| HEART OF DARKNESSPor Luis Tormo
"Ser director de cine es uno de los pocos puestos verdaderamente dictatoriales que queda en este mundo, que se va haciendo cada vez más democrático. Eso, sumado al hecho de que estaba en un lejano país oriental, era mi dinero, estaba en la cresta de la ola de la popularidad que me habían dado las dos películas de El Padrino, contribuyó a que llegara a un estado similar al de Kurtz" (comentario de Francis Coppola en Heart
of Darkness)
Desde
luego, una película (y todo lo que significa) viene dado por las imágenes que
se muestran en la pantalla. Es en ese limitado, y a la vez infinito espacio, es
el que abre todas las explicaciones que un film, como cualquier obra de arte,
despliega a quien lo contempla. Lo que ocurre es que hay algunas películas que
dan pie a otro tipo de reflexiones más allá de las estrictamente cinematográficas
(sociológicas, económicas, etc.), y Apocalypse now es una de ellas. La
cita de Coppola que encabeza este artículo y que resume perfectamente el espíritu
con el que el director americano afrontó la producción de este film, encierra
dos reflexiones que pueden complementar la visión de Apocalypse
now. En
primer lugar, testimonia de una manera muy clara el momento por el que pasa
Coppola en estos años (1975-1982), un momento de euforia dentro de la industria
del cine, un momento de máximo control de su obra cinematográfica, con rienda
suelta para asumir todas las decisiones (pues entre otras cosas, Coppola puso en
juego su patrimonio personal para obtener el control del film). Para bien y para
mal, tal y como se ve en Heart of Darkness,
la actuación de Coppola tiende a la desmesura, al gasto y a la desproporción
(algo que en su siguiente producción le pasaría factura, y no es una frase
hecha, nos referimos a facturas puras y duras) a pesar de que la justifique
mediante trazos de autor. En un momento importante del rodaje, la escena del
ataque de los helicópteros al poblado, Coppola le da la pauta a Vittorio
Storaro (director de fotografía) comentándole que quiere espectáculo ("los
yanquis cuando vamos a un sitio lo hacemos a lo grande") y eso es
precisamente lo que es Apocalypse now,
un gran espectáculo. Coppola
se siente tan autor y con tanta confianza en esta momento que, sobre la base de
un guión escrito en 1969 por John Milius, se dedica a reescribir la historia,
elaborando los fragmentos del guión por las noches para rodar al día
siguiente, y a veces, incluso ni siquiera elabora el guión pues los actores sólo
contaban con cartulinas llenas de palabras y temas anotados. De ahí ese aire de
escenas sueltas, independientes que conforman todo el film. De igual forma, toda
la parte final del filme, que abandona el relato de aventuras para centrarse en
el contenido más simbólico, es fruto no del guión sino de la falta de él,
pues el director de El padrino no
estaba satisfecho con el final (una batalla) y junto con Marlon Brando (el único
en el rodaje que se impone a Coppola) improvisan una serie de conversaciones
sobre el sentido de la guerra, la violencia, la ambigüedad de las ideologías...
que al final constituyen el sustento de ese último tramo. Este
sentido de ser dueño de su película es el que impulsa a Coppola a imponerse a
todas las desgracias que sufrió a lo largo de los casi ocho meses que duró el
rodaje en Filipinas:
Y
son precisamente estos contratiempos los que parece que equiparan la acción
ficticia a la real; y los que llevan al director a tal estado mental que llega a
afirmar (y volvemos a la cita de arriba) que se encuentra en un estado similar
al de Kurtz. Cuanto más complicado se vuelve el ascenso por el río en busca de
Kurtz, más complicada se va volviendo la producción y eso parece que afectó a
todos los niveles. Y la contradicción es que cuanto más quería controlar los
temas, más se le escapaba todo de las manos (significativas son las relaciones
de los actores, con especial mención para Dennis Hopper, absolutamente
desquiciado). Incluso en el propio documental contrasta la actitud de Coppola
con la de su amigo, George Lucas, el encargado originariamente de dirigir el
film a principios de los 70 (la idea era rodar con muy poco personal y en el
mismo escenario en que se desarrollaba la guerra). El director de La
guerra de las galaxias, experto también en el control de sus obras, pero más
riguroso a la hora de la producción, ya avisó a Coppola de las dificultades de
rodar una gran superproducción en un país como Filipinas.
Heart of darkness
tiene momentos superiores, situados casi al mismo nivel que Apocalypse
Now, y valga como botón de muestra la escena en que Martin Sheen está en
su habitación, se mira al espejo y lo rompe, que funciona mejor en el cómo
se hizo que en la propia película. Curioso ejemplo de cine sobre cine,
especialmente ahora que con la aparición del nuevo formato DVD se ha puesto tan
de moda el cómo se hizo, pero que en
la mayoría de los casos son ejemplos bastante estériles, aburridos y
acomodaticios (su único fin es la promoción).
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