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Como cualquier revista que se precie, la nuestra también tiene su sección dedicada a las bandas sonoras. Habitualmente correrá a cargo de Juan Francisco Álvarez, un mozo con muy buen oído... como podréis comprobar en cuanto se quite los cascos y atienda las llamadas telefónicas que le piden, insistentemente, su crónica musical para este número.

 

LA MÚSICA EN EL CINE DE POLANSKI 

Por Juan Francisco Álvarez

Komeda fue el músico indispensable de la filmografía polanskiana... hasta que falleció en un accidente de tráfico.Roman Polanski inició su andadura cinematográfica en Polonia y nadie mejor que  un compositor polaco, Krzysztof Komeda (conocido también como Christopher), para poner música a sus filmes. Director y compositor coinciden en una vida marcada con tintes dramáticos. Christopher Komeda nació en Varsovia en 1931, y murió en 1969 trágicamente después de un accidente de tráfico, fruto de una desenfrenada borrachera, sin consecuencias aparentes pero que derivó en misteriosas complicaciones desencadenando finalmente su muerte en Varsovia poco después. El mismo año se produjo el misterioso asesinato de Sharon Tate (esposa de Polanski), justamente cuando la fama sonreía a ambos y disfrutaban de los éxitos de La semilla del diablo.

Christopher era un apasionado del Jazz, pero no se dedicó a ello hasta que finalizó sus estudios de Medicina. Pronto se le conoce por sus arreglos, sus intervenciones como pianista solista y por el hecho de tocar en pequeños grupos de jazz. Polanski se fija en él, y ambos se inician en el cine con Dos hombres y un armario. Ya desde los inicios, la música de Komeda es jazz, mezclada a veces con pop, y en la que no falta la experimentación y la atonalidad. A este primer filme le seguirían El cuchillo en el agua, Repulsión, Callejón sin salida y finalmente sus dos partituras para el cine más renombradas: El baile de los vampiros y La semilla del diablo. Todos los títulos de Polanski en su etapa inicial (hasta "Rosemary's baby") cuentan con la colaboración de Komeda. También trabajaría para otros directores polacos como, Wajda y Skolimowski, o para el danés Carlsen. Sin embargo, es con Polanski con quien realizará sus mejores trabajos, es su fiel colaborador hasta su muerte.

En la partitura de El baile de los vampiros, Komeda introduce las voces masculinas y femeninas para crear un inquietante tema principal, que tiene un cierto aire kitsch a spaghetti western. La música siempre se debe a pequeñas formaciones musicales, unos 8 o 10 músicos le sobraban, pero, sin embargo, abusa de una gran variedad de sonidos de lo más extraños, experimentando hasta la saciedad incluso con la voz humana.

Siguiendo la misma tónica compondrá La semilla del diablo, donde la propia Mia Farrow, protagoniza también la canción de cuna que representa el inquietante tema principal. Cualquiera La voz es uno de los elementos clave en la partitura de "La semilla del diablo". que haya visto el filme, considerado por muchos como uno de los mejores filmes de terror de toda la historia del cine, recordará perfectamente esta tonadilla cuya letra no va más allá de repetir la sílaba La, pero que causa pánico y pavor en las escenas de terror psicológico de la película. Estamos ante una excelente muestra de cómo se puede utilizar un contraste musical para crear aquello que realmente se desea, pues aquí una inofensiva canción de cuna infantil provoca terror cada vez que se usa en la película, y ya sea en su formato principal o en sus variaciones  se vuelve aterradora y perturbante. Otro claro ejemplo de este uso lo tenemos en Jerry Goldsmith y su música en Poltergeist. La partitura de Komeda estuvo nominada ese mismo año para los Globos de Oro, pero nada pudo hacer ante Las sandalias del pescador de Alex North.

Ante los hechos acaecidos, Polanski cae en una profunda depresión creadora, y en sus posteriores filmes, algunos más personales y otros de encargo, no llega a encontrar un sustituto en las labores de la composición.

En Macbeth contará con la formación inglesa The Third Ear Band, logrando nominación a los "Macbeth" contó con una extraña partitura de la Third Ear Band que fue nominada a los premios Bafta. BAFTA en esa música entre lo oculto y lo místico que crean estos ingleses con una amplia variedad de instrumentos y sonidos. En ¿Qué?, con el compositor italiano Claudio Gizzi (conocido por sus partituras para los films de Morrisey: Carne para Frankenstein y Sangre para Drácula) y la inclusión de numerosa música clásica incidental.

Polanski dejará los Estados Unidos con Chinatown, una excelente muestra de cine negro puro y tal vez excesivamente duro, para la que cuenta con el compositor Philip Lambro propuesto por el productor Robert Evans. Polanski no convencido del trabajo de éste llama a su amigo y compatriota, el compositor Bronislau Kaper, para que le de su opinión sobre el trabajo de Lambro. Kaper es tajante y le dice que la música de éste es nefasta. Con la fecha del estreno ya fijada y con muy poco tiempo para florituras, Roman Polanski llama a Jerry Goldsmith, quien le compone una de sus mejores obras en sólo nueve días. Goldsmith recurre a una pequeña sección de cuerda, cuatro pianos, cuatro arpas, dos percusionistas y una trompeta solista, con los que ejecuta este homenaje musical al cine negro de los años cuarenta y más concretamente a Laura de David La partitura de Goldsmith para "Chinatown" sigue siendo una de las cotas más altas alcanzadas por el autor.Raksin. El tema principal, con las arpas creando unas tonalidades oscuras de las que se sale en el desarrollo del tema el solo de trompeta, es antológico y ya en los títulos de crédito nos da una visión triste, amarga y desoladora que en definitiva nos está caracterizando las interioridades del protagonista. Realmente Goldsmith lo concibió como un tema de amor pero con ese doble enfoque que le permite desempeñar estas dos facetas a la perfección. La banda sonora obtiene nominaciones al Oscar, el globo de oro y los premios BAFTA.

Dos años más tarde Polanski está en Francia rodando El quimérico inquilino y sin ganas de saber nada de Estados Unidos, donde se le acusa de la presunta violación de una adolescente de trece años. Nacionalizado francés y establecido en Paris, busca nuevo compositor y lo encuentra en Philippe Sarde, muy de moda por aquel entonces debido a su éxito con Sautet en Las cosas de la vida y sus trabajos posteriores para éste, Ferreri y Tavernier.

Con Sarde, Polanski realiza tres filmes: El quimérico inquilino, Tess y Piratas. Para El quimérico inquilino, Sarde compone una turbadora música atonal, carente de toda melodía pero En un CD de lujosa presentación acaban de ser reeditadas dos de las bandas sonoras más apreciadas de Sardé para Polanski: "Tess" y "El quimérico inquilino". que va como anillo al dedo a la inquietante película de Polanski. Sin embargo regresa a su estilo más fiel con Tess, para la que compone una música sensual aunque a la vez llena de tristeza y melancolía, presentes en una protagonista cuya inocencia ha sido robada. A Sarde se le acusa a veces de haber sido demasiado reiterativo en la música melosa de esta película, sin embargo hay que decir en su defensa que esta reiteración no es gratuita sino que evoca en sus diferentes variaciones los sentimientos de Tess. Subrayar el corte utilizado en los viajes de Tess, desde su pueblo a casa de los Uberville, vivo y con un sonido similar a los cascabeles de los caballos. También están presentes canciones y danzas tradicionales de la campiña inglesa de la época, así como el inconmensurable corte del cementerio, donde un sonido de campanas desafiantes retan en el ocaso del día a una Tess que presurosa entierra los restos de su hijo no querido, a pesar de la negativa del pueblo al mismo.

La partitura de Sarde fue grabada en Londres por la prestigiosa London Symphony Orchestra y bajo la batuta de Carlo Savina. El film obtuvo una gran acogida internacional, tanto de crítica como de público y su música también gozó de una nominación al oscar, pero Philippe Sarde tuvo que conformarse en ver cómo se lo llevaba Michael Gore por Fama. A pesar de ello, estamos ante una de las mejores, si no la mejor composición de Philippe Sarde.

El clima creado en el equipo que trabaja con Polanski era estupendo, Brach como guionista, Guffroy en los decorados y Sarde en la música. Sin embargo en el siguiente film de Polanski "Piratas" fue un fracaso en todos los sentidos, incluida la partitura de Philippe Sarde. este equipo cerrará su colaboración. Fue como si un ángel negro se hubiese cebado en ellos y Piratas fue un auténtico fracaso en todos los sentidos. En palabras del propio Sarde, Polanski estuvo falto de gracia y mi música también. Y aunque en la carpetilla del LP o del Compacto, Polanski no repara en elogios hacia su compositor, la verdad sea dicha, la relación entre ambos termina bastante mal, y Philippe Sarde asegura no haber visto ninguna de las posteriores películas de Polanski. Aunque el CD esté actualmente muy buscado y sea una pieza de coleccionista, hay que decir que Sarde no se equivocó al decir que su música estaba carente de ideas y originalidad, y que igual se queda a un paso del gran estilo del maestro Korngold como a medio paso de la parodia del género de aventuras y más concretamente del de piratas. Sin embargo sí captó la idea de dar dos toques bien diferenciados y en el tono adecuado, a los dos bandos enfrentados en el filme, los piratas ingleses y los hidalgos españoles.

Polanski, a pesar de la gran amistad que mantuvo con Sarde, rompe después del fracaso de Piratas y busca a Ennio Morricone para la música de Frenético, su nuevo proyecto. El maestro romano compone una opresiva partitura que no acaba de ser del gusto del director, pero que Morricone nos ofreció una banda sonora frenética para la única película en que ha trabajado con Polanski: pero el director no acabó muy contento con el trabajo del maestro italiano. está muy por encima del trabajo de Polanski, a pesar de contar con la baza de Harrison Ford en la interpretación. Morricone mezcla instrumentación de lo más moderna (guitarras eléctricas, percusiones contundentes, sintetizadores etc..) con instrumentos de corte más tradicional (el omnipresente acordeón) que subrayan el ambiente parisino de la historia. El ritmo de los cortes es frenético, nunca mejor dicho, y el maestro se emplea a fondo en dotar a las imágenes del reclamo que éstas buscan: intriga, suspense y obsesión. Cortes obsesivos, con sonidos imitando el latir acelerado de un corazón, o atmósferas opresivas acompañan a Harrison Ford y Emmanuelle Seigner por los tejados y garajes de Paris. Como curiosidad decir que nuestro Pedro Almodóvar renegó de la música que el maestro romano le compuso para Átame, eliminando de un plumazo más de la mitad por ser demasiado convencional y por, según el propio Almodóvar, parecerse demasiado, excepto en dos notas, a la compuesta para Frenético. También destacar que Polanski y Morricone se volverían a encontrar, pero esta vez bajo las órdenes de Guiseppe Tornatore, en Una pura formalidad, lo cual también tiene su parte de morbo.

A pesar de ser una buena composición la de Morricone para Frenético, Polanski cambia por su amigo el todopoderoso Vangelis en su siguiente proyecto: Lunas de hiel. Y para añadir más morbo a la historia de Polanski y su relación con los músicos de sus películas, hay que decir que Vangelis graba la música de esta película en su recién estrenado estudio, Estudios Epsilon: una Por fin, con "La muerte y la doncella" Polanski ha encontrado quien sustituya a su añorado Komeda... y no podía ser más que otro compositor polaco: Wojciech Kilar. especie de invernadero musical donde el compositor puede sentirse en contacto con la luna y las estrellas, en Neuilly-sur-Seine, precisamente el pueblo natal de Philippe Sarde. La música, lejos del estilo propio de Vangelis simplemente cumple como acompañamiento a esta película, y Polanski prefiere mantener su amistad con Vangelis y no encargarle ninguna composición más.

Y por fin, después de años de búsqueda del sustituto ideal de Christopher Komeda, parece que Polanski lo ha encontrado en la figura del polaco Wojciech Kilar. Como el hijo pródigo que vuelve a sus orígenes, Polanski ya ha contado con Kilar en sus tres últimas películas: La muerte y la doncella, La novena puerta y El pianista, pendiente de estreno en nuestro país.

En La muerte y la doncella, Polanski vuelve a querer expresar más allá de las imágenes el dolor y la desesperación y nadie mejor que Kilar sabe transmitir esto. La música de Kilar suena a marcha fúnebre con toques marciales, aunque también hay momentos para la esperanza y la satisfacción por una explicación a los hechos que atormentan a la protagonista. Un claro reflejo de esto lo tenemos en la música intimista, pero triste y melancólica, del Paulina’s theme. Sin A Kilar hay que reconocerle antes que nada su voluntad de plegarse a los designios de un realizador que ya en dos títulos ha hecho predominar la música clásica sobre su bana sonora original. embargo hay que decir que la música del filme se sustenta en gran medida en la música de Franz Schubert y su Cuarteto de cuerda 14 «La muerte y la doncella» en re menor D 810. Incluso en el compacto de la banda sonora, la música de Schubert ocupa 44 minutos, por tan solo 24 de la música de Kilar.

Para La novena puerta, Kilar cuenta con Filarmónica Ciudad de Praga, su coro y la excepcional soprano Sumi Jo, que le da otra dimensión a la música. Música demoníaca, inquietante y del más allá, que recuerda mucho en su planteamiento a su excelente Drácula, de no ser por la turbadora presencia de la voz de Sumi Jo y la gran variedad de temas y matices presentes. Una banda sonora que saca nota y supera con creces las grandes expectativas generadas ante este nuevo filme de Polanski, muy por debajo de sus posibilidades.

Y por último, la todavía no estrenada última creación de Polanski, El pianista. Nuevamente este filme cuenta con excesiva música clásica y con poca posibilidad de lucimiento para el maestro polaco, que hilvana en unos cuantos cortes la música del holocausto nazi, con esos toques judíos esenciales y necesarios. Aunque en esta ocasión justificamos, por un lado, la utilización de tanta música clásica, pues no en balde el protagonista es un pianista y por otro lado, le perdonamos al maestro ese sabor a deja vu –en La lista de Schindler concretamente- pues en ambos casos hablamos de películas ambientadas en el mismo tema y época y donde las reminiscencias judías han de estar presentes. Simplemente nos queda augurar un futuro prometedor a ambos, ya sea juntos o separados, pues ambos son unos grandes creadores de emociones y sentimientos.

 
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