuevo la misma historia: un tipo, de trayectoria intachable y superlativa abnegación, es presentado como el gran gladiador que nos salvará del furor especulador del capitalismo. Si se repara en el formato del reciente Tengo una pregunta para usted  (La 1), nos daremos cuenta de lo mismo: cien contra uno y el uno sale victorioso, pero los cien restantes también los redimirán televisivamente al convertirlos en protagonistas ante sus allegados. Radio, prensa y televisión nos cuentan ahora en primera persona cómo fue su experiencia en el plató y qué les dijeron al llegar a casa. Lo importante, desde luego, no son las contestaciones del Presidente de Gobierno. Desde el punto de vista formal, quienes tuvieron la ocasión de preguntar, lo hicieron utilizando una fórmula similar: preámbulo exponiendo las circunstancias personales y luego, a veces sin relación directa, planteaban la cuestión al Presidente. ¿Acaso el guión del programa apunta a la salvación individual? ¿A qué metarrelato del pasado suena esto?

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De manera que, por un lado, el extendido ejercicio de censura en las fuentes, lleva a que los medios hagan espectáculo de lo irrelevante. Por otro lado, se ensañan con las audiencias visualizando lo más siniestro de la convivencia humana: robos, estafas, homicidios, infidelidades, crisis, catástrofes, etc. Entiendo que se trata de una especie de venganza porque los medios de comunicación, tras el inmobiliario y la automoción, es el sector que más valor está perdiendo en bolsa y destruyendo más puestos de trabajo (3.000 el pasado año y algunos más en el actual).

Esto explicaría que empiecen a abundar en la rejilla de la programación concursos y espacios de exhibicionismo en los que público, concursantes y hasta presentadores/as venden su dignidad por unos pocos euros. ¿Acaso los necesitan ya para comer? Pero si la desidia moral no da para tanto, siempre se podrá tentar la suerte en programas como El juego de tu vida o 5354 rico al instante (Antena 3).

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