Chicas nuevas 24 horas (2015), de Mabel Lozano

  18 Septiembre 2015

 

Explotadas contra su voluntad

chicas-nuevas-24-horas-1Miles de mujeres y niñas en el mundo son explotadas sexualmente contra su voluntad en un negocio multimillonario que es el tercer delito más lucrativo del mundo, detrás del tráfico de armas y de drogas: la trata de personas. 

Con el desparpajo y la espontaneidad que la caracteriza, Mabel Lozano presentó la pasada semana en Cineteca Madrid su última película Chicas nuevas 24 horas —proyectada en la sala Azcona durante el primer fin de semana de septiembre (viernes 4, sábado 5 y domingo 6)— un documental de denuncia y sensibilización sobre el tema de la trata, cuya recaudación irá destinada a  la asociación APRAMP, que ayuda a las mujeres y niñas que han sufrido esta lacra.

Chicas nuevas 24 horas es el quinto largometraje de esta cineasta polifacética (actriz, directora y guionista) concienciada y comprometida con las causas sociales en general y la defensa de los derechos de las mujeres, en particular, que con esta película completa una trilogía que iniciara hace una década con Voces (contra la trata de mujeres), donde se escuchaba el testimonio de la víctimas incidiendo en sus historias personales.

Después en el cortometraje Escúchame (2010) siguió explorando el tema poniendo el foco en la complicidad de los clientes, ficcionando la explotación sexual de Svetlana Deminovich durante cinco meses en España.

También ha participado en varias campañas publicitarias de la Policía Nacional Española con spots como “No seas cómplice”, donde se expone de forma sucinta y explícita el proceso de comercialización de las chicas a través de siete pasos o “Denuncia y Testifica. La ley te protege” en la que una joven nigeriana tratada en España cuenta su dolorosa experiencia.

La trata no es la prostitución, la trata es la esclavitud contemporánea para el ejercicio de la prostitución”, según define Mabel Lozano esta lacra actual intentando no mezclar conceptos, aunque a veces se yuxtapongan porque actualmente la trata supone más del 80% del negocio de las trabajadoras del sexo. 

La película, que ha sido rodada en España, Argentina, Colombia, Perú y Paraguay —país en el que ha sido declarada de interés nacional—, recoge los testimonios de cuatro mujeres, mayores y menores de edad, que han sufrido la trata pero han conseguido liberarse (son muchas más las que no lo consiguen) y ahora tienen la valentía y generosidad de contar sus duras experiencias ante la cámara.

A sus testimonios se unen las voces de otras personas de distintos ámbitos sociales conocedoras del tema e implicadas en erradicarlo (generalmente también mujeres) como miembros de asociaciones de protección a las víctimas, policías, fiscales, periodistas… e incluso la ministra de la Mujer de Perú.

Lo novedoso de la película es que no se centra sólo en la historia personal de las víctimas sino que a partir de un planteamiento de falso documental construye un reportaje de tesis en el cual incardina la experiencia real de cada una (contada por ella misma) para ir enumerando y analizando las variables que hacen de este delito el tercer negocio más rentable del mundo.

Chicas nuevas 24 horas analiza de forma muy sintética y didáctica las claves de un negocio que genera 32.000 millones de dólares al año, aprovechándose de la vulnerabilidad económica, emocional y social de miles de mujeres (sólo en Colombia son explotadas 35.000 menores), reclutadas mediante el engaño o falsas expectativas, en zonas marginales, muchas de ellas con el consentimiento de su propio entorno familiar. 

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Se distancia Lozano de clichés morbosos o compasivos (muy típicos cuando se tratan temas de este tipo) incidiendo de forma rotunda en el análisis del tema, haciendo una exposición pormenorizada, desde premisas puramente mercantiles, del proceso de objetualización que sufren estas mujeres y niñas desde que son captadas hasta que son puestas a la venta. Un largo proceso que por el camino va enriqueciendo también a otros sectores cómplices.

La forma es tan árida y sobria como el contenido que explora. No hace la directora ninguna concesión a la complacencia visual o a la agilidad narrativa, más allá de un montaje que alterna realidad y ficción de una forma sarcástica e incisiva buscando la empatía del espectador, especialmente masculino, cuando le alude directamente como co-responsable.

España es el tercer país del mundo en consumo de prostitución, detrás de Tailandia y Puerto Rico, por eso el documental intenta también sensibilizar al cliente que consume este tipo de servicios, haciéndole cómplice de la trata, cuando los demanda.

Rafa Roche, director de fotografía, ha declarado que un rodaje de este tipo ya se sabía que iba a ser difícil y no por cuestiones técnicas precisamente sino porque se han enfrentado “a una realidad que te supera”… con situaciones muy dramáticas, muy impactantes e incluso peligrosas que requieren más apoyo psicológico que técnico.

La película ha sido montada en dos formatos: uno cinematográfico de 70 minutos, para su proyección en salas y participación en festivales; y otro televisivo de 55 minutos, con carácter más comercial, para alcanzar mayor difusión social. También ha sido traducido al quechua y al guaraní, con una intención preventiva, para poder ser visionado en las zonas de captación de niñas y adolescentes.

El documental no es un producto aislado, forma parte un proyecto transmedia mucho más amplio (del mismo título Chicas nuevas 24 horas) cuyo desarrollo ha ocupado los últimos cuatro años de la directora. Un largo y duro trabajo de investigación con presencia en diferentes medios y ámbitos.

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El proyecto lo completan una web (http://www.proyectochicasnuevas24horas.com/) con múltiples contenidos de interés que están siendo difundidos a través de las redes sociales;  la publicación del libro Puta no soy de Charo Izquierdo, basado en la experiencia de una de las protagonistas del documental (una niña peruana de 15 años que fue esclavizada sexualmente por las mafias de su país con la aquiescencia de su familia) y una exposición fotográfica itinerante, con imágenes de la película que  podrá verse en Casa de América, en Madrid, del 23 (Día Internacional contra la trata de personas) al 29 de septiembre y que después recorrerá otras provincias españolas.

La exposición “… nos adentra en el corazón de un mundo clandestino y nos muestra el proceso de cosificación del ser humano analizándolo desde su causa, desde el origen: el fin lucrativo de este negocio”.

Estas actividades se completarán con la celebración de mesas redondas, charlas-coloquio, debates, etc. en torno al tema, además de visitas guiadas a la exposición para centros educativos y otros colectivos. Sin descartar cualquier nueva iniciativa que surja.

La función divulgativa del proyecto es concienciar a toda la sociedad de esta “tragedia social, silenciosa y oculta”, y sensibilizar, especialmente a los más jóvenes, sujetos potenciales de este mercado, de la necesidad de erradicarla.

Quien espere encontrar un producto superficial y morboso (a pesar del cartel anunciador) quedará defraudado/a. Lozano apuesta por un tratamiento seco y contundente, donde lo que tiene valor es la palabra como correlato de autenticidad. El resultado es un documento serio y directo, de ritmo lento y mensaje denso, con una exposición incisiva y ácida, construido con premeditada intención de incomodar. 

Escribe Purilia

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