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AIRES DE LIBERTAD
Por Luis Tormo
"Son
historias de amor o de relaciones personales y de cómo
se ven afectadas por el entorno"
Michael Winterbottom
Si hay algo que caracteriza el cine de Winterbottom, y por lo que
muchos seguimos su filmografía, es el afán de libertad creativa
que se trasluce en cada obra que nos va entregando, obra que comienza
a ser prolija (más de una decena de filmes y algunas realizaciones
para la pequeña pantalla) y que, junto a la variedad de temas, muestra
también un amplio abanico de estilos. Así, el director británico
igual se mueve en terrenos de cine independiente como se acerca
a filmes cuyas características (presupuesto, actores, movilidad)
se aproximan más a un cine comercial.
Además, no es una actitud que venga, como en otros directores,
motivada por los inicios en un determinado tipo de cine y, con posterioridad,
se da el salto a mejores presupuestos. En el caso de Winterbottom
vemos que la elección depende según proyectos o historias y, como
veremos más adelante, mezclando diferentes conceptos en una misma
película. Así, tenemos películas como Go
now, Wonderland ó 24 hours party
people que se acercan a esa estética de cine independiente,
social y que aparece repartida por toda su filmografía, junto a
esa otra clase de cine que por apariencia y empaque se acerca a
un tipo de cine formalmente más elaborado (Jude,
El perdón o incluso Welcome
to Sarajevo). En este sentido resulta significativo confrontar
el estilo de una película como Wonderland
(cámara en mano, grano, imágenes aceleradas, saltos de ejes, fraccionamiento
del tiempo) frente a un trabajo como El
perdón (panorámicas y travellings,
planos aéreos, juego estético con el color blanco de la nieve y
los paisajes). De manera análoga, igual recrea una novela de Thomas
Hardy en su época (Jude) como la transfiere al oeste americano
(El perdón).
Esta libertad creativa se asienta, según explica el propio Winterbottom,
en el hecho de rodar historias sencillas, de bajo presupuesto y
trabajando siempre con el mismo equipo. Así, Andrew Eaton (productor),
Trevor Waite (montador), Mark Tildesley (diseño de producción) o
Frank Cottrell Boyce (guión) encabezan un equipo que gira alrededor
de su productora Revolution Films.
A este equipo base se le van uniendo colaboradores, entre los que
cabe destacar distintos directores de fotografía en función del
tipo de película que se prepara, es por ello que cuando es necesario
realizar un tratamiento de imagen que se acerque al siglo XIX trabaja
con Eduardo Serra (Jude) o cuando se necesita alguien que
conozca el uso de la imagen digital se incorpora a Robby Müller
(24 hours party people). También es importante,
en este mismo sentido, el trabajo con actores jóvenes, muchos de
los cuales posteriormente han dado un importante salto cualitativo,
como son los casos de Robert Carlyle, Rachel Weisz, Kate Winslet,
Sarah Polley, etc.
Son estas características las que le permiten mantener el ritmo
de casi más de una película al año, no preocuparse por la recaudaciones
o la distribución (en España, por ejemplo, los datos del número
de espectadores son ridículos en todas sus películas), y sobre todo,
utilizar la política de géneros con absoluta libertad, algo que
le distingue de otros buenos directores ingleses que tienen una
mayor especialización temática (Ken Loach, Mike Leigh).
Y curiosamente, esta manera de entender el cine impregna también
el mundo temático del director de I
want you, pues
gran parte de los personajes que aparecen en sus películas están
movidos por ese afán de libertad individual, por la búsqueda de
una utopía o por la necesidad de evadirse de un mundo que los constriñe,
convirtiéndose en una de las referencias que se puede rastrear en
la variedad temática de su obra. Es decir, Winterbottom sitúa a
sus personajes bajo situaciones que se tornan asfixiantes y que
impide que sus vidas tengan un desarrollo completo, así unas veces
son causas motivadas por un entorno social concreto (la pertenencia
a una clase social baja en I want you, Wonderland, la sociedad de clases del XIX en Jude); la ambición (El perdón)
o los conflictos y la situación política (Welcome
Sarajevo, In this world).
Estas situaciones son las que provocan que todos los protagonistas
tengan la necesidad de buscar un sueño, una quimera, una libertad
que les mueve en una determinada dirección de actuación, que les
indica el camino, aunque muchas veces este camino, citando al clásico,
sea largo y tortuoso. Por todo ello, bien en
contextos sencillos (Wonderland,
Contigo o sin ti, 24 hours party people),
en situaciones conflictivas (I
want you, El perdón,
Bienvenido a Sarajevo, In this
world) o en otras épocas (Jude,
El perdón) siempre hay
deseos que cumplir, algo que olvidar, y en general, la necesidad
de mirar la vida hacia delante, incluso aunque esta postura implique
riesgos.
Así, el dúo protagonista de El
perdón, simboliza perfectamente estas ansias de libertad. Por
un lado, el joven empleado del ferrocarril que avanza por un país
aun por hacer; por otro lado, el personaje mayor, cacique del pueblo,
que aún está pagando su ambición y sus deseos de juventud. En Bienvenido
a Sarajevo, personajes que representan el hastío de la guerra
encarnados en reporteros de guerra curtidos en batalla son capaces
de marcarse un objetivo como es el del protagonista, que intenta
salvar la vida a un niño arrancándolo del conflicto de la antigua
Yugoslavia para situarlo en la zona próspera de Europa. Temática
que tiene su continuación en In this world, donde
dos emigrantes se plantean acercarse a un mundo mejor a pesar de
que ese viaje esté lleno de peligros y deje alguna vida en el camino.
En Jude, tenemos la obsesión de un trabajador
por alcanzar la cultura en un contexto en el que la hipocresía y
la sociedad de clases no lo permite. Otras veces la utopía está
puesta en objetivos pequeños, inmediatos pero igualmente importantes,
como son aquellas películas donde la lucha viene por sobrevivir
en una gran ciudad, por ejemplo, el amplio abanico de personajes
que conforman el mundo de Wonderland, donde
un grupo de personas mantiene esa ansia de hacer cosas, de liberarse
de una existencia cansina.
En definitiva, esa búsqueda de libertad queda como una particularidad
de su cine y funciona como elemento de unión entre las variadas
historias que Winterbottom muestra. Y esta visión se impone, además,
por encima de cada película, pues quizá el aspecto más relevante
del autor de Jude sea que su obra en conjunto resulta
más interesante que el análisis película a película, es decir, aquellas
películas que analizadas puntualmente pueden resultar fallidas (Jude, I want you) frente a otras mucho más redondas (Wonderland, El perdón),
ganan cuando se valoran como parte de una obra que comienza a ser
ya muy interesante, una obra con una continuidad que hoy por hoy
resulta difícil de ver en las pantallas.
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