Los Ángeles de Charlie 2
Principal ] Arriba ] Zu Warriors ] [ Los Ángeles de Charlie 2 ] Como Dios ] Matrix Reloaded ] Vampiros, los muertos ]

 

Los ángeles del infierno

Cameron Diaz se dedica a sonreír y cambiar de vestuario en cada escena. Sin duda, no estamos ante una de sus intervenciones en el cine independiente.El final de los años 70 supuso la aparición de estimables directores de spots publicitarios y videoclips (un género recién nacido entonces) que dieron al cine una nueva dimensión (si fue para bien o para mal es otro cantar). Ridley Scott y Alan Parker pueden ser considerados los abanderados de aquel movimiento, sobre todo por el éxito de algunas de sus propuestas (Alien, Blade runner, Pink Floyd: the wall, Fama).

Vistas hoy esas películas, nos gusten más o menos, tienen en común su exquisito cuidado por la imagen, por la luz, por el color, y un ritmo que entonces nos parecía frenético... aunque hoy parece casi propio de una película de Angelopoulos.

¿Qué ha sucedido para que lo que antes era frenesí ahora parezca el colmo del reposo? Que han llegado nuevos videocliperos al cine y han impuesto su “estilo” de hacer películas: bonitas imágenes enlazadas unas con otras, con abundante música de fondo y... ausencia total de guión. Un videoclip puro y duro, alargado hasta la extenuación, donde la historia es mínima o, sencillamente, no existe, sólo se encadenan situaciones sin más, y se busca anonadar al espectador con el más difícil todavía en cada secuencia, venga o no a cuento.

El abanderado de este nuevo “estilo” podría ser Michael Bay (no por su calidad, sino por el éxito de sus títulos: Dos policías rebeldes, La roca, Armageddon, Pearl Harbor) y las principales características de su cine: el montaje rápido de planos cortos en las secuencias de acción (que tendrán una elaborada coreografía, pero eso sólo lo sabremos en el “Making of”, porque en la película no nos dejan ver nada), la multiplicidad de puntos de vista (no ya en las escenas de acción, sino en cualquier escena de diálogo), el abuso del teleobjetivo (no por necesidad dramática, sino porque los planos con fondo desenfocado y a contraluz son “muy bonitos”), la obligatoriedad de incluir una Y de Luci Liu con este aspecto de colegiala ¿qué me dicen? Pues así todas las escenas: nada tiene sentido ni lógica... eso sí, música hay mucha, y muy ruidosa. canción (o música incidental) en todas las escenas y la prohibición de que cualquier plano dure más de cinco segundos (bueno, en realidad creo que exagero... con cuatro ya sería bastante).

Su éxito ha contribuido a que cada vez haya más directores de videoclips que se pasan a la dirección cinematográfica y aplican el mismo lenguaje. Incluso los hay que pretenden ser “dioses” en el cine porque en la publicidad ya lo son: recuerdo el caso de un director novato que para la que iba a ser su primera película especificaba en el contrato que los actores no podían dirigirse a él ni mirarle a los ojos... ¡bonita forma de dirigir! Lástima que aquel título era El fin de los días y el “actor” fuera un tal Schwarzenegger, que sin mediar palabra (y supongo que sin mirarle a los ojos) puso las cosas en su sitio... por lo que nuestro director de videoclips tuvo que esperar mejor ocasión para debutar en el cine, siendo sustituido por un obediente artesano como Peter Hyams.

McG pertenece a esa banda de videocliperos. Nos sirvió el primer episodio de Los ángeles de Charlie con mucha música y abundancia de planos cortos. Y ahora repite la fórmula en Los ángeles de Charlie 2: al límite (demasiado título para tan poca historia): un prólogo que haría palidecer al mismísimo Bond (al que plagia sin piedad, por cierto), unos diálogos risibles... hasta el punto de que las tres protagonistas gritan continuamente (aunque quizá lo hagan para escucharse unas a otras, ya que la música no para en Insistimos, Cameron Diaz está muy buena, pero... ningún instante), una historia en la que aparece un teórico ex-ángel de Charlie pero venido a menos y seducido por el “lado oscuro” (por cierto: ¿cómo es posible que Demi Moore de mucho mejor en imagen que las tres angelitos cuando ella es mucho mayor?), y un macguffin en forma de anillo que contiene todas las claves para descubrir a los ocultos por el programa de protección de testigos...

No, tranquilos, no voy a destripar la historia: no la hay. Sólo destacar que las bandas de mafiosos (yakuzas, italianos, irlandeses... ¡sólo les ha faltado los de la ETA!) pululan por la historia sin saber muy bien qué hacer; que las transiciones de una escena a otra son así, sin más; que las tres protagonistas o ríen o gritan (esto último ya lo hemos explicado... lo otro quizá lo hacen para evitar tener que recitar sus diálogos... que son, precisamente, de risa), pero nunca hablan; que hay varios saltos temporales en la narración absolutamente imposibles... y que Edward Shearmur (sí, aquel que ganó el Oscar a la banda sonora por Shakespeare enamorado) se dedica, entre canción y canción, a realizar versiones del tema televisivo de la serie, de la música de Herrmann para El cabo del miedo (de la que fusilan varias escenas), de la canción Raindrops keep falling on my head (porque en una escena se encienden los aspersores y mojan a las protas), de... en fin, que no ganará el Oscar a la “banda sonora original” con este impresentable popurrí.

Si quieren saber hacia donde camina el cine comercial norteamericano, no se la pierdan: quizá dentro de veinte años sea comparada con los clásicos de Antonioni, por su lentitud extrema, pero hoy es un ejemplo de cine “de productor” (proyecto diseñado desde un despacho), donde las estrellas van por libre (de hecho Drew Barrymore produce además de interpretar, de ahí sus excesos interpretativos), el guión no es algo que se considere imprescindible, la banda sonora se consigue por acumulación, no por destilación (y normalmente a base de canciones, aunque también se contrata un músico para “rellenar los huecos”: lo importante es que siempre esté el dolby a tope), los más destacados son los del departamento de efectos especiales (que son los únicos que trabajan... aunque no siempre bien) y el director... bueno, el director se dedica a pasear las cámaras de las más diversas formas (en grúa, en steady, en tren, en paracaídas, a mano...) y todo ello ...Pero, en esta peli luce mucho más el cuerpo de Demi Moore. Lo que la hace doblemente atractiva. (Si quieren saber más consulten la sección "Con la muerte en los talones".) para poder reunir las suficientes imágenes que luego serán empalmadas en la sala de montaje hasta completar los obligatorios noventa minutos. Eso sí, si sobra alguna se deja para los créditos, como tomas falsas, porque en el colmo de la originalidad... ¡aquí también hay tomas falsas!

El resto queda en manos de las agresivas campañas publicitarias, imprescindibles para que un peñazo de este tipo suene continuamente en todos los medios de comunicación y el público se agolpe en la primera semana del estreno. Luego vendrá el boca a boca para explicar que es una bazofia absolutamente impresentable, pero para entonces su carrera comercial ya habrá finalizado y estará a punto de estreno un nuevo megahit de similares características... quizá, Dos policías rebeldes dos (no, no es un juego de palabras: ¡¡es real y se titula así!!).

Sabín

LOS ÁNGELES DE CHARLIE 2: AL LÍMITE

Título original: Charlie's angels, full throttle.

Director: McG.

Productores: Drew Barrymore, Leonard Goldberg y nancy Juvonen.

Guión (es un decir): John August, Cormac Wibberley, Marianne Wibberley, según la historia de Cormac Wibberley, basada en la serie de televisión (uf).

Fotografía: Russell Carpenter.

Música: Edward Shearmur.

Intérpretes: Cameron Diaz, Drew Barrymore, Lucy Liu, Demi Moore. John Cleese, Crispin Glover...

 

Volver al SUMARIO Página ANTERIOR Página SIGUIENTE Ir a la ÚLTIMA PÁGINA