El lento y largo proceso de la recuperación fílmica
El Museo del Cine de Múnich, en colaboración con el especialista Wilfried Kugel, acaba de realizar una nueva restauración digital de una de las primeras películas consideradas de autor. Se trata de El estudiante de Praga, escrita en 1913 por el autor y también realizador Hanns Heinz Ewers.
Tuvimos la oportunidad de estar presentes durante la grabación que la orquesta Jakobsplatz de Múnich realizó no solo para su estreno mundial durante la pasada Berlinale, sino también para su emisión televisiva en el Canal Arte y su posterior lanzamiento en DVD.
La grabación tuvo lugar en el teatro Volksbühne am Rosa Luxemburg Platz, causándome una gran impresión el poder escuchar la partitura original y ver la nueva restauración pegada prácticamente al foro orquestal del escenario de uno de los edificios más emblemáticos del teatro popular en Berlín. Quiero enviar mis agradecimientos a Regina Hoffmann y Lisa Roth, responsables del archivo de documentación de la Deutsche Kinemathek, así como a Gerrit Thies, director del archivo del legado de la cinemateca, por invitarme a la grabación y por facilitarme acceso a numerosos materiales históricos.
El estudiante de Praga es una película inusual en su tiempo, pues no sólo es una de las primeras películas en Alemania de autor y de corte artístico (Künstler- Film), sino que fue además una de las primeras en usar una partitura original y en tratar el tema de lo siniestro y del doble. Hasta entonces estos temas se podían encontrar en las fuentes literarias pero nunca antes se había trasladado a la pantalla.
La película se centra en los infortunios de Balduin, un estudiante y uno de los mejores espadachines de Praga. Balduin, pobre como un ratón, conoce un día al siniestro Scapinelli y, a la manera de Mefistófeles, este le propone un pacto: La mayor de las riquezas a cambio de obtener lo que él quiera de la austera habitación de Balduin. Este acepta encantado y horrorizado ve cómo Scapinelli se lleva su imagen reflejada en el espejo, su doble y alma en realidad.
La versión original de El estudiante de Praga de 1913 no nos ha llegado en su totalidad, pero se conserva una versión remontada de reestreno del año 1926, así como una copia de la versión de exportación con intertítulos en inglés y mucho más corta que el original.
En 1987 tuvo lugar una primera reconstrucción de la película a cargo de Wilfried Kugel, experto y biógrafo de Ewers y colaborador también de esta última restauración. En este nuevo trabajo de reconstrucción y restauración, la música juega un papel fundamental pues, gracias a la conservación de la partitura original, se ha podido saber la duración total de la película, así como otros indicios de gran ayuda. Por la carta de censura de la película sabemos que faltan unos dos minutos.
Sobre detalles y dificultades especiales en el proceso de restauración pudimos hablar con Stefan Drößler, director del museo de cine de Múnich y encargado de la edición de esta restauración, también con Wilfried Kugel, supervisor de la primera restauración en el año 87. “Con su inestimable ayuda se pudo acceder a los materiales de los diferentes archivos”, nos confiesa el propio Drößler refiriéndose a Kugel. Bernd Thewes, encargado de la preparación e instrumentación de la partitura, pudo comentarnos también un poco sobre la música de la película y su autor.
—¿Cómo fue la situación de la copia antes de la restauración?, ¿faltaban fragmentos de la película original?
—Stefan Drößler: Wilfried Kugel fue probablemente el primero que se dio cuenta de que tenía que haber alguna copia o material disponible de esta película. La película como tal, nunca se perdió. De hecho, se hicieron muchas copias que hemos podido encontrar en diferentes archivos cinematográficos. Sin embargo, estas copias no eran la versión original. Nos encontramos con que había muchas versiones en circulación. Primero estaba la versión de exportación que era un poco más corta y que llevaba unos intertítulos en inglés, traducidos en Alemania. Era un inglés un poco extraño. Esta versión estuvo circulando en América. Un coleccionista privado cambió los intertítulos y esta forma parte de una versión mucho más corta en 60 milímetros que también tuvo mucha circulación.
En Alemania El estudiante de Praga fue reeditado en 1926, justo en el mismo año en el que un “segundo” Estudiante de Praga se estaba rodando. Esta versión tenía a Conrad Veidt como protagonista. Fue una especie de remake alemán. La nueva reedición del “primer” Estudiante de Praga, la realizó una nueva compañía que para hacerla más moderna añadió 101 intertítulos nuevos, intentando así hacer diálogos reales. De esta versión existe un negativo del cual se eliminaron los intertítulos. Al hacerlo quedaron escenas más cortas y jump cuts (cortes abruptos) por todas partes.
Para nosotros fue extraño el hecho de tener que cortar los intertítulos al comienzo de la escena. Por ejemplo, en la escena en la que Balduin ve por primera vez a su doble hay un intertítulo que dice “¿Quien eres tú?” y que no aparece en el momento en el que Balduin está enfrente de su doble y abre la boca para preguntarle. Esta era la técnica que se usaba en las películas mudas más primitivas. Es decir, veías el intertítulo y luego veías la puesta en escena o la ilustración de lo que decía el intertítulo. Sin embargo, esta forma estilística cambia en los años 20. Durante esta década se insertaba el intertítulo directamente cuando el personaje hablaba, teniendo que cortar algunos fotogramas cuando lo hacían.
Nuestro problema fue por tanto, el intentar restablecer en la restauración la copia tal y como era originalmente. Por otra parte, la película también estaba tintada y con virajes. En los años 80 ya se había hecho un plan de viraje pero para esta restauración pudimos conseguir los virajes de la copia en América y en Japón. Esto supuso una gran guía. Si vieras cómo eran las imágenes tintadas originalmente, te daría un shock, nosotros tuvimos que combinarlas y compararlas con la única versión en 60 mm que sobrevivió.
—¿Fue complicado acceder a los materiales?
—Wilfried Kugel: Cuando realicé la primera reconstrucción a finales de los ochenta sabíamos que había una versión con tintes y virajes pero no pudimos encontrarla porque no estaba todavía disponible. La versión con virajes de Japón fue encontrada en 1989, un año después de la primera restauración y nos tomó de tiempo hasta el año pasado convencer a los japoneses de que nos enviaran una copia. Stefan Drößler lo hizo posible.
La otra copia que era también tintada y con virajes, proveniente de la colección Rohauer, estaba en posesión privada en el pasado pero llegó a la Librería del Congreso de Washington entre el 2004 y el 2005, y lo hizo en forma de depósito de título, pues a la compañía no le estaba permitido depositar el material nitro, por ser inflamable. Así que la Librería del Congreso escaneó esta copia en nitro. Les costó un año, yo les fui escribiendo un correo cada mes hasta que al final lo hicieron.
La otra copia fue escaneada en Múnich, así que tuvimos a disposición dos copias que no pudimos tener a finales de los ochenta durante la primera reconstrucción. Fue sorprendente ver que estas copias eran más cortas que la versión alemana pero que a su vez contenían planos que no aparecían en la versión alemana, así que pudimos ponerlos juntos.
—¿Esta versión es entonces, la que se acerca más a la original?
—Stefan Drößler: Sí, es muy aproximada. Los planos que faltan están recogidos en unas indicaciones que escribió Ewers. Tenemos también las críticas de la época y la partitura musical que nos da una ayuda para ver el orden de planos y escenas. También conservamos una crítica que fue escrita muy al principio en donde vemos a Wegener y Ewers frente a Praga. Esto era una práctica muy común a principios de la década de los años 10. Es decir, el mostrar al director o al autor frente a las localizaciones, también al principio de la película. Los autores eran por aquel entonces incluso más importantes que los actores, pues daban más nombre a la promoción. En la crítica que te digo se dice que los dos van por la ciudad de Praga, así que es posible que los planos o la escena que falta en la película fuera la del principio del film, en donde se podría haber visto más de la ciudad de Praga.
Por otra parte, vemos que durante la escena de la caza faltan obviamente algunos planos. En el tratamiento de la película queda constancia durante la caza de la existencia de un jabalí y no sabemos si realmente fue filmado o al final se descartó la idea. Lo que vemos es que hay algunos jumpcuts (cortes abruptos) y material que nos falta en esa escena.
Es muy interesante ver que la película está realizada en largas tomas. La primera dura entre cuatro y cinco minutos, y si te imaginas lo que se hizo en esa toma es realmente impresionante: en el fondo vemos a estudiantes que se juntan y a la muchacha gitana. En primera línea vemos a ese estudiante sentado en la silla y vienen otros personajes que hablan con él. La gitana baila en el fondo y vemos un carruaje viniendo de la izquierda. El personaje de Scapinelli también aparece, y mientras Balduin y él conversan, la mujer gitana permanece detrás. Todo ello está coordinado. Realmente hay una especie de coreografía entre los elementos y está realizado de manera muy rítmica, incluso la cámara se mueve un poco a la derecha y vemos a Scapinelli y a Balduin salir de cuadro.
Es fácil imaginar qué complicada fue la puesta en escena, sobre todo en la escena cuando aparece el doble del espejo en la habitación de Balduin y todo ello en esas largas tomas, incluyendo breves movimientos de cámara. Es muy moderno, es fascinante y es hermoso tenerlo en una buena calidad de imagen en la cual puedes apreciar la profundidad de campo.
—¿Las localizaciones se rodaron en Praga y en Alemania?
—Sí, en Praga principalmente. Incluso hay una foto del equipo en Praga. También se rodó en los estudios de Babelsberg, en Alemania.
—1913 es un año un tanto prematuro para que surja una película tan moderna como El estudiante de Praga...
—Stefan Drößler: 1913 fue un año crucial para la historia del cine, pues es cuando nacen las grandes obras maestras del cine. Tenemos en Suecia la película Ingeborg Holm que fue dirigida por Victor Sjöström, y en Dinamarca la película Atlantis. En Italia y Francia a películas como Quo vadis y Germinal. Todas estas obras surgieron antes de que Griffith rodara El nacimiento de una nación.
1913 fue el año en el que el largometraje se estableció. Vemos también cómo el arte y el cine se pueden conectar. Todas las compañías se esforzaban por promover a escritores famosos, cuyos textos se pudieran adaptar a la gran pantalla. Lo interesante es que Ewers escribió un artículo sobre cine en 1907 y allí escribió sobre el llamado Kintopp. Pienso que fue el primero que inventó ese nombre y el primero en Alemania que escribió, buscando una conexión entre el cine y el arte. El cine era algo más que entretenimiento.
—¿Cómo surgió ese interés de Ewers por el cine?
—Wilfried Kugel: Ewers estuvo en París en 1908 y visitó las grandes compañías de cine Pathe y Gaumont, adquirió estímulos e inspiración sobre la técnica cinematográfica y los problemas que esta conlleva.
—Stefan Droßler: En 1913 Ewers fue a la compañía Bioscop y le contrataron. Con ellos firmó un contrato para hacer 10 películas. El estudiante de Praga fue su segundo film. El primero, Die Verführte, no gustó mucho y no se difundió. Ewers estaba muy orgulloso de su film El estudiante de Praga y esta película tuvo mucho éxito. Por otra parte, sucedió que el director de la compañía Bioscop se puso enfermo y fue Ewers quien gestionó los estudios durante 1913 y hasta principios de 1914.
—¿Dejó Ewers de gestionarlos debido al estallido de la Primera Guerra Mundial?
—Wilfried Kugel: No, Ewerts abandonó Berlín en la primavera de 1914 para viajar a Sudamérica y una vez allí, la guerra comenzó. No pudo regresar a Alemania. Durante la guerra estuvo internado en un campo de prisioneros del país. Permaneció en Estados Unidos hasta 1920 y pudo también hacer películas y escribir guiones. Lamentablemente, todo lo que Ewers hizo en ese tiempo se ha perdido. Finalmente pudo regresar a Alemania en 1921.
—Háblenme de la importancia de la música...
—Stefan Droßler: Fue compuesta adrede para la película, algo que era nuevo por aquel entonces, pues se trabajaba más con compilaciones musicales.
—Bernd Thewes: La cuestión musical fue enormemente importante y por aquel entonces la práctica habitual era no usar composiciones originales o música original para las películas, sino echar mano de las llamadas kinotheken que tenían músicas características para determinadas escenas y que estaban dentro de diferentes colecciones. En cada película se recopilaban y se tocaban.
En El estudiante de Praga la cuestión artística tenía gran relevancia, por ello se quiso dar en encargo una música original. Josef Weiss escribió la música para piano pero probablemente hubo otra versión para orquesta que quedó sin acabar, Durante el estreno, el propio Weiss fue quien tocó el piano. Josef Weiss era discípulo de Litz y usó motivos musicales de muy diferente proveniencia. Estos motivos musicales acompañan y anticipan el movimiento y también las intenciones de los personajes.
Escribe: Laura Bondía
Fuente de las imágenes: http://www.arte.tv/de/bildgalerie/7275724.html