Entrevista a Claudia Llosa sobre su film “No llores, vuela”

  07 Febrero 2016

“Incluso en el lugar más frío del mundo encuentras calor en tu corazón”

no-llores-vuela-1Claudia Llosa ha dado un gran paso con su tercer largometraje No llores, vuela (2015, Aloft). Sin perder su mirada personal cambia radicalmente geografías y personajes en esta su tercera y más arriesgada producción. Llosa cambia así los paisajes desolados y mágicos del Perú arraigado de Madeinusa (2005) y La teta asustada (2009) por las geografías aún más vastas y desoladas de Canadá. Opta por cambiar a su actriz fetiche, Magaly Solier, por estrellas internacionales con ganas de hacer un cine diferente, como Jennifer Connelly, Cillian Murphy y Mélanie Laurent.  

No llores, vuela ha pasado un tanto desapercibida para los espectadores españoles, si no fuera por la entrevista que Pablo Motos hiciera a Jennifer Connelly en su programa de El hormiguero, aprovechando su estreno y presentación en España en enero del 2015.

No llores, vuela es una película de atmósfera enigmática y a la vez despiadada. En palabras de la propia Llosa trata de “una madre que abandona a su hijo por el bienestar e interés común; de un hijo que se abandona a sí mismo, abandonando también su propia habilidad de sentir para poder soportar el peso de la tragedia; y de una mujer que abandona su vida para seguir la obsesión de curarse a sí misma. Tres personajes que se nos revelan reflejándonos el difícil equilibrio de crear una vida plena, asumiendo su fragilidad y sus incertidumbres” (1).

En los personajes de No llores, vuela el espectador encuentra algo que le impide identificarse plenamente con ellos: un desconocimiento de la historia que se le va desvelando poco a poco, una gran tensión y una frialdad apabullante e incómoda que rodea a los personajes. Todo ello viene rodeado por una vasta naturaleza como gran escenario de la tragedia.

No llores, vuela es una película que tiene un gran magnetismo, también en su estilo visual y con ella Claudia Llosa se destapa como una realizadora que muestra un gran potencial y una gran pasión por su trabajo. Su nominación a los Oscar de la Academia y su Oso de Oro en el Festival Internacional de Berlín por La teta asustada (2009) supusieron la confirmación de su talento. Tuvimos un encuentro con Claudia Llosa en Berlín y nos habló sobre su última película y su manera de entender el arte y la vida.

Coméntenos las dificultades y limitaciones que tuvo durante la realización del proyecto.

Siempre hay limitaciones en todos los proyectos. Barbara Boyle, una mujer importante en Hollywood (2), me dijo: “Siempre te encontrarás limitaciones da igual donde ruedes: si ruedas en tu escuela, en tu casa. Tanto si ruedas en tu país natal, como si lo haces en Hollywood. Las limitaciones pueden cambiar pero siempre estarán allí. Así que tienes que contar y jugar con esto”.

Me pasó una vez que uno de los personajes principales en una de mis películas que no era actor profesional, me dijo que se tenía que ir porque le habían ofrecido un trabajo. Yo le contesté que no podía irse ya que estábamos en la primera semana de rodaje. Pero claro, ¿cómo le dices a una persona que no va a trabajar más en el cine que tiene que hacerlo, si vive de otros trabajos? Tú sólo trabajas con esta persona durante tres semanas. A pesar de todo, al final siempre consigues encontrar un camino, un compromiso para que se quede esas tres semanas y conseguir que todo se arregle. El compromiso viene de la relación, de las palabras. Es un compromiso que se crea hablando y que va más allá de ser solo un compromiso con tu profesión. Es algo diferente.

Es curioso, a veces pensamos que estamos trabajando con imágenes pero, en realidad, estás trabajando con gente  y estás haciendo un casting de esas almas, no sólo de sus caras. En No llores, vuela me sentí desde el principio como en casa. Tuvimos tanta diversión y me sentí muy cómoda trabajando con todos los actores y con el equipo. ¡Jennifer fue desde el principio tan generosa, tan inteligente y tan abierta! Fue fácil trabajar con ella.

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Cuando estaba escribiendo el guion, ¿cuánto sabía sobre los desafíos a los que iba a exponerse? Una cosa es escribir la acción en un guión y otra cosa diferente es la puesta en escena de lo que ha escrito. Debió de ser un desafío llevar el guión escrito a imágenes.

Sí, fue tremendamente difícil. Había muchos momentos que quería morirme, yo misma me preguntaba: ¿por qué demonios escribí eso? Muchas veces era deprimente, allí había que rodar con animales, carreteras heladas y niños pequeños. La película, incluso, la rodamos al final del invierno, en medio del deshielo, con muy mal tiempo. Era como si todo fuera inseguro y al mismo tiempo de una manera divertida llegué a pensar: ¡tengo que comerme esto!, pues yo lo había escrito así en el guión. Pensé en ese dicho que dice “no pidas lo que no quieras tener realmente”.

¿Cómo influyó el ambiente y las condiciones del rodaje?

Influyó de una manera opuesta y divertida. Recuerdo la primera vez que llegué a Canadá con esas  carreteras tan enormes. Alguien nos explicó que es imposible no prestar ayuda si ves un coche parado en el camino, pues sabes que es difícil que vuelva a pasar otro coche. Es decir, es un lugar donde tienes que tomar responsabilidades con respecto al otro hasta el final. Esta manera de ver las cosas en un ambiente tan duro creó un mayor vínculo entre nosotros: la temperatura tan extremadamente baja ayudó a generar un gran calor entre todos nosotros. Nos refugiamos más entre nosotros, creó un gran espíritu. Todos estaban luchando en esa naturaleza, por estar ahí y por llevar el proyecto adelante. Quizás la idea que lo envolvía todo era que incluso en el lugar más frío del mundo podrías encontrar calor en tu corazón y algo de eso pasó durante el rodaje. El ambiente era de mucho calor y cariño y pienso que esa pasión está ahí en la película.

En esta película usted trata también el mundo espiritual y del misterio. ¿Qué tipo de inquietudes o de tensiones evoca este tema en usted?

Las personas somos cínicas y trabajamos de manera lógica e institucional. Incluso el arte forma parte de las instituciones. Todo forma parte del sistema. Las personas olvidamos cómo empezaron las cosas cuando el arte formaba parte de la magia, cuando la magia formaba parte de la naturaleza y de los rituales. Esto no se puede separar nunca. Los seres humanos creen en lo que imaginan. Desde el Renacimiento hasta ahora el arte ha cambiado completamente. Nosotros  jugamos con la idea o la pregunta de si realmente somos dueños de nuestras propias vidas o si es la vida la que se adueña de nosotros. Incluso una persona que sea cínica ¿cuántos momentos no ha pensado en cosas de este tipo, y también en que las cosas están conectadas de alguna manera?

Una vez estaba rodando un película sobre la maternidad y una de las protagonistas principales se quedó embarazada dos semanas antes de rodar. Todo está relacionado de alguna manera con nosotros. Algunas veces lo vemos de manera más clara, otras no tanto y otras es invisible. Pero yo creo en este tipo de conexiones entre las cosas. Personalmente lo que realmente me importa es la idea del secreto, la idea del milagro, aunque en la película no llegamos a mostrar ninguno. Lo que yo exploro es la idea de cómo atribuimos algo a las cosas y de donde viene la fuerza del arte o por ejemplo, de la figura del halcón (3) que vemos en No llores, vuela. Es decir, cómo atribuimos o cómo damos poder a algo ordinario y lo transformamos en algo extraordinario que crea  la magia  del cambio.

No habría cambio en la sociedad si no hubiera cambio en el mundo simbólico. Por ejemplo, todavía se mantiene la idea de que hablar de una madre que abandona a su hijo está prohibido o es algo que se ha de mantener en secreto. ¿Cuántas mujeres y madres están escondidas detrás de este concepto secreto de maternidad? ¿Cuántas mujeres ahora están abandonando sus países para trabajar? ¿Y vamos a juzgar eso? El sacrificio de la maternidad es difícil de entender. Yo sólo quiero mostrar este secreto, ver esos aspectos primarios de la esencia de lo que somos y es por eso por lo que empecé con este proyecto. Recuerdo que cuando era pequeña estuve trabajando en una granja. Yo solía ayudar a traer crías al mundo y esto era algo natural. Precisamente fue esto mismo lo que un granjero le dijo en Canadá a Jennifer al realizar la escena del parto: “nada va a pasar, es natural, es parte de lo que somos” (4). Ahora estamos tan lejos de todo eso que hemos olvidado en parte nuestra infancia. 

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Entonces, ¿se considera usted en cierto sentido una persona espiritual?

Me encantaría serlo y de poder encontrar seguridad en ese tipo de creencias pero no soy espiritual en ese sentido. Yo sólo creo en la creatividad, en el poder que tenemos para imaginar y en hacerlo realidad. Esa es mi religión. Es por eso que me encanta el dicho: si Dios no existe, ¡inventémoslo!, pues se refiere al sentido de poder hacer realidad nuestra imaginación.

En No llores, vuela usted ha reunido por primera vez actores y lugares internacionales. ¿Esto le ayudó a avanzar en su proyecto?

Pienso que hablar ahora de nacionalidades es deprimente. Hablemos mejor de historias, de situaciones o sobre culturas, pero no de nacionalidades. La única manera de hacer una película es permanecer juntos, encontrando la mejor forma de realizarla. Por supuesto que el tema tiene que cambiar dependiendo de lo que estás diciendo. En otras películas mías la única manera de contar la historia era si se contaba en Perú porque tenía una clara ruta y una situación específica. No llores, vuela fue en realidad una película española. El ochenta por ciento de la producción era española. España y Perú invirtieron en este proyecto aunque no se rodara en Perú o en España.   Esta era la mejor manera que encontré para contar la historia.

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Háblenos un poco de la puesta en escena y del acercamiento de la cámara a los personajes

Lo que queríamos era algo austero: dos planos por escena y que estuviera todo en cuadro. Queríamos que todo estuviera recogido o atrapado en el cuadro, casi como le sucede al personaje. Sin embargo con el personaje de Nana fue completamente diferente porque ella está siempre en movimiento, en constancia, como ocurre en la naturaleza, donde nada es seguro. Así que la cámara necesitaba atrapar el espíritu de Nana en la escena. Intentábamos mantener la cámara en movimiento.

Recuerdo haber contado a los actores que para mí había dos tipos de personajes en esta película: por una parte, el personaje que está asentado a la realidad, con los pies en la tierra, así son los personajes del abuelo, de Hans, con quien Nana se acuesta e incluso de la mujer de Ivan. El permanecer en la realidad es bueno. No se necesita más. Por otra parte, existe otro tipo de personajes que sienten que se ahogan, así que para poder respirar necesitan ir para arriba, estar más alto y así es como vemos a Ivan en la última toma, le vemos saliendo de esa opresión que siente. Esa evolución es parte de un viaje y la cámara recoge ese sentimiento. Nicolas Bolduc, nuestro cámara, hizo un trabajo muy bueno, nos sentíamos libres en el rodaje. La cámara se estaba moviendo constantemente, dando muchas posibilidades. Mientras rodábamos, estábamos montando de alguna manera en nuestra cabeza. 

¿Por qué escogió a Jennifer Connelly para el papel de Nana?

Ella posee ese extraordinario halo de misterio pero al mismo tiempo es capaz de ser violenta, fuerte, elegante y femenina. Jennifer tiene la habilidad de ser compleja en tantas maneras y también de ser objetiva como el halcón que posee una vista desde arriba. Simplemente la adoro como actriz y pienso que hace un trabajo extraordinario.

Escribe Laura Bondía


Notas

(1)   Dossier de prensa de Aloft (No llores, vuela) 2015.

(2) Barbara Boyle está considerada como una de las productoras y distribuidoras más emblemáticas. Fue cofundadora de Sovereign Pictures, empresa que ha financiado películas como  Mi pie izquierdo o Cinema Paradiso. Sus películas han sido nominadas en 22 ocasiones para los Oscar de la Academia.  

(3) La figura del halcón tiene una gran presencia en la película por su simbolismo, tanto para el Nana e Ivan, como para la propia realizadora.

(4) Claudia Llosa se refiere a la escena en donde el personaje de  Jennifer Connelly ayuda a traer al mundo a una cría de cerdo.

Más información:
Crítica de La teta asustada (2009)

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