No
es fácil emular El último tango en
París. No basta con relatar una historia de atracción sexual entre
desconocidos que acaban trascendiendo su pasión física para entrar en el
nebuloso terreno del amor. Eso es sólo una idea, y la idea hay que
llevarla a la práctica, hay que ponerla en imágenes, y es ahí
justamente donde la mediocridad de sus epígonos hace brillar con toda su
potencia la gran obra de Bernardo Bertolucci.
Intimidad
es uno más de esos tristes remedos. Triste porque su intención se pierde
en un farragoso e insustancial relato recubierto de una enfática
presencia que no hace sino agravar el resultado. Los personajes carecen de
la profundidad necesaria para dotar de verdad su peripecia, y aunque tal
insuficiencia parece que se quiere suplir atribuyéndoles una biografía
densa (abandonos, maridos comprensivos, hijos, ...) el resultado es
completamente plano, cuando no absurdo. Quizá Marlon Brando hubiese
podido dar entidad a personajes como el que nos presenta la película,
pero Brando ya no parece estar para esos trotes.
Por
otra parte, las tramas secundarias son absurdas, y sus protagonistas
esperpénticos. En muchas ocasiones parece dar la impresión que la
historia no da más de sí (tampoco es cuestión de rodar un porno), y no
queda más remedio que bifurcarla en direcciones que ni aportan nada
interesante, ni la completan, ni la matizan, ni la hacen entretenida. Las
referencias al teatro que reproduce/idealiza la realidad resultan a estas
alturas tan manidas, que sólo pueden conducir al sopor. El papel del
alelado marido de la protagonista y su relación con el amante de su
esposa posee fundamentos para la comedia, pero no parece ser esa la
intención del director.
Y
a todo esto que llega el amor. Pero llega porque tiene que llegar, porque
lo exige el guión, porque esa es la historia, pero no porque descubramos
en los personajes una evolución que nos conduzca a ese punto.
Perfectamente igual podría haberlos conducido al asesinato en serie.
Pero
lo más grave es que todo esto está contado con un empaque de
pretensiones rupturistas que ni siquiera resulta agresivo; tan sólo
aburrido. La cámara al hombro puede tener una funcionalidad, responder a
exigencias de la narración, pero lleva camino de convertirse en un
recurso intelectualoide que lo único que consigue es que no podamos ver
la película. Quizá así, pensará alguno de sus ideólogos, llegaremos a
creer que lo que no hemos podido ver tiene cierto interés, porque lo
visto...
Poco
queda por decir. Si películas como ésta triunfan en festivales como el
de Berlín, mal vamos. Si la evolución del lenguaje cinematográfico ha
de seguir estos caminos, peor.
Marcial Moreno
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INTIMIDAD
Título Original:
Intimacy
Género:
DRAMA
Dirección:
Patrice Chéreau
Guión:
Patrice Chéreau, Hanif Kureishi, Anne-Louise Trividic
Producción:
France 2 Cinéma (FR 2), Studio Canal, Greenpoint Films
Fotografía:
Eric Gautier
Música:
Éric Neveux
Montaje:
François Gédigier
Intérpretes:
Mark Rylance, Kerry Fox, Timothy Spall, Susannah Harker, Alastair
Galbraith
Distribuidora:
Vértigo Films
Calificación:
No recomendado menores de 18 años
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