A propósito de Tu hijo
Dentro de los Preestrenos de Cine Español del Festival de Cine Antonio Ferrandis, organizado por el Ayuntamiento de Paterna y los cines Kinépolis, tuvimos la oportunidad de asistir al preestreno de Tu hijo, la nueva película de Miguel Ángel Vivas que recientemente había inaugurado la SEMINCI de Valladolid.
Acompañando la película estuvo el director, Miguel Ángel Vivas y el actor que encarna al personaje del hijo, Pol Monen. Tras rodar en EE.UU sus dos últimos trabajos, Vivas vuelve a España, a Sevilla, para afrontar esta historia de venganza en una película protagonizada por José Coronado. Pol Monen obtuvo el año pasado la nominación a los Goya como Mejor Actor Revelación por Amar y ha protagonizado trabajos en diferentes películas y series de televisión como Bajo la red o Vivir sin permiso.
Esta es la entrevista que mantuvimos con ambos.
Vienes de rodar dos películas en ingles, Extinction e Inside. ¿Por qué ahora la vuelta a rodar en español, en tu ciudad? ¿Te lo pedía la historia o ha sido cuestiones de producción?
Miguel Ángel Vivas: Esta película la tengo en la cabeza desde Secuestrados, llevo seis o siete años con ella, y por el tema que trata es complicada de levantar. Estuve haciendo películas aquí y en EE.UU. en inglés, de encargo, y llevaba un último año en que me apetecía contar mis historias. Llevo tiempo haciendo televisión que son proyectos de cadenas y creo que ha llegado el momento de volver, como hice con Secuestrados, a una historia mía que necesitaba contar. La historia parte de una idea que quería contar, de cosas que no me gustan del momento en que vivimos y son cosas que, como decía Scorsese, la mejor forma de contar algo es hablar de lo que conoces.
La quise contar en Sevilla por el hecho de que ya que vuelvo, vuelvo del todo. Y lo cuento en una ciudad que conozco, un mundo que conozco, hablo mucho del clasismo y de las clases sociales, del machismo, del hombre. Hay cosas que no me gustan, no de Sevilla, sino del mundo; pero me he centrado en el sitio donde yo las he vivido. Por eso he querido hacerla allí. Era una vuelta a querer contar mis historias.
Parece que es una película diferente pero tiene muchos temas de tus películas anteriores. Esa claustrofobia que se ve desde Secuestrados en tu cine, está ahí. Aunque no haces más que moverte por la ciudad la película tiene ese tono claustrofóbico, quizá porque la cámara está centrada en el personaje de José Coronado, prácticamente encima de él.
Miguel Ángel: Sí, la idea es así. En Secuestrados pasa todo en una casa, en Inside prácticamente también, y en Extinction en un jardín con dos casas; en esta película aunque parezca que se abra más a la ciudad de Sevilla es mucho más claustrofóbica porque pasa en la cabeza del personaje. El sitio en realidad es mucho más pequeño. Está planteada como el polar francés, esas películas de Jean Pierre Melville donde siempre se veía a Alain Delon, ese héroe solo, perdido en la noche, con la mirada ida, casi hierático en su interpretación, en la manera de sentir las cosas. Y también me gustaba mucho el cine de los 70, Taxi driver, que es una película que tuvo mucho que ver porque es también un viaje a la mente de Travis y aquí lo hice a la mente del protagonista.
Sí quería que ese viaje mental, ese viaje a los infiernos de Jaime, estuviera siempre en la cabeza de él, es una película contada en primera persona. Y ver lo que él ve. Estar en su cabeza no en sus ojos. El desenfoque ayuda a entrar en su cabeza. Quería una película de planos generales, viendo casi el personaje de forma documental, su día a día, y conforme va entrando en esa obsesión de venganza, vamos entrando en su mundo interior. Es un viaje de lo exterior a lo mental.
Y es una película pesimista. Con unos personajes muy negativos, casi no hay personajes positivos…
Miguel Ángel: Sí los hay. Es una película de un personaje equivocado, de un público equivocado. La idea era seguir al personaje equivocado. De hecho hay un momento en que la película sigue al personaje de la ex novia…
Creo que es el único momento en que la cámara deja al protagonista, en una escena donde la chica está encerrada en el ascensor. Es el único momento en que parece que la cámara se libera…
Miguel Ángel: Sí. Como director hemos seguido a una persona y hemos estado con él toda la película. Le hemos apoyado. La película se mueve a golpe de decisiones morales, como el cine clásico de Fritz Lang. En el momento en que nos damos cuenta de que hemos seguido al hombre equivocado, como director no me quedaba otra que alejarme de él. Si el espectador repudia lo que él hace, yo sigo a una de las dos personas que me interesan que son las dos chicas jóvenes, son a las que Jaime no quiere escuchar…
Qué son las víctimas…
Miguel Ángel: Las víctimas totalmente. Es una decisión moral, el que la cámara se alejara de Jaime y siguiera a Ester Expósito, que hace el personaje de Andrea, es una decisión más moral que de estilo.
Pol, y tú ¿cómo llegas a la historia?
Pol Monen: Llego a la película el lunes justo después de los Goya [2018]. Los Goya fueron un sábado y mi representante me dijo que había hablado con Pilar Rogla de Apaches y que estaba esa posibilidad. Tenía un proyecto que estaba en el aire pero quise leer el guión lo antes posible. Si esto era un lunes, me llegó el guión ese mismo día y el martes estaba ya en Sevilla por la mañana hablando con Miguel Ángel. Tuvimos una reunión de dos horas hablando de la historia y del personaje. Y la verdad es que después de leer el guión tenía clarísimo que quería participar en esta historia.
Y cómo afrontas el reto de sacar adelante un personaje que sale poco en pantalla, como el resto de personajes al tener el personaje de José Coronado una presencia mayoritaria. En pocas escenas es un reto armar el personaje.
Pol: Yo creo que al final lo más importante es contar la historia. Esta historia va más sobre el punto de vista del padre. Creo que mi personaje es vital para entender la historia. Para entender lo que hace el hijo hace falta entender lo que hace el padre y me pareció que el guión estaba muy bien planteado en ese aspecto. También los actores creo que tenemos que apartarnos un poco y ponernos al servicio de la historia; no querer enseñar el repertorio que tienes como actor sino trabajar para la historia, es lo más generoso. Estar al servicio de la historia era muy importante.
Miguel Ángel: Hay una cuestión respecto a Pol. Nada más nos sentamos para hablar de la película y no nos conocíamos, al momento llamé para decir “tiene que ser esta persona el actor que encarne a Tu hijo” porque para mí era un personaje importantísimo y pelee porque fuera alguien que me gustara y fue por la inteligencia emocional. Un actor debe tener inteligencia emocional para entender la emoción, para entender desde que sitio se afronta la historia, porque tiene que reaccionar y responder a lo que está pasando en esa historia y me encantó lo bien que la había entendido.
Un actor que recibe el día de antes el guión y al día siguiente me reúno con él, sin tiempo para reflexionar, y había entendido la película, quién era su padre, quién era él como hijo. Lo entendió como poca gente lo había entendido hasta ese momento. Y me quedé en blanco viendo que veía lo que había en la historia sin que yo le dijese vamos a contar esto o aquello…
Pol: A mí me interesaba mucho el punto de vista de Miguel Ángel, por qué había escrito lo que había escrito y después de hablar con él me tranquilizo mucho porque tenía lo que quería contar en ese momento.
Y es un poco una película sobre la incomunicación. Dos personajes que, al parecer, tienen cierta complicidad y sin embargo son desconocidos.
Miguel Ángel: La película es una tragedia. Las tragedias siempre, si juntamos los personajes, entre todos ellos tienen las soluciones para que la tragedia no pase y sin embargo siempre ocurre. El personaje piensa que pagándoles a sus hijos ya está cumpliendo como padre, cuando él no sabe quiénes son sus hijos, cuando pasa lo que pasa no busca respuesta busca soluciones, quiere resolverlo él, ser el “hombre” de la casa, es un hombre fuera de su tiempo.
Si se hubiera parado a escuchar después de la tragedia quizá no hubiera pasado todo; hay un momento en que la hija intenta hablar con él y no habla con ella, ya es tarde, no hablan entre ellos. Si lo hubieran hecho quizá se hubiera solucionado de otra forma. Es la incomunicación absoluta.
Escribe Luis Tormo