A propósito de Miamor perdido
Dentro de los Preestrenos de Cine Español del Festival de Cine Antonio Ferrandis, organizado por el Ayuntamiento de Paterna y los cines Kinépolis, tuvimos la oportunidad de acudir al preestreno de Miamor perdido, el reciente trabajo de Emilio Martínez Lázaro, tras la exitosa saga de los apellidos vascos y catalanes.
Esta nueva comedia, protagonizada por Dani Rovira y Michelle Jenner, se estrena en España el 14 de diciembre de 2018.
Para presentar la película estuvo el propio Emilio Martínez Lázaro, a quien, junto con otros medios, pudimos entrevistar para hablar de esta reciente producción y de aspectos relacionados con su ya larga carrera dentro del cine español.
Estas son algunas de las cuestiones que fueron saliendo a lo largo de la entrevista.
¿Cómo se hace para conseguir el éxito que tuviste en su momento con Al otro lado de la cama y su secuela a principios de los 2000, en su momento las películas más taquilleras del cine español; y luego lo repites con 8 apellidos vascos y 8 apellidos catalanes?
Pues no lo sé. Ojala que tuviera una fórmula y la tuviera por escrito o aunque fuera por tradición oral. No lo sé. Lo que yo pienso sobre eso es que intento que me guste a mí. Muchas veces pienso, qué es lo que me ha gustado a mí en la vida y por qué lo que me gusta a mí le puede gustar a tanto público. Y en principio no tendría que ser así. Si miro mis gustos cinematográficos y mis lecturas son mucho más selectivos que los de la mayoría del público, pero es que yo creo que los que hacemos las cosas, los escritores o los directores de cine o los pintores, debemos hacer las cosas —y esto lo decía un viejo productor catalán— tirando del público hacia arriba, no empujándolos hacia atrás como hacen otras películas que dicen: «vamos a contarles otra vez la historia del bautizo, la boda, los cuñados, etc. porque son divertidas y los cuñados son tontos…».
No. En lugar de eso, si tenemos que contar una comedia donde nos acercamos a la adolescencia hacemos Los peores años de nuestra vida, donde dos hermanos tienen un problema, y resulta simpático, la gente lo entiende, pero es un poco más serio. Y si hacemos lo de los vascos y catalanes, vamos a intentar contar todo lo que pasa ahí, tal y como lo vemos las personas normales —que somos la mayoría—, vamos a contar hasta el fondo y no tener miedo de meternos con los radicales, con los nacionalistas sevillanos o con nadie.
Estas son mis conclusiones, pero si se lo cuento a otro diré: «Pues yo también quiero». No tiene explicación. Yo las hago exactamente igual que como me gustan a mí.
Es la tercera vez que trabajas con Dani Rovira. En la saga de los apellidos es normal porque hay continuidad con los personajes, pero esta película es independiente de las anteriores. Has comentado que en la escritura del filme ya pensabas en él como protagonista. ¿Qué es lo que ves en Dani como para crear un personaje?
Es verdad que pensé en él. Yo asistí a su ascenso con el éxito brutal en 8 apellidos vascos durante el cual le hicieron la vida imposible sencillamente los peatones por la calle, la gente en los bares, los periodistas, fotógrafos en la puerta de su casa, etc. Entonces aquello que vivió pensé que podríamos utilizarlo, y así fue como empezamos el guión. Finalmente de eso no queda nada en la película, queda un poco que él pasa de los garitos pequeños a los teatros, pero en la película eso no tiene ninguna importancia real.
El hecho de trabajar con Dani es porque considero que es muy buen actor y le había dirigido en dos películas que era casi todo en tono de farsa y pensaba que él tenía otro tono de interpretación, que es el de esta película, mucho más rico, mucho más flexible y mucho más interesante. Por eso quería hacer con él la película. No hay nada distinto de elegir un buen actor, alguien a quien conozco muy bien, él me conoce a mí también, y además nos llevamos muy bien.
En esta ocasión has contado en el guión con tu hija, Clara Martínez-Lázaro. ¿Qué tal ha sido esa experiencia?
Cuento cómo fue. Ella ha hecho una película que ya está estrenada, Hacerse mayor y otros problemas. Leí el guión antes de que la hiciera y me impresionó. La verdad es que yo quería hacer ese guión cuando lo leí y me dijo que no pues lo iba a hacer ella. Pero me gustó muchísimo, entonces cuando ella terminó su película le comenté: «Pues hombre, escríbeme algo…». Y ella llamó a otro guionista, Miguel Esteban, una persona de mucho talento también, y ha sido muy agradable trabajar con ellos dos porque son gente inteligente.
¿Has querido cambiarle algo?
He estado todo el rato en el guión, marcando por dónde iba la película, el diseño final del guión lo he hecho yo, aunque no aparezca en los títulos. Pero eso lo he hecho en todas las películas que he rodado, no sólo en ésta.
¿Aquí tenemos ese punto muy musical que también se ha notado mucho en tus películas?
Me gusta mucho la música. Se nos ocurrió que ella era valenciana y el gato era valenciano. Y Chimo Bayo era lo siguiente. Le dejé a Michelle Jenner unos videos de YouTube de un baile, el Shuffle, y al día siguiente ya lo sabía hacer. Vino una chica a hacer las coreografías con ella pero ella lo hubiera hecho igual sola. Es un monstruo, una actriz impresionante. Y lo de Chimo vino por una idea muy buena de Miguel Esteban que se le ocurrió sobre el tema de darle al gato la pastilla… y una manera de tomarse un valenciano una pastilla es escuchar a Chimo Bayo.
Michelle es una superdotada para la comedia. Antes de contratarla vi las comedias que había hecho donde no tenía papel, el papel cómico estaba en los hombres. Entonces dije: «Esto es otra cosa». Hicimos una prueba y vi que era divertidísima, una persona en primer lugar super inteligente, payasa, divertida hasta extremos increíbles, cómo se ve en la película, capaz de hacer el tonto de una manera salvaje. Para mí ha sido una sorpresa brutal y encima sabe cantar muy bien.
A pesar de ser una comedia, tiene un tono agridulce. Recuerda además de tu último cine a la ya más lejana Amo tu cama rica, por mostrar esa descomposición de la pareja que siempre das dentro del tono de comedia pero que tiene ese punto…
Sí, sí. Muy ácido. La historia es una pasión arrebatadora que tienen ellos dos, pero que ellos mismos intentan boicotear todo el tiempo porque les da pánico el compromiso: primero, les da pánico que eso dure en el tiempo porque saben que eso no dura; y segundo, que el final es un desastre y es muy desagradable.
Por eso hicimos las dos escenas del principio, un poco exagerada la del piano, pero que son muy explícitas de cómo terminan las historias anteriores de ellos. Esto es lo que está detrás de la historia. Aunque tiene un final feliz cualquiera se puede imaginar que en el minuto siguiente otra vez están a malas… Eso pasaba en Amo tu cama rica y también pasaba, de otra manera, en El otro lado de la cama, que es una historia que tiene que ver con ésta.
En los 70 y 80 hiciste televisión en un momento en que los directores no se acercaban a ese medio. ¿Cómo ves ahora el auge de la televisión, de las plataformas, donde la producción ya ha ganado prestigio? ¿Cómo ves toda esta evolución que se ha dado?
Pues que es inevitable. Todos tenemos en casa unos pantallones gigantescos, se ven muy bien las películas, etc. Y al mismo tiempo lo veo como una cierta desgracia porque no se ve igual una película en compañía de los espectadores que solo en tu casa, que te puedes levantar, que suena el teléfono… No es igual. El hecho de reunirse en grupo para ver algo se va a perder.
La prueba es que los espectadores se han vuelto a reunir en el teatro. Los espectadores que han abandonado las salas de cine están volviendo al teatro. En Madrid hay obras de teatro todos los fines de semana, y no exagero, hay 80 obras de teatro. Con una programación que cambia cada semana, y hay muchísima variedad. Lo veo, por un lado, como inevitable, y por otro, no me gusta tanto.
Eso en cuanto a la manera de verse. Y en cuanto a lo que se ofrece por las plataformas pues hay de todo. Estoy harto de poner series y de quitarlas en Netflix, melodramas con narcotraficantes, las comedias son muy débiles, las comedias románticas son muy ñoñas… Pero de pronto se cuelan cosas fantásticas, como una serie que he visto sobre un tío de Chicago, muy light, pero que es sensacional, con un estilo totalmente nuevo, comedia nueva que me ha encantado. Pues de pronto la novedad viene por aquí también. No se puede criticar todo.
Escribe y fotos Luis Tormo